Terminó el Mundial de Rusia 2018 y Francia celebra su segunda victoria luego de 20 años. Desde aquí mis felicitaciones a la selección gala y a cada uno de sus integrantes. A bañarse con champán, a celebrar con euforia (y de manera civilizada también, por si acaso) y que disfruten de este histórico momento hasta que lleguemos a la calurosísima Qatar en 2022.
Por supuesto, no podemos dejar de reconocer a la selección de Croacia, la cual se superó a sí misma y demostró fe, honor, humildad y garra, de tal modo que se ganó el respeto y la admiración de buena parte del mundo, incluso por acá. Podríamos escribir sobre las jugadas, las estrellas, los goles y hasta de su guapa presidenta mojada por la lluvia. Pero dados los memes y las historias que se contaron acerca de lo que vivieron los jugadores en sus respectivas infancias durante la traumática Guerra Civil de los años noventa, es mejor hacer un resumen de cómo empezó esa brutal carnicería que marcó la vida de su nación, al igual que de las otras que formaron parte de la antigua Yugoslavia.
Para ello contaremos con un texto transcrito de tres autores: Ernest Ferreres, Jaume Cortada y Montserrat Pantaleón aparecido en la obra enciclopédica Gran Atlas Universal de El Comercio (2002). Creo que es una forma de comprender el complejo proceso de formación de su identidad y de su valentía a la hora de jugar un Mundial para el recuerdo, aunque ningún equipo latinoamericano haya estado entre los cuatro semifinalistas. Además, el comprender su historia nos ayudará a conocerlos mejor y a solidarizarnos en su lucha por un mejor país en el que los derechos y las libertades estén debidamente respetados y garantizados y todos puedan prosperar en paz. Ahí va y provecho con la cultura histórica:
La región de los Balcanes, situada en el sureste de Europa, ocupa una de las cuatro grandes penínsulas del Mediterráneo y está rodeada por los mares Adriático, Jónico, Egeo, Mármara y Negro.
Esta vasta región de más de 700,000 km2 fue ocupada por los turcos en el siglo XV y vivió cuatro siglos bajo el yugo otomano. Durante el siglo XIX el dominio turco fue descomponiéndose, pero el proceso fue controlado por una parte por Rusia y Austria, que tenían ambiciones territoriales en la región ya que permitía controlar el paso de los estrechos entre el mar Negro y el Egeo, y por el Reino Unido y Francia por otra, que no querían que las potencias anteriores salieran beneficiadas del hundimiento de los turcos.
Aliados centrales
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) – que se inició con el conflicto militar entre Serbia y Austria-Hungría-, Serbia, Montenegro, Rumanía y Grecia se alinearon con los aliados (Reino Unido y Francia), mientras que Turquía y Bulgaria lo hicieron con las potencias centrales (Alemania y Austria-Hungría).
Esta ordenación fronteriza hizo florecer el problema de las minorías nacionales, ya que en cada Estado había colectivos nacionales diferentes del predominante. La expansión del fascismo en la Europa de entreguerras contribuyó a agravar el problema de las minorías nacionales, ya que aparecieron agrupaciones de esta ideología, sobre todo en Croacia y Rumanía.
A finales de los 80, con el hundimiento de los regímenes comunistas, reflorecieron las tensiones nacionalistas, en especial en el Estado plurinacional yugoslavo. En 1991 se declararon independientes Croacia, Eslovenia, Macedonia y Bosnia-Herzegovina. Todas rechazaron la supremacía serbia sobre el estado yugoslavo. Serbia y Montenegro se constituyeron en la nueva República federal de Yugoslavia.
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