miércoles, 24 de enero de 2018

¡Cómo no te voy a querer...!


Diciembre fue un mes caliente para la política nacional. Nunca antes vimos un espectáculo tan vergonzoso de mentiras constantes, mensajes a la nación, pedidos de vacancia, un chantaje al Congreso eludiendo responsabilidad político-electoral, una defensa verborreica donde incluso se citó a Montesquieu, una frustrada destitución del Presidente, una prensa abiertamente sesgada en sus análisis, un indulto que se veía venir, pero dado en el peor momento, seguido de más de una protesta en Nochebuena y Navidad, pataletas rojas, acusaciones de traición, renuncias masivas, creciente polarización y odios sacados a la luz. Todo en un solo mes. Mientras todo eso se daba, y el gobierno armaba con dificultades su "gabinete de la reconciliación", la Iglesia trabajaba sin aspavientos para un acontecimiento memorable: la visita del Papa Francisco a Perú.


Por supuesto, el gobierno se quiso atribuir el mérito de la organización (obra de la Iglesia, en realidad) y Kuczynski quiso ser el anfitrión de lujo para un pontífice que predica la fe, la misericordia, la sencillez y la ayuda a los demás. Saludaba una y otra vez a las cámaras y a los presentes como queriendo decir que ha sido absuelto de sus pecados sobre Westfield y First Capital y que llegó la tan ansiada reconciliación que le permitirá gobernar hasta 2021 (felizmente no hizo ningún bailecito, aunque sí hizo gala de su "humor inglés" cuando dijo que lo único malo del país son los políticos, como si él no estuviera en ese club). Francisco, sin embargo, no cayó en ese juego político, sino que se centró en la virtud teologal de la esperanza.


Como mencioné resumidamente al principio, vivimos en una etapa políticamente complicada y con una economía que todavía no logra salir de la parálisis en la que se encuentra, con una clase política infectada por la corrupción del caso Lava Jato y futuras asonadas izquierdistas que buscan "bolivianizar" el país con sus acostumbrados discursos de una nueva Constitución, "que se vayan todos" (menos ellos, claro), y que solamente un partido político es responsable de todo el caos que vivimos, cuando toda la clase política y toda la población tiene también su cuota de responsabilidad en la elección de sus autoridades y en la vivencia de los valores morales y cristianos que han forjado nuestra nación.


Que esta descripción sucinta de la actual radiografía política nacional nos haga preguntarnos si la esperanza existe para nosotros como país, pese a las continuas decepciones y comprensibles pesimismos que dominan a nuestros mayores, quienes cargan con toda la sabiduría, la experiencia y la desconfianza contra quienes nos gobernaron (y gobiernan). El pesimismo es síntoma de la pérdida de fe y su versión extrema, el fatalismo, es consecuencia de dejarse llevar por la desesperación y no creer que las cosas se pueden arreglar, porque supuestamente irán "de Guatemala a Guatepeor". Sin embargo, ¿es cristiano ser fatalista? ¿Es cristiano rajar y no trabajar por mejorar las cosas? ¿Es cristiano callar ante los escándalos e injusticias? ¿Es cristiano hacerse la vista gorda ante la realidad nacional e internacional? ¿Es cristiano dejarse influenciar por grupos que promueven la cultura de la muerte y la abolición de la práctica de la fe en la vida pública?


La respuesta a esas cinco preguntas es simple: No, no, no, no y ¡NO! El Papa Francisco vino al país a darnos un mensaje de esperanza y a confirmarnos en la fe. Una fe que se resiste a morir en medio de un mundo que vive en la "posverdad". Una fe que se basa en la Verdad, que es Jesucristo. Una fe que no se basa en una ideología o en un caudillo, sino en la Palabra hecha carne. Una fe que fue demostrada de manera entusiasta a lo largo de estos cuatro días. Millones de católicos salimos a las calles a demostrar nuestro cariño al sucesor de Pedro y a pedirle que con sus palabras y gestos nos ayude a revalorar la esperanza que tenemos como miembros de un país que, como bien lo dijo Jorge Basadre "es más grande que sus problemas".


Desde que bajó del avión hasta que llegó a la Nunciatura Apostólica, se repitió la historia, solo que en versión siglo XXI: miles y miles de personas inundaron las calles para saludar a Su Santidad como lo hicieron con Juan Pablo II en 1985. El país cambió en 33 años, pero la fe del pueblo peruano se mantiene viva, pese a todo. El argentino Bergoglio sintonizó con la espontaneidad de los peruanos desde el primer instante y su presencia en Puerto Maldonado y Trujillo ayudaron muchísimo a mostrar al mundo una realidad que muchas veces se calla o minimiza por indiferencia, egoísmo o complicidad: la destrucción de la selva amazónica, la violencia contra la mujer, la corrupción política y económica. Temas que pese a ser comunes en nuestra realidad no pueden generar dejadez, sino que deben ser combatidos de raíz.

(Reuters)

Hubiera sido interesante si le hubieran dicho al Papa que en una famosa novela, el personaje principal hizo la célebre pregunta "¿cuándo se jodió el Perú?". Habría sido de inspiración para dar un potente discurso a un país necesitado de esperanza. Sin embargo, su presencia y espontaneidad, y la clasificación al Mundial de Rusia 2018 nos han hecho gozar como pocas veces, y llenarnos de optimismo frente al futuro. Éste es desconocido e incierto, pero de la mano de Dios, revitaliza las emociones y da alegría al corazón. Quién mejor que el Santo Padre para confirmar eso con su frase "no se dejen robar la esperanza". Y para profundizar en la esperanza como virtud, nada mejor que leer la encíclica "Spe Salvi" de Benedicto XVI.



Mención aparte merece la misa en la base aérea Las Palmas: peregrinar de madrugada hasta allá, ida y vuelta, soportar doce horas (algunos hasta más) bajo un sol inclemente al lado de un millón y medio de personas, orar el rosario en grupo más de una vez, hidratarnos constantemente, aguantar las quejas de los impacientes por parte de la policía y la Guardia del Papa, socorrer a los afectados por la deshidratación y respetar las reglas establecidas para el desarrollo del evento hasta las 4 de la tarde, son una experiencia excepcional, que ofrecida a Dios, hacen derramar inevitables lágrimas de emoción, especialmente cuando se siente tan cerca la presencia del representante de Cristo en la tierra. Quien practica la fe de manera convencida y entusiasta, entenderá estas palabras.


Finalmente, tras participar en la misa, escuchar al impresionante coro y la orquesta que hicieron un trabajo que calificaría como "celestial", lo más conmovedor fue escuchar que Francisco regresaría a Roma con un grato recuerdo que siempre atesorará en su corazón: la fe viva del pueblo peruano y la presencia de un millón y medio de personas en esa base aérea. Solo Dios conoce el corazón de cada persona y sólo Él se encargará de darle lo que a cada uno lo que corresponde de acuerdo a su justicia. Pero la presencia de Francisco trajo aire frasco a nuestra situación actual como país y nos ayudó a sentirnos más fuertes y confiados en las promesas del Señor. Por supuesto, no podía faltar el "no se olviden de rezar por mí". Sí, Santo Padre, cuente con nuestras oraciones y con quienes asumimos el reto de ser los santos del siglo XXI, pese a las persecuciones, las burlas y la incomprensión del mundo. ¡Gracias por sus mensajes y por su testimonio! Por eso, desde este blog nos sumamos al multitudinario coro ¡Cómo no te voy a querer - cómo no te voy a querer - eres el Papa Francisco, Vicario de Cristo que nos viene a ver!

domingo, 14 de enero de 2018

¿Opinión consultiva o encíclica colonialista?


El martes 9 de enero, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), integrada por 9 jueces, resolvió una consulta que Costa Rica le había remitido para conocer su opinión sobre los temas del cambio de nombre y los matrimonios entre personas del mismo sexo, los cuales formaban parte de un caso judicial a resolverse. A nivel internacional, el resultado levantó polvareda debido a que se pronunció a favor de que no sólo Costa Rica, sino los 22 países que integran la Convención Interamericana adapten progresivamente estas figuras a sus respectivos sistemas legales y judiciales, en nombre de la lucha contra la discriminación y la "igualdad de género". Inmediatamente, los congresistas peruanos promotores de la agenda LGTBI, Carlos Bruce y Alberto De Belaúnde empezaron a saltar en un pie y exigieron que el Estado cumpla con el criterio de esta corte internacional. A ellos, se sumó el marxista presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez, sin mostrar un solo gesto de defensa del matrimonio como institución que precede a la existencia del Estado.


Probablemente muchos dirán que no hay que ser "malo" con los homosexuales, que tienen derecho a ser felices, a formar sus propias familias y que como seres humanos tienen los mismos derechos que la "gente común". Eso último nadie lo discute. Lo que preocupa es el criterio que utilizaron los jueces para emitir una opinión como ésa, pues, en la práctica, los países que forman parte de la OEA deberán cumplir obligatoriamente con el resultado de esta opinión, pese a no ser una sentencia, ni tampoco un precedente de observancia obligatoria. En los hechos, esta opinión consultiva será considerada inviolable y sacrosanta y servirá para que diferentes casos de supuestas violaciones a los derechos humanos sean analizados internacionalmente a favor de la agenda LGTBI, obligando así a los países a mostrarse dóciles y no críticos ante cualquier intento de imposición de cualquier criterio o programa ideológico camuflado tras el ropaje de "derechos". Ante esto, ¿la fundamentación de la Opinión Consultiva, por parte de los jueces es jurídicamente sólida? Bueno, vamos a destacar los principales puntos que se mencionan en la Opinión y nos basaremos en las observaciones formuladas por la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile, una de las más prestigiosas de América Latina:


1. Control de Convencionalidad: los tratados internacionales no tienen jerarquía o prelación sobre otros, ni siquiera la propia Convención Interamericana. La CIDH entiende que la atribución otorgada por su artículo 64, es decir, la opinión consultiva, tiene un carácter amplio. Sin embargo, la Corte no se pronunciará cuando la solicitud de opinión consultiva, sea utilizada, entre otros casos, “como un instrumento de un debate político interno”.


2. Principio de subsidiariedad: De acuerdo con el diccionario, éste es un criterio que pretende reducir la acción del Estado a lo que la sociedad civil no puede alcanzar por sí misma. No obstante, es injusto que las instituciones regionales de derechos humanos reemplacen a los Estados en el cumplimiento de las responsabilidades de implementación y protección de derechos humanos que a ellos corresponden.


3. Instrumento de debate político interno: Es tarea de la CIDH determinar si la solicitud de opinión consultiva hecha por el poder ejecutivo de un país signatario busca forzar a aquel tribunal a pronunciarse respecto de una materia con el sólo propósito de influir indebidamente en su proceso legislativo. ¿Corte haciendo política? ¡No, señor!


4. "Otra condición social": La CIDH omitió completamente el análisis en relación con el significado de la expresión “otra condición social” y simplemente saltó a la conclusión de que la “identidad de género” califica como tal, corriéndose el riesgo de convertir el texto de la Convención en algo banal e irrelevante, lo cual puede crear la impresión de que las decisiones acerca del alcance de las normas contenidas en la Convención dependen del arbitrio de la Corte. No toda condición califica como social.


5. La "identidad de género" como condición individual y no social: Existen tres tipos de condiciones sociales que la Corte reconoce, y son las siguientes: • aquellas que son individuales innatas e inmutables (como la raza y el sexo); • aquellas individuales mutables y adoptadas (como la opinión política y la religión); y • las condiciones sociales (posición económica, idioma, origen nacional o social). En cambio, la mal llamada "identidad de género" radica en la psiquis humana, y el fuero interno se encuentra fuera del ámbito del derecho, pues no puede probarse, y podría ser falsificado para eventuales fines fraudulentos. Ella es una afirmación puramente individual y fundada en la subjetividad de cada individuo.


6. Uso excesivo de atribuciones: Este pronunciamiento de la CIDH ante la solicitud de opinión consultiva está fuera de sus atribuciones, ya que la respuesta afirmativa a las preguntas planteadas implica tener por ciertas un conjunto de premisas implícitas vinculadas a posiciones antropológicas, filosóficas, psicológicas, biológicas y éticas que siguen en discusión con otras de igual naturaleza y en sentidos contrapuestos.


7. Tribunal de Estrasburgo: La CIDH no puede desconocer la jurisprudencia internacional sobre el tema al que está obligada a resolver. El Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea decidió el 8 de junio de 2016 que la Convención Europea de los Derechos Humanos no incluye un supuesto derecho de las parejas de personas del mismo sexo, tanto en el marco del derecho a la vida privada y familiar como al derecho a casarse y tener una familia. Esta decisión confirmó una serie de juicios posteriores.


Tras presentar estos siete puntos específicos sobre el tema, es recomendable preguntar lo siguiente a los jueces integrantes de la CIDH:
• ¿Por qué ignoraron la jurisprudencia internacional en materia de derechos humanos, en especial lo resuelto (jurisprudencial y no consultivamente) por el Tribunal de Estrasburgo?
• ¿Por qué no fundamentaron de manera sólida en sus considerandos sobre la naturaleza de la institución matrimonial, con toda la bibliografía que existe sobre el tema?
• ¿Por qué no tuvieron en consideración los derechos del niño a crecer en un ambiente sano y estable, que garantice su estabilidad y desarrollo, recordando que gracias a estudios estadísticos, las parejas heterosexuales cumplen ello en su mayor parte, a diferencia de las familias homoparentales o uniparentales?
• ¿Por qué se excedieron en sus fundamentos aprobando la "identidad de género", sabiendo que es un tema que sigue en discusión en el plano político, social, filosófico, antropológico y ético?
• ¿Por qué no investigaron a profundidad sobre el tema en cuestión y se limitaron a recurrir a fuentes proporcionadas por cuestionadas ONGs (PROMSEX representó a Perú en este caso), asociaciones internacionales e instituciones académicas abiertamente favorables a la implantación progresiva de la ideología de género en Latinoamérica?


Con esta Opinión Consultiva y tras comprobar los pobres argumentos exhibidos, la CIDH se ha revelado como un organismo infiltrado por una ideología representante del marxismo cultural (ideología de género) y que, cultural, legal y judicialmente busca moldear la realidad de las naciones americanas, desconociendo el derecho a ser países soberanos en sus decisiones que versen sobre el delicado tema de los derechos humanos. La prueba de ello, es la reducción de condenas, la orden de indemnizar y desagraviar a sentenciados por terrorismo en Perú, generando rechazo generalizado y pedidos de retiro de la jurisdicción de la Corte o también de un posible retorno, pero con reservas, a la competencia de dicha corte internacional. Es hora de que cada país decida entre su soberanía, o el neocolonialismo, independientemente de la ideología de los partidos políticos que los gobiernan.