martes, 24 de marzo de 2020

Yes, Lord. I do believe

Católicos chinos. Fuente: actuall.com

En medio de la pandemia del coronavirus, los católicos aprovechamos para practicar conductas que muchas veces hacemos de manera mecánica y sin la suficiente profundidad: rezar el rosario, leer la Biblia o revisar escritos doctrinales que nos ayuden a enderezar nuestra fe, la cual está a prueba con este confinamiento que nos impide salir a confesarnos, escuchar misa en nuestra parroquia o visitar el Santísimo Sacramento por unos minutos. Es una prueba en la, para muchos, cuaresma más difícil de sus vidas; aunque por supuesto, no tiene comparación con el testimonio de los mártires, en países donde la fe es perseguida, especialmente en Corea del Norte, Somalia, Pakistán, Arabia Saudí e Irán.
 
Algunos de los sacerdotes italianos fallecidos por el coronavirus. Fuente: acn-chile.com

Tenemos bastantes testimonios de sacerdotes y religiosos que entregan su vida por amor a los enfermos por el COVID-19, sin importar el riesgo de contagio. Porque como bien lo dijo San José de Calasanz, "perdida está el alma que antepone la salud a la santidad". El cuerpo muere, pero el alma humana no. Eso no significa despreciar la salud propia ni la de los necesitados. Simplemente, no debe descuidarse la misión de abandonar espiritualmente a las ovejas encomendadas a un pastor específico. Es difícil, pero la oración fortalece y da paz a quien invoca a Dios en medio de esta crisis. De ahí la importancia de escuchar la misa por televisión o por internet y unirse a la comunión espiritual, previa recitación del acto de contrición con sinceridad de corazón.

P. Frank Pavone. Fuente: ncregister.com

¿A qué viene todo esto? ¿Acaso es un recordatorio más? No. Porque esta vez deseo compartir el impacto que me produjo una homilía predicada por el sacerdote Frank Pavone, un sacerdote que desde Florida, Estados Unidos, sostiene y educa en la fe a miles de fieles desde los medios de comunicación. Curiosamente, fue mi primera misa vivida en la intimidad de mi hogar, seguida en vivo por Facebook y hablada íntegramente en inglés sin traductor (una oportunidad para practicar el idioma de la globalización). Era el cuarto domingo de cuaresma y el evangelio hablaba de la curación a un ciego de nacimiento. La homilía fue extraordinaria y tiene mucha actualidad en lo referido a la actitud de muchos corazones ante la verdad.


Para comenzar, las palabras de Jesús respecto a que ni el ciego ni sus padres pecaron, sino que el primero nació así para que se "manifiesten en él las obras de Dios", es un reto para nuestra inteligencia, pues casi siempre asociamos los males del cuerpo a quienes pecaron. Sin embargo, podemos tener buena salud y aun así ser ciegos de espíritu. Esto es lo que tenían los fariseos que interrogaban intrigados y escépticos al ex ciego por el milagro y su autor. Cuando se encuentra con Jesús y lo reconoce como el hijo del Hombre se convierte y lo sigue ("Yes, Lord. I do believe" en palabras pronunciadas en la misa). Los fariseos, pese a seguir la ley de Moisés, se proclaman puros, por el mero hecho de cumplirla a rajatabla.

Fariseos de la película La pasión de Cristo. Fuente: masfe.org

Como Cristo siempre rompe esquemas, curó en pleno sábado al ciego. Eso "descuadró" a los fariseos, quienes consideraban inaudito realizar milagros ese día por más profeta que alguien dijese ser. Sin embargo, debido al poder político y no sólo religioso que ostentaban, amenazaban a todo el que reconociera como el mesías a Jesús. Pero éste les hizo ahondar más en su confusión al decirles «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos». Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?» Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece» (Jn. 9, 37-41).

Máscaras. Fuente: infomistico.com

Jesús les hace ver su ceguera espiritual al no amar con obras como Dios pide. Las obras definen a una persona y no sus poses, imágenes, contactos, títulos o privilegios. Podemos estar en la Iglesia Católica y aun así no rendir fruto para gloria de Dios. Podemos alegar ser católicos y aun así no darnos un tiempo para profundizar en los misterios de nuestra fe. Podemos perseverar en cualquier comunidad católica y aun así dejarnos llevar por la acedia, es decir, el no alegrarnos con las cosas de Dios. Podemos decir ser católicos y aun así apoyar causas abiertamente contrarias a lo que enseña Cristo y su Iglesia. Aquí es cuando el Espíritu Santo habló a través del padre Frank Pavone y que merece un párrafo aparte.


Satanás busca dividir a través de la soberbia y el odio. Jesús, en cambio, vino atraer división no en base a intereses mezquinos sino para separar la luz de la oscuridad, la verdad de la mentira y el odio del amor. Esa separación es la que pone en evidencia la actitud de los corazones ante el anuncio del Evangelio. La práctica de la caridad, la oración, la frecuencia de los sacramentos y la formación permanente en temas de fe fortalecen el alma con el tiempo y nos ayudan a ver la realidad temporal ayudados por el Espíritu de la Verdad y no limitados por criterios filosóficos, materiales, políticos o económicos. La ceguera espiritual de los fariseos, la cual es puesta al descubierto por Jesús, es un recordatorio de que muchas veces nos dejamos llevar por el orgullo para no ver más allá de lo que nos muestran nuestros sentidos.

Manifestación en favor del aborto en Buenos Aires. Fuente: evangelicodigital.com

Una clara muestra de esto es la actitud de los seguidores de lo "políticamente correcto", de quienes apoyan las causas pro-elección, es decir, aborto, eutanasia, ideología de género. De quienes defienden a las mujeres violentadas acusando de violadores a todos los varones por el hecho de serlo, de quienes, al carecer de argumentos racionales insultan en redes a sus críticos usando perfiles anónimos, de quienes blasfeman y vandalizan edificios católicos con total impunidad, de quienes promueven leyes anti-vida y anti-familia pensando en los "derechos humanos", entre otros ejemplos. Todos alegan estar "en el lado correcto de la historia" como aseveraron el dictador Nicolás Maduro o el primer ministro Justin Trudeau.


"Hombre rico y Lázaro", de Gustave Dore

La ceguera espiritual es un claro reflejo de los corazones que desprecian la verdad, por más poderosos, carismáticos y notables comunicadores que sean, pese a que sucedan hechos extraordinarios que inviten a su conversión. Eso tiene una estrecha relación con la parábola de Lázaro y el rico, específicamente cuando el padre Abraham le responde al condenado rico “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite.” (Lc. 16, 31). De esta manera, los dos citados pasajes de evangelio hablan de manera contundente sobre las consecuencias de nuestros actos y omisiones y de la trascendencia de nuestra existencia más allá de la muerte, especialmente ahora 25 de marzo, que se celebra además de la Fiesta de la Anunciación, el Día del niño por nacer.

P. Leandro Ricotta recorriendo con el Santísimo las calles de Palermo ante el coronavirus.

Finalmente, en medio de esta pandemia que nos obliga a repensar nuestras prioridades y hábitos, no podemos dejar de escuchar lo que Dios nos comunica. Por mi parte, el padre Frank Pavone se ha ganado el apoyo, oraciones y admiración del autor de este artículo. No hay duda de que Dios sorprende siempre y que no deja de tener vigencia su Palabra para beneficio de nuestras almas. Por lo tanto, sigamos con devoción y humildad al Padre, a pesar de los diversos problemas que nos agobian, sobre todo los referidos a la lucha contra la cultura de la muerte, pues Jesús ya nos tiene garantizada la victoria.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Una voluntad sin cadenas


Terrence Malick es un cineasta y filósofo que no brinda conferencias de prensa y que no hace cine dirigido para las mayorías. No busca la taquilla para enriquecer a la industria, sino que hace reflexionar al espectador a través del arte de mirar una película y extrayendo sus conclusiones de acuerdo al contenido de su cine, muchas veces dedicado a cosas tan elementales como la creación, la vida, la fe, el amor, la ternura, el silencio, etc. "Una vida oculta" es una de las mejores películas de la cartelera comercial y, sin temor a equivocarme, podría estar entre las mejores del joven año 2020. Porque Malick, en su calidad de cineasta nos ha dejado filmes notables como "Badlands", "La delgada línea roja", "El nuevo mundo" y "El árbol de la vida".

Beato Franz Jägerstätter y su esposa Fani. Fuente: denvercatholic.org

Franz Jägerstätter era un campesino austriaco ejecutado por los nazis por negarse a prestar juramento de fidelidad a Adolf Hitler y servir en el ejército alemán. Esa es la premisa sobre la que se basa "Una vida oculta". Al principio es la típica película hagiográfica de ésas que se transmiten en EWTN o PaxTV, sobre todo con el audio español peninsular que muchas veces le quita intensidad y hasta calidad al metraje. Es como proyectar La pasión de Cristo, de Mel Gibson, en cualquier idioma que no sea arameo y latín. Incluso podría decirse que se centra en aquéllas partes más trascendentales de la vida del personaje, como si fuera un resumen audiovisual, de la misma forma que la historia de un artista, héroe, político, criminal, etc, que nunca dejará de darle insumos a Hollywood para amenizar, de acuerdo al estilo de cada realizador.

Faena agrícola en St. Radegund. Fuente: eldestiladorcultural.es

Sin embargo, cuando empiezas a verla quedas un tanto desconcertado ante la prolongada duración de ciertas escenas y momentos en la trama, los monólogos en off y con clave reflexiva, los silencios, los primeros planos y los momentos de diálogo que son pocos. Ahí te das cuenta que no es un biopic convencional, ya que acá no se busca ilustrar con abundante información literaria sobre cada detalle de la vida del personaje, sino contemplar atentamente su vida cotidiana, la relación con su esposa, sus hijas, sus vecinos, y sus autoridades, y cómo todo ello nos lleva a conocerlo mejor con pocas palabras. Son memorables sus palabras en defensa de su postura, poco antes de ser guillotinado: "Si debo escribir con mis manos en cadenas es mejor que si mi voluntad estuviera encadenada".

Escena del juicio en el Tribunal Penal del Reich. Fuente: lanetaneta.com

Entonces, ¿qué hace especial a Una vida oculta? Su carácter contemplativo en lo referido a la fe del personaje, el amor a su familia, sus momentos de alegría y espontaneidad, su fe inquebrantable, la relación con sus vecinos y autoridades que ceden ante el avance de la ideología nacionalsocialista (una licencia que Malick se toma con respecto a la actitud antifascista que tuvo la gente de St. Radegund) y, especialmente, su fidelidad a su conciencia católica, debidamente cultivada mediante la oración, la apologética y la práctica como terciario franciscano, igual que su esposa. La fotografía de los paisajes montañosos de Austria, la vida reposada de los habitantes del pueblo, sus faenas diarias, sus prácticas religiosas y su actitud ante la cada vez más agresiva política nazi, son lo más atractivo de la película, al igual que las excelentes actuaciones de todo el reparto, especialmente del protagonista August Diehl.

Terrence Malick. Fuente: indiewire.com

No obstante, hay dos aspectos que resaltan por encima de todo ello en el film. En primer lugar, el tratamiento filosófico de la trama. Malick busca reflexionar sobre el sentido del dolor y la incomprensión en un mundo alejado de Dios y de toda práctica de misericordia en nombre de un nacionalismo extremista abiertamente hostil contra cualquier forma de disidencia. Para ello no se limita a exaltar la belleza rural y montañosa del pueblo de Franz, sino que también la busca en el interior de las cárceles, patios y tribunales manejados por los nazis.

Escuchando la homilía dominical. Fuente: alfayomega.es

En segundo lugar, la imagen de Dios. En una escena, un restaurador de los frescos de la iglesia del pueblo dice que, sin creer necesariamente en lo que profesan los cristianos, pinta o restaura aquéllo que ellos sí creen, "mirando hacia arriba", pero que busca pintar a un Jesucristo realista, es decir, como se vería si viviera en ese pueblo y pasara por todo lo que la gente vive diariamente. Sin duda, el artista es un hombre en búsqueda de la verdad por medio del arte, pese a las contrariedades de su oficio o de su propia vida.

Fani con sus hijas, nietos y bisnietos en la misa de beatificación de su marido mártir. Fuente: cross-press.net

Las películas "Sophie Scholl: los últimos días", "Un hombre para la aternidad", e incluso la bélica "Hasta el último hombre", contienen tramas basadas en personajes históricos que actuaron de acuerdo a su propia conciencia sin traicionarla. "Una vida oculta" no escapa a ello, pero con su carácter meditativo, pausado y lleno de contrastes invita al espectador, a lo largo de sus 3 horas, a adentrarse en el misterio de la providencia, la resignación, la incomprensión, la fortaleza interior y el poder del amor, a través del testimonio de Franz Jägerstätter, reconocido como mártir y beatificado por el Papa Benedicto XVI en presencia de su viuda de 96 años. Sus hijas, nietos y bisnietos también asistieron a la ceremonia.en su pueblo de la diócesis de Linz, Austria.

Procesión del Corpus Christi. Fuente: cope.es

En resumen, es una película alegre y triste, luminosa y oscura, angustiosa y esperanzadora, salvaje y civilizada. Todo a la vez; tan contrastante como las experiencias del personaje, no muy distintas de lo que cualquier persona vive cuando se toma en serio la salvación de su alma en medio del valle de lágrimas que constituye nuestro paso por esta vida. Una película sincera, hermosa, humana y recomendable que necesita mayor difusión ante la trivialidad de lo que muchas veces ofrece la cartelera comercial.