domingo, 23 de marzo de 2014
Ladran, Sancho, señal que avanzamos
Esta frase, erróneamente atribuida a Don Quijote de la Mancha, pues nunca aparece de manera explícita en la novela de Cervantes Saavedra, ni siquiera en cualquiera de sus variantes, denota el ruido producido por las críticas y los ataques de quienes movidos por la envidia, los prejuicios o el odio de cualquier clase, emiten para revelar así los avances y progresos de cualquier grupo humano ante las dificultades u obstáculos que se presenten en su camino. Los expertos dicen que son, en realidad del poeta alemán Goethe, específicamente de su verso Ladrador (Kläffer). Independientemente de las correctas traducciones y variantes de dicho verso, la frase habla de un acto que delata a quienes lo atacaron con saña y malicia: la Marcha por la Vida 2014.
El sábado 22 de marzo, más de 250 mil personas marcharon pacíficamente por la avenida Brasil desde el cruce con la avenida Javier Prado hasta la Avenida de la Peruanidad en el campo de Marte para expresar su rechazo al aborto, que se ha cobrado millones de víctimas inocentes en el vientre materno a lo largo y ancho del mundo. La expectativa era grande, pues la del año anterior fue de 100 mil personas y esta vez no sólo contó con más presencia de personas decididas a decir Sí a la Vida, sino también con el apoyo de políticos, actores y personas de renombre que no comulgan con el pensamiento políticamente correcto. A este paso uno se pregunta ¿dónde están el premio Nobel Vargas Llosa, el presidente Humala, el actor Jason Day, entre otros conocidos de Chollywood y de la política peruana? ¡Ah, verdad! Me olvidé. Ellos están ocupados haciendo cosas más nobles: complaciéndose con Fujimori preso, siguiendo las órdenes de Nadine y forjando la mascarada de la campaña Un billón de pie.
No es de extrañar que estos tres personajes, al igual que los ricos y famosos, artistas, políticos y periodistas, seducidos por el pensamiento liberal-relativista de hoy, se guíen por la corriente de moda que se quiere imponer por medio de lobbies, donaciones millonarias que nunca son monitoreadas ni fiscalizadas en el plano tributario (en el caso de las ONGs) y subterfugios legales para imponer la cultura de la muerte a diestra y siniestra, cumpliendo así con la agenda de las poderosas multinacionales que quieren reducir la población mundial y crear el gobierno único global como parte del Nuevo Orden Mundial, actuando como dioses y atribuyéndose el poder de decidir qué moral es buena para ti y para mí. Eso incluye el poder de decidir quién vive y quién muere, manifestando así una supina soberbia.
Un ejemplo de ello, son los llamados socialconfusos, término resultado de la fusión de los términos "socialista" y "confuso" y que se aplica, en palabras del periodista Aldo Mariátegui, a toda esta hornada de jóvenes y weberitos que subyugados por lo "políticamente correcto" porque se sienten especiales, inteligentes, interesantes y nada generosos si son zurdillos; porque sus románticos idealismos los vuelven "socialconfusos"; porque no han gozado de las "mieles" de las políticas de izquierda (Velasco, Sendero, la hiperinflación) y han tenido todo fácil; porque los derechos humanos están de moda; porque hay que dar la contra; porque les gustan las marchas (no la de la Vida 2014, por si acaso); porque la moda zurda (anteojitos raros, bufandas, etc...) es más chic; porque hay que ser ecologistas, gatófilos y hasta medios panteístas con los cerros y lagunas; porque la izquierda es supuestamente más permisiva con las conductas sexuales y las drogas.
Ahora que se produjo la Marcha, pese a los insultos del congresista Bruce por twitter y los ataques por medio del internet y las redes sociales por parte de esta gente, los jóvenes, profesionales y familias comprometidos con la defensa del Derecho Humano a la Vida deben mantener un movimiento y actividades constantes e incansables para que la voz de los que no tienen voz puedan ser oídas y tenidas en cuenta. El vientre materno no puede ser un patíbulo, aunque se presenten afiches engañosos de las ONGs feministas o que un grupúsculo de contra-manifestantes, inspirados por "el derecho a decidir de la mujer" se manchen las partes pudendas con aseptil rojo o se tiren al suelo simulando estúpidamente estar muertos o muestren pancartas provocadoras invocando las posibles excepciones para asesinar (violación, malformación, falta de recursos, etc.) o hasta mostrando los senos como las Femen en nombre de la "sacralidad" del aborto. Peor aún es manipular las conciencias mediante el juego de palabras utilizando los clásicos eufemismos aprendidos de la era soviética estalinista (violencia patriarcal, interrupción voluntaria del embarazo, derechos sexuales y reproductivos, etc.).
Considero acertada la columna de Martha Meier Miró Quesada sobre la posición del cineasta y poeta Pier Paolo Pasolini, pues el ser ateo no te tiene que convertir en un partidario del aborto o del feminismo radical. Solo basta el sentido común para entender que la vida humana, independientemente de las circunstancias haber sido concebida, es única, irrepetible y sagrada, pues cada ser humano es fruto de un pensamiento de Dios y no el fruto casual y sin sentido de la evolución, como bien lo expresó el Obispo Emérito de Roma Benedicto XVI. Pese a que invoco a Dios para defender en este párrafo a los no nacidos, un poquito de lógica no le haría mal a quienes defienden el aborto en todas sus formas: ellos están vivos porque sus madres dijeron que sí.
Obviamente Lima no estaba sola cuando se produjo esta multitudinaria marcha. En total fueron 500 mil personas en Perú quienes reafirmaron la defensa de la vida: 250 mil en la capital, 50 mil en Piura y 200 mil en Trujillo por estar cerca el Día del Niño por Nacer. El aborto deja secuelas físicas, emocionales, psicológicas y espirituales que marcan a la mujer para siempre, si no son detectadas y curadas con ayuda especializada. Tampoco podemos olvidar el síndrome post-aborto que sufren también los varones que presionaron a sus hijas o parejas para que maten a sus hijos, cuyo único crimen fue no ser deseados. Ni los animales matan a sus propias crías. Se puede salir de esa tragedia, pero hay que cobrar conciencia de que con la vida no se juega y que los derechos humanos de los más débiles e indefensos deben movernos a actuar para defender el futuro de nuestra civilización.
Así que, con estas manifestaciones sólo deseamos que el movimiento pro-vida crezca y se consolide en Perú y en el mundo y que nadie es un "accidente", "masa de células", "error", "tumor" o un "pre-embrión". Los eufemismos son propios de dictaduras políticas o de ideologías malthusianas adoptadas por grupos de poder que nos quieren lavar el cerebro con supuestos derechos que no son tales, sino patrañas para engañar a los incautos y poco formados. Así que, para defender la vida, la formación académica, moral, científica y espiritual se hace imprescindible, pues ésta batalla, si bien no la vivieron nuestros antepasados, nos interpela constantemente: qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos si no somos coherentes con lo que decimos y hacemos.
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