lunes, 3 de agosto de 2015

Perú, el eterno Sísifo


Es increíble hasta qué nivel de patetismo se manifiesta la izquierda peruana representada por la periodista Claudia Cisneros en su vertiente limeña caviar diciendo "¡Ollanta, devuélveme mi voto!", de acuerdo con el artículo "La decadencia caviar" de Dante Bobadilla Ramírez. Ese es el mejor ejemplo de rechazo emocional y literal al actual mandatario, junto a otros como "Ollanta traidor", como lo llaman los radicales antimineros. Sin embargo, como bien lo expresó Diana Seminario en El Comercio, ¿por qué nos sorprendemos? Era de esperarse que el discurso de Humala por el cuarto año de su gobierno estaría marcado por el aburrimiento, cifras de los logros de sus programas asistencialistas y cero mención a la reactivación de la economía, la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad ciudadana y menos aun la autocrítica a su gestión diciendo "el presidente no se equivoca". Sí, claro. Típica actitud de militar que dicta órdenes sin chistar, aunque en su caso, órdenes dictadas por su mujer.


Debo confesar que estaba esperando a que este gobierno terminase el 28 de julio de 2016 para recién escribir la presente columna, pero no pude resistir la tentación de manifestar mi placer al ver, cuatro años después, las reacciones de los que votaron por el comandante (en retiro, por si acaso) por su enfermizo odio al fujimorismo ("¡votar por Keiko es votar por el papá!", ¿se acuerdan?), porque es militar y que "por eso tiene mayor experiencia en la lucha contra la delincuencia", porque es el "mal menor", etc. Sin dejar de mencionar la manifiestamente enconada actitud del "garante" Nobel de Literatura contra la contrincante (¿garante de qué?). Muy bien, el 51% de peruanos le dieron su confianza y, ¿qué obtuvieron con ello? La lista de ineptitudes, leyes, programas y criterios erróneos y falta de liderazgo (y personalidad) del mandatario es larga y no voy a enumerarlas, porque de eso se encargarán otros columnistas en los diferentes diarios, especialmente en los ámbitos económico, social, político, administrativo, etc.


El polémico periodista Aldo Mariátegui popularizó el término "electarado", creado por el caricaturista Eduardo Rodríguez, alias Heduardo, para expresar lo mal que vota el pueblo en este país (la clase de gobernantes lo demuestra), aunque luego reconoció que en Argentina es peor, porque siendo un país más homogéneo, más desarrollado y más culto que el nuestro, el pueblo elige, una y otra vez a candidatos del Partido Justicialista, el cual destrozó progresivamente al que, hasta mediados de los años cuarenta del siglo pasado era la sétima potencia económica mundial (incluso se le llamó "el granero del mundo"). Si, pues. El populismo de Juan Domingo Perón, no sólo creó escuela latinoamericana, sino que ilusionó a pobres, ignorantes e ilusos que creen que con asistencialismo, intervencionismo estatal en la economía, discursos anticapitalistas, entre otras perlas, vamos a estar al nivel de los tigres asiáticos como Corea del Sur, Malasia, Singapur, Taiwán, etc.


"Incluir para crecer" es la consigna favorita del mandatario, y la razón por la que creó el ministerio del mismo nombre. La verdadera inclusión es la que fomenta la inversión privada, respeta las reglas de juego, fomenta la investigación en los ámbitos tecnológico y educativo, tiene pantalones para poner orden y castigar a los delincuentes, desburocratiza al mamut estatal y promueve reformas que, si bien pueden ser impopulares al inicio, a mediano plazo resultan beneficiosas para la población, como se llevaron a cabo en los noventa. De ahí considero que el mejor ejemplo de ello es Margaret Thatcher dentro de la reciente historia británica: una mujer decidida, inflexible, inteligente, culta, que profesaba un gran amor a su país y por el que no cedió hasta sacarlo del comatoso estado en el que se encontraba a finales de los setenta y transformarlo en la potencia económica que es hoy. Más detalles en su autobiografía "Los años de Downing Street".


Sin embargo, Humala está a años luz de la Dama de Hierro por causas harto conocidas y y eso prueba que los outsiders no son la garantía de que las cosas mejoren en este país. Andrés Bedoya Ugarteche, se consideraba la versión masculina (y arequipeña) de Casandra, la linda joven de La Ilíada de Homero, hija de los reyes de Troya, que hizo un pacto con el dios Apolo: le pidió el don de la profecía, a cambio de una relación carnal, pero no cumplió con su parte y Apolo la castigó escupiéndole en la boca y le dijo: "Te maldigo. De ahora en adelante nadie creerá en tus palabras ni en tus predicciones". Predijo la caída de Troya y nadie le creyó. El iconoclasta periodista predijo la caída de Perú con Humala y casi nadie le creyó (pues ya se está sintiendo, si no, dense una vuelta a ver cuántos departamentos, oficinas y casas se están dando en venta o en alquiler y no es por la ley del leasing, por si acaso).


Estamos en un año perdido más, sin temor a equivocarnos, y seguiremos viendo más ministros y congresistas comandados por la "primera dama", los pobres tendrán un mayor incentivo a vivir como dependientes de papá gobierno, porque ningún político se atreverá a tocar a las vacas sagradas en que se han convertido Juntos o Kali Warma por miedo a perder votantes. Las calles permanecerán tomadas por los delincuentes, el Estado seguirá sin controlar amplias regiones del territorio nacional y no tendremos una sola vía en todo el Perú que pueda ser calificada como autopista de acuerdo a los estándares internacionales. A estas alturas, Perú parece como el eterno Sísifo, pues la piedra siempre termina cayéndosele y rodando hasta el lugar donde empezó y..., a subirla de nuevo, con actitud resignada. Eso explica el pesimismo de las generaciones mayores sobre el futuro del país, por más que digamos la trillada frasecita "orgulloso de ser peruano".

Entonces, ¿qué podemos hacer? Una nueva Constitución no es una varita mágica social, un gobierno autoproclamado "revolucionario" en la práctica es "robolucionario", cambiar el nombre oficial de un país no cambia su situación real, expropiar a los ricos para dárselo a los pobres imitando a Robin Hood perpetúa la injusticia y toda corrupción política tiene su origen en la viveza criolla que toleramos en nuestro entorno. No quiero pecar de pesimista y que no le veo futuro a Perú, pues siempre le echamos la culpa a nuestros gobernantes de la situación en la que vivimos. Por eso, siempre es necesario conocer nuestros derechos, informarnos de la situación del país y ver programas culturales, hacer autocrítica de nuestras actitudes y pensamientos y superarnos en todos los aspectos de nuestras vidas. Por ello es siempre útil revisionar ese video "Transformemos el Perú", del Movimiento Responsabilidad Social Todos, especialmente por parte de los más jóvenes.

 

Para terminar, recomiendo leer este enlace, como una forma de poner en práctica lo que he venido diciendo, como para que después no nos digan que nos la buscamos por escoger mal a quien hoy nos gobierna; si no, como dirían los Hermanos Yaipén, "a llorar a otra parte". ¡Provecho!: http://www.lampadia.com/analisis/economia/complot-anti-desarrollo-al-descubierto

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