sábado, 23 de diciembre de 2017

Lecciones de una dantesca peregrinación


Muchos hablan del Infierno de Dante debido a la novela "Inferno" de Dan Brown, por citar un ejemplo literario. O también del noveno círculo, donde son enviados los traidores. Debe ser porque el infierno provoca curiosidad y pavor a la vez, como para disfrutar de una película de terror al lado de tus amigos o de la chica que te gusta para que se aferre a tu brazo. Personalmente, el terror gringo me da risa debido a la grandiosa ridiculez y repetición de los mismos temas clichés: muertos vivientes, casas embrujadas, hombres lobo, vampiros, fantasmas, serial killers, etc. Llega un momento en que uno ya se harta de ver lo mismo y decide buscar ejemplos realmente sobresalientes, tanto en el cine como en la literatura.


Viendo una entrevista televisiva de la periodista Milagros Leiva a su colega Aldo Mariátegui, éste, con su acostumbrada ironía, respondió a la pregunta de por quién votaría si en una segunda vuelta electoral tuviera que elegir entre Verónica Mendoza y Marco Arana: "¡Me quedo con Jorge Chávez (el aeropuerto), me voy! ¿Qué vas a poner al cura Arana? ¡Pobre país! Ahora, (los peruanos) son capaces. ¡Son capaces! Yo ya perdí toda esperanza. Esto es como el Infierno de Dante: la puerta de entrada con el letrero". A partir de ahí me surgió el interés de leer "La Divina Comedia" y saber a qué se refería con eso y por qué sigue siendo vigente siete siglos después de escrita y publicada.


No voy a hacer una crítica literaria ni tampoco una descripción detallada de cada canto del poema. Para eso tenemos a los profesionales que durante siglos se encargaron y se encargarán de analizarla en facultades de literatura y en conferencias, como la que tuvo lugar el martes 12 de diciembre en el Instituto Italiano de Cultura, a cargo del profesor Carlos Gatti Murriel, miembro de la Dante Society of America. Su ponencia fue realmente enriquecedora, pues analizó los dos primeros cantos del Infierno y cómo se le puede calificar de maestro en lo referido no sólo a lo poético, sino principalmente a lo humano, pues el ser humano busca siempre el camino que lo ayude a tener esperanza y razón para vivir.


Qué mejor que enfocarse en compartir las emociones que provoca leer una obra tan fascinante, compleja y repleta de mensajes positivos para la vida. Al igual que el poema castellano "Cantar de Mio Cid" está escrito con el español de hace 800 años y por lo cual es complicada de entender a la primera lectura, "La Divina Comedia" comparte la misma característica, con las diferencias de que es italiana y no es una obra anónima. Expreso mis respetos a quienes intenten seguir la trama en audiolibro, si es que leyeron previamente "La Ilíada" de Homero y "La Eneida" de Virgilio, estudiaron la historia medieval italiana y se empaparon de los personajes e historias de la mitología griega, nórdica y romana. Todos esos requisitos hay que cumplir para entender a cabalidad esta obra maestra, aparte de tener permanentemente al lado el diccionario. Si te gusta leer y aceptas el reto, me quito el sombrero por tu decisión.


El descender (metafóricamente) por los círculos del infierno escuchando como música de fondo el Réquiem de Mozart hace que te llamen loco, rayado, alucinado, o lo que sea. Pero si es por meterse en el pellejo de Dante Alighieri, bienvenido sea. Si bien el primer círculo es el limbo (donde van a parar los no bautizados), es la expresión del pensamiento de su época, pues si bien San Agustín de Hipona esbozó esa teoría (nunca declarada como dogma por la Iglesia), ahora lo que se practica es rezar por esas almas y encomendarlas a la misericordia de Dios, pues no tienen la culpa de no haber tenido la oportunidad de recibir ese sacramento de iniciación. El resto de círculos describe a varios grupos de condenados por diferentes pecados sufriendo tormentos eternos como consecuencia de su decisión de estar ahí (Dios no condena, sino uno mismo).


Tras salir del Infierno e iniciar el ascenso por la montaña del Purgatorio hasta llegar al jardín del Edén, es de destacar cómo es purificado cada grupo de almas por los diferentes pecados capitales en los que más cayeron a lo largo de sus vidas. La escala de la montaña que más me impactó fue la de los avariciosos, pues éstos se encuentran echados y obligados a mirar la tierra sin poder levantarse, como demostrar que vivieron poniendo su mirada y su corazón en las riquezas materiales y no en el Todopoderoso, que siempre enseña que vivir persiguiendo los bienes del Cielo es lo que nos da esa paz y regocijo interior que tanto anhelamos. Al igual que en el Infierno, Dante es guiado por el poeta Virgilio, hasta llegar al Edén, porque a partir de ahí será conducido al Paraíso por Beatriz, el amor de su vida, quien murió a los 24 años, y pese a que Dante la vio sólo 2 veces en su vida, fue suficiente para amarla profundamente como a nadie. Qué mejor prueba que leer su poemario "Vida nueva". Incluso en el Paraíso, al contemplarla, él renuncia expresamente a describirla, pues reconoce que su talento (extraordinario) es completamente nulo ante la gran belleza de su amada.


El ser llevado al Paraíso, donde habitan los bienaventurados y la Iglesia triunfante, es una antesala al memorable clímax final. Los nueve cielos reúnen a diferentes grupos de almas purificadas, amorosas, piadosas, sabias y santas. No existe el más mínimo reproche por estar en un cielo inferior o superior, pues la Justicia Divina recae en mérito a las obras de cada uno y las conversaciones que Dante sostiene con algunas almas al respecto son demostraciones de que ya no se goza de acuerdo a la carne, sino al espíritu y que todos son "como ángeles en el Cielo" (Jesucristo dixit). Hay varios santos como personajes: Francisco de Asís, Lucía de Siracusa, Pedro Damiani, Tomás de Aquino e incluso aparece en el cielo de los mártires el tatarabuelo de Dante. Una parte muy interesante está en el Canto XXVI, en el que el apóstol San Juan, en compañía de San Pedro y Santiago le propone al poeta hacer un auto-examen sobre la Fe, la Esperanza y la Caridad, antes de llegar a ver a Dios. A medida que se va ascendiendo entre legiones de ángeles es necesario preparar el espíritu para poder ser digno de contemplarlo.


Mención aparte merece la Rosa de los Beatos, donde residen los santos de todas las épocas, del antiguo y nuevo testamento. Debo confesar, que así como sentí temor en el Infierno al llegar al lugar más profundo (donde habita Lucifer), la emoción me desbordó casi hasta las lágrimas al contemplar la imagen del dibujante francés Gustave Doé cuando Dante y Beatriz llegan al Empíreo y quedan extasiados de las maravillas de Dios. Así como para el Purgatorio es recomendable escuchar las piezas de Bach, en esta parte del Paraíso resultan imprescindibles la Novena Sinfonía de Beethoven y Ave Verum Corpus (K 618) y el Sanctus (K 626) de Mozart. Simplemente sublime e insuperablemente hermoso.


La aparición de San Bernardo de Claraval tomando el lugar de Beatriz e intercediendo por el poeta ante la Virgen María, nos lleva a la contemplación de la Santísima Trinidad y cómo resultan vanos los esfuerzos de Dante de poder comprender el misterio de Dios Uno y Trino y la unión de la naturaleza humana y divina en Jesucristo. De ahí la ofuscación de su mente, que provoca el desenlace. Esa es la lección: podemos entender a Dios sólo en base a lo revelado, pero jamás en toda tu inmensa gloria. Es igual que la historia del niño que, en presencia de San Agustín, intenta meter en un agujero cavado en la playa toda el agua del mar (basado en una tradición medieval).


Espero que un día algún productor se anime a invertir su fortuna en una adaptación cinematográfica de tan inmortal obra. Es comprensible que sea difícil debido al lenguaje italiano de la época y a la mención a personajes históricos desconocidos para el común de los mortales. Bueno, ahí quedará demostrado el talento de quien haga disfrutable la película por más denso que sea el texto. Peter Jackson lo logró con su trilogía "El Señor de los Anillos", así que ojalá recibamos esa noticia mientras estemos peregrinando por esta vida, pues "La Divina Comedia" tiene muchísimo para comunicarnos a los hombres del siglo XXI.


El Rey del Universo se hizo pequeño y humilde para estar cerca de los más pobres y sencillos para enseñarnos a amarnos los unos a los otros, a pesar de los problemas de esta vida temporal. Ese es el propósito de nuestra existencia, y el amor divino que nos pide abrazar y poner en práctica, es lo que hace todo nuevo a nuestro alrededor, incluyéndonos a nosotros mismos. En eso creyó mi muy querida amiga Marjorie Elías, a cuya memoria dedico este artículo por el ejemplar testimonio vital que dio, pese a su corta vida. Nunca sabremos en cuál de los cielos del Paraíso estará, pero para quienes compartimos momentos con ella, siempre vivirá en nuestros corazones y mentes e intercederemos por sus seres queridos y amigos como ella hubiera deseado. ¡Feliz Navidad y que la contemplación del arcano de la Trinidad les inspire a ser mejores hijos de Dios!

domingo, 17 de diciembre de 2017

Chavín de Huántar en el cine


En este año que está por concluir, llama la atención el estreno de un documental como "Rehenes", del uruguayo Federico Lemos, quien estuvo en el lugar de los hechos como un joven corresponsal. La crítica fue prácticamente unánime en calificar de aceptable su película, porque alegan su inevitable formato periodístico y su ausencia de objetividad. Creo que son críticas ridículas que no desmerecen los méritos de un trabajo que ayuda a meterse en el pellejo de quienes cubrieron la toma y el rescate de los 72 rehenes de la Residencia del embajador japonés en Lima en 1997, de los que sufrieron el calvario y lloran a sus muertos, independientemente de las simpatías o antipatías hacia el gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori.


Valiosos son los testimonios de los entonces rehenes Francisco Tudela (canciller de la República) y Luis Giampietri (vice almirante), nunca recogidos por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Recomiendo leer de Giampietri su libro "Rehén por siempre", pero considero que el más valioso es el testimonio del entonces obispo de Ayacucho, Juan Luis Cipriani por su labor humanitaria de mediación durante la crisis (su testimonio completo se puede leer al detalle en "Doy fe"). Se muestran otros testimonios interesantes como los del hoy congresista Marco Miyashiro y la entonces reportera Claudia Cisneros.


Mención aparte merece el lado más polémico de la película: los testimonios de los familiares y simpatizantes de los terroristas del MRTA, especialmente del ex convicto Peter Cárdenas. Resulta interesante escuchar su deseo de querer cambiar el mundo por la fuerza de las armas y bajo la bandera de la "revolución" al estilo cubano. También la posición de la abogada Gloria Cano en lo referido a la ejecución extrajudicial del camarada "Tito", lo que fue motivo de un juicio que fue ganado ante la CIDH, sin que ello implicase el mellar el honor ni negar la labor heroica del resto de los comandos.


Escuchar esto es importante como parte de un trabajo audiovisual que trata de ser lo más imparcial posible. José Ugaz, por ejemplo, dice que Alberto Fujimori pudo haberse convertido en uno de los mejores presidentes de nuestra historia, pero que los escándalos de corrupción generados por la red de su asesor Montesinos, y los atropellos a los derechos humanos cometidos durante su régimen, siempre generarán polarización. Con eso saca la conclusión de que hubo maldad de ambos lados. Una afirmación que es cierta, pero sólo en parte, pues la película no hace ninguna mención de los gobiernos de Fernando Belaúnde y Alan García, época donde se cometió la mayor parte de las atrocidades de los subversivos y la respuesta de nuestras fuerzas armadas huérfanas de una elaborada labor de inteligencia, debido al surgimiento de un enemigo invisible y sanguinario.


Consecuentemente, el escuchar el dolor de los familiares de los terroristas es comprensible, pero lo que es inaceptable es intentar justificar las acciones terroristas en nombre de la justicia social, pues la maldad contra el prójimo no lleva hacia ningún bien (Cipriani dixit). Así como los abusos gubernamentales son condenables, el atentar contra la población para ganar una causa política y el posible canje de rehenes para conseguir la paz y un triunfo "moral" frente a un gobierno de mano dura exigido por la población es aún mayor, pues la historia del marxismo es mucho más extensa en el tiempo y cuenta con un historial de sangre y terror sin parangón en todo el mundo (100 millones de muertos y sigue la cuenta).


Eso sí, me temo que la parte final del reconocimiento presidencial a los comandos en Palacio de Gobierno, por parte del presidente Pedro Pablo Kuczynski, es un poco adelantada y en este tiempo genera inevitables comentarios, burlas y risas, debido a la posible vacancia del actual mandatario por parte del Congreso. En todo caso, la historia se encargará de colocar a cada personaje en el lugar correspondiente en base a sus acciones, especialmente a los asesinos y a quienes los apoyaron (y apoyan) intelectual, política y periodísticamente (el mejor ejemplo es la primera plana del diario La República "El túnel sí existe"), pues es un rasgo típico de los comunistas no pedir perdón jamás. El victimizarse parece que siempre los ayuda.


Lo más emocionante fue ver la escena final de la secuencia de la operación Chavín de Huántar: uno de los soldados se trepa en la cornisa de la azotea de la residencia, arranca la bandera del MRTA y la arroja hacia atrás con rabia poniéndose inmediatamente negra la pantalla. Eso provocó el fuerte aplauso de casi todos los espectadores de la sala, especialmente de quienes recordamos bien la tensión vivida en aquellos días de angustia y solidaridad de toda una nación hacia con los 72 rehenes y la heroicidad de los dos comandos que ofrendaron su vida por la libertad de esas personas.


Finalmente, el documental bajo comentario debería haber mencionado la ejemplar decisión del sacerdote Juan Julio Witch, quien decidió quedarse a sostener espiritualmente a los rehenes, no obstante la libertad que le había concedido el cabecilla emerretista, Néstor Cerpa. Ello se puede apreciar en su libro "Rehén voluntario" (co-escrito con el periodista Luis Rey de Castro). Probablemente el interactuar con sus captores durante 126 días y el saber de sus muertes le generaría un comprensible dolor por ver frustrado su deseo de llegar a una salida pacífica, al igual que al obispo Cipriani. Pese a todo lo anterior, "Rehenes" es una película de innegable interés y puede ayudar a generar un proceso de reconciliación que ojalá quede demostrado a lo largo del tiempo.