viernes, 10 de enero de 2020

En defensa del Sagrario

Carlos Castillo Mattasoglio, Arzobispo de Lima (Fuente: www.aciprensa.com)

¡Feliz año a todos mis estimados lectores! Mis mejores deseos y oraciones para cada uno de ustedes para este flamante año 2020. Nada mejor que comenzar con un artículo catequético referido a un tema que ha causado desconcierto en un sector de la feligresía. Hace apenas 2 días me enteré de las palabras pronunciadas por el Arzobispo de Lima, Carlos Castillo, quien aseguró que “nadie se convierte con el Sagrario” Y todo, en el marco de la Asamblea Sinodal Arquidiocesana: "Iglesia de Lima, a ti te digo ¡Levántate!", realizada del 6 al 8 de enero en la capital peruana. En mi condición de creyente, me permito tomar algunos extractos de la noticia propalada por la agencia de noticias ACI Prensa, de fecha 9 de enero, para ilustrar con detalle lo que dijo monseñor:

“Lo decía el Papa cuando decía que ‘yo me he convertido a partir de que estuve contemplando el Sagrario’. Eso lo dijo en Trujillo. Bueno, discúlpenme pero nadie se convierte con el Sagrario. Todos nos convertimos a partir del encuentro con personas que nos interpelan y que son dramas humanos en donde surge la posibilidad de encontrar al Señor”, afirmó el Prelado en una ponencia el 7 de enero, según se aprecia en un video publicado en el canal de Youtube del Arzobispado de Lima.

Gustavo Gutiérrez (Fuente: www.cep.com.pe)

Sabemos por hechos recientes que Monseñor Castillo, en su calidad de discípulo del sacerdote Gustavo Gutiérrez (padre de la Teología de la Liberación), tiene una posición progresista de izquierda que se refleja en sus discursos, homilías, videos y entrevistas. Todo eso está registrado y al alcance de cualquier interesado. No es mi intención compararlo con ningún otro sacerdote u obispo "de derechas" pues eso sería muy limitante para comprender la magnitud del error. Tampoco es mi intención dar clases de teología ni escribir un tratado sobre la Eucaristía. Sólo me limitaré a decir lo que pienso de las palabras del arzobispo. Para ello empezaré diciendo que es cierto, al Señor se le puede encontrar reflejado en nuestro prójimo, especialmente el más sufriente. Pero su presencia no se limita a ello.

Altar de la iglesia Virgen del Carmen (Machu Picchu Pueblo)

Hace pocos días visité Cusco y tuve la oportunidad de presenciar misas oficiadas con mucha reverencia por los sacerdotes encargados en la Catedral y especialmente en Machu Picchu, en cuya parroquia Virgen del Carmen (la única que existe en el pueblo), el presbítero aprovechó la homilía para dictar una magistral catequesis de 45 minutos sobre el valor de la familia, precisamente en ese 29 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia. Y no solo eso: había un conjunto escultórico detrás del altar, en el que María y José estaban de rodillas, en gesto de adoración y ternura no hacia una escultura del niño Jesús, sino hacia el mismísimo Sagrario, donde Jesús Sacramentado permanece en espera de nuestra presencia. Sinceramente, fue una catequesis hecha sin palabras, pero con la humildad propia de la sabiduría popular.


San Juan Bosco dijo que para que el sacerdote pueda mirar la realidad “con ojos de hombre y con ojos de Dios” se debe pasar “mucho tiempo delante al tabernáculo”. Además, en diversas oportunidades, el Papa Francisco se ha referido a la importancia de rezar ante el Sagrario y dijo una vez que al ser sucesor de los apóstoles, está llamado por Jesús para quedarse con Él y, por ello, “delante del tabernáculo aprende a confiarse al Señor”, porque allí “encuentra su fortaleza y su confianza”. Eso puede explicar que muchos robos sacrílegos tengan como objetivo profanar la Santa Eucaristía, por lo que incluso los satanistas parecen creer más firmemente en la presencia real de Jesús en el Sagrario que muchos que se dicen católicos. De ahí nuestra gran responsabilidad en la formación y defensa del más importante de los sacramentos.



La base bíblica de la Eucaristía se encuentra en todas y cada una de las páginas de la Biblia. El doctor en teología Fernando Casanova lo confirma con su testimonio de conversión movido por el estudio de la palabra referido a la Eucaristía. El mejor homenaje que podemos tributar a nuestros predecesores en la fe, mártires algunos de ellos por defender la Eucaristía, es tomar unos minutos de silencio y abrir el corazón ante lo que ese Dios silencioso y amoroso nos quiere comunicar de múltiples maneras, presente en cada frágil e indefensa partícula de pan consagrado. Los anticlericales y los necios se burlarán de mis palabras, pero eso a mí me es indiferente.

Custodia con el Santísimo Sacramento para su adoración

Al principio quedé desconcertado por el hecho de que un obispo católico niegue ante todo un grupo de personas la posibilidad de experimentar una conversión interior al contemplar a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad presente en cada hostia consagrada guardada en todos los tabernáculos de las iglesias del mundo. Ante eso, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que existen muchos casos que prueban todo lo contrario. Pongo como ejemplo el más reciente: el del futuro sacerdote canadiense Marcus Schonnop (ver aquí el artículo: https://www.religionenlibertad.com/personajes/770322988/Agnostico-casi-ateo-ante-el-Santisimo-reto-a-Dios-senti-olas-de-gozo-amor-supe-que-era-real.html?utm_source=boletin&utm_medium=mail&utm_campaign=boletin&origin=newsletter&id=31&tipo=3&identificador=770322988&id_boletin=703334285&cod_suscriptor=82007).

Un ejemplo del buen samaritano en nuestro tiempo (Fuente: estebanlopezgonzalez.com)

Concluyo diciendo que hay que rezar mucho para que nuestros pastores nos confirmen en la fe y en la doctrina milenaria de la Iglesia y que, con todo el debido respeto, no nos confundan con elucubraciones teóricas o sociológicas inspiradas en pareceres personales o en ideologías. Cristo está presente en nuestro prójimo. Sí, pero especialmente lo está en el Sagrario, pues Él, que ve el interior de nuestros corazones, escucha la adoración ante el Santísimo Sacramento, habla en el silencio de la oración, y responde de la manera que mejor le conviene a cada una de sus amadísimos hijos, especialmente cuando se hacen vigilias de reparación. Acudamos a Él con frecuencia, pues así ponemos nuestro granito de arena para santificarnos y volvernos luces en medio de la oscuridad de este tiempo.

Adoración eucarística al final de una misa (Fuente: hermandaddelaresurreccion.com)

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