viernes, 29 de diciembre de 2023

Tributo a Pedro



Se nos fue Pedro Suarez Vertiz, uno de los grandes referentes del rock peruano de los últimos 40 años. Debo confesar que al comienzo creí que era una broma de mal.gusto por el día de los inocentes, pero cuando la noticia se replicó en todos los medios nacionales, la tristeza me invadió por completo el corazón (más aún estando fuera de mi país).

Y es que Pedrito (como se le conocía cariñosamente) no era un rockero más de los que migran de una banda a otra para después probar suerte como solista, experimentando con diversos géneros hasta encontrar el suyo. No. Él componía gracias a su sensibilidad poética y musical desarrollada desde temprana edad, gracias al ambiente artístico heredado de su familia.

Lo suyo era el pop-rock hecho del corazón sin importar los gallos, desafinaciones, etc., como siempre se defendió cuando alguien criticaba su estilo. Los temas que trataba son tan universales (“Alguien que bese como tú”) como tan peruanos (“Cuando pienses en volver”). Tan reflexivos ("El árbol”), como rebeldes (“Mi auto era una rana”). Tan testimoniales (“Talk show”), como nostálgicos ("Días de infancia”). Tan espirituales (“Me elevé) como carnales ("Globo de gas”). Tan románticos (“No pensé que era amor”) como realistas (“Pasear en bicicleta”). Y todo con la espontaneidad que lo caracterizaba.

Sus ritmos, entre movidos y calmados, pero siempre cargados de una profunda ilusión y deseo de felicidad y de paz han calado hondo en la sociedad peruana, de tal modo que su legado no ha hecho más que crecer, a pesar de su enfermedad, que lo alejó de los escenarios, pero nunca del cariño de sus fans. Llevó alegría como vocalista de Arena Hash durante los duros años del terrorismo y la hiperinflación en los ochenta y el jolgorio como solista desde los noventa.

Personalmente lo recuerdo cuando, durante un 8 de diciembre, fue a mi colegio para un concierto y entre todos mis compañeros del último año, en plena efervescencia adolescente, cantábamos y bailábamos en circulo el tema “Podré cambiar”; y cuando estaba en mi etapa de estudios generales universitarios sonó mucho el tema “Degeneración actual”. Eso significa que Pedro no callaba en sus canciones sobre temas incómodos o duros, que muchas veces no queremos oír ni ver.

Sin duda, su temprana muerte a los 54 años nos cogió de sorpresa a todos, sobre todo a quienes crecimos con su música y leyendo sus publicaciones en la revista Somos o en sus redes sociales, donde reflexionaba sobre una diversidad de temas de forma respetuosa e inteligente. No cabe duda de su espíritu auténtico al mostrarse siempre como él era por dentro y por fuera, desde sus pantalones de cuero negro, hasta su bufanda y sus gafas en su última etapa de vida, siempre acompañado de su guitarra. Todo ello reflejado incluso en su autobiografía Yo Pedro (2013).

Sus canciones, producto de su vocación y su alma quedarán por siempre en el repertorio de quienes lo admiramos y conocimos, aunque sea solo de vista. ¡Hasta siempre, Pedrito! Mis condolencias a su familia desde esta humilde columna de opinión y mis oraciones por su descanso eterno y en agradecimiento por obra y su legado musical y personal.

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