martes, 15 de abril de 2014

La Ortiga quema y atrae a la vez

Se cumplen dos años del fallecimiento de uno de los columnistas más polémicos de Perú. Hablamos de Andrés Bedoya Ugarteche, un periodista arequipeño que nos dejó a los 76 años por un cáncer de pulmón, debido a las dos cajetillas diarias que se fumaba. El entonces director del diario Correo, Aldo Mariátegui habló de él en su columna "Hasta más vernos", el 18 de abril de 2012. Esa era la frase con la que Bedoya cerraba cada una de sus provocadoras columnas.
Su talante anticlerical, antimilitarista, anticomunista y antifútbol era más que notorio. Nunca se callaba nada de lo que pensaba y muchas veces su lenguaje punzante y soez causaba molestia, risa y desataba pasiones como si fuera un pirómano queriendo provocar un incendio forestal. Disfrutaba de su pasión, su picardía, su gran sentido del humor complementado por su prototipo de gentleman, sus actitudes escépticas, su carácter volcánico (no hay duda de que era arequipeño) y su vasta cultura a la hora de responder de manera contundente a sus detractores o a quienes le insultaban. Y sin dejar de mencionar su pasado como periodista televisivo y su recordado programa "La pedrada de Andrés". Para más detalle ver el siguiente enlace: http://peru21.pe/impresa/ortiga-2178010
Personalmente me sentía herido cuando se metía con los sacerdotes a la hora de defender a los homosexuales. Lo cierto era que se equivocó al dejarse llevar por su antipatía hacia el clero porque en temas religiosos demostró una ignorancia supina ya que la Iglesia acoge a los que sienten atracción por la gente del mismo sexo, pero no acepta las prácticas homosexuales por ser contrarias al orden moral y a la virtud de la castidad, por más que él exigiera que el MHOL lo nombrara "maricón honorario". Igual que las relaciones sexuales heterosexuales, fuera del matrimonio. Tampoco fue consciente de que la fe sí puede ser objeto de burla y sacrilegio. Basta mirar el testimonio de los mártires, especialmente los del siglo XX, cuando fueron asesinados "por odio a la fe". Particularmente interesante fue cuando Beto Ortiz lo entrevistó en su casa en Arequipa en el año 2009 como un reportaje para su programa Enemigos Íntimos, que conducía junto al hoy debutante cineasta Aldo Miyashiro. La entrevista fue sólo para darlo a conocer, pues por su edad, Bedoya y su particular personalidad, ya no era de las personas dispuestas a cambiar de opinión. Todo se produjo como consecuencia de un galardón que le dio la ONG británica Survival, a la columna más racista del mundo, en la que supuestamente sugirió que el presidente García usara el napalm para castigar a los asesinos de policías durante el "baguazo". Estas fueron sus palabras de respuesta después de un mes: Bueno, como quiera que yo tomo las cosas como de quien vienen, no puedo sentirme más agradecido. Que una ONG defensora de derechos humanos de pueblos indígenas me maltrate, es un verdadero honor que hará maravillas en mi currículo. Espero que el tal premio me sea otorgado en ceremonia especial y la presencia de la mismísima Isabel II y el Príncipe Felipe de Edimburgo (de quienes me ocuparé más adelante), con chequecito, medallita, diploma y todo. Obviamente, Survival es una ONG que -como todas las oenegés de Derechos Humanos- está constituida por colonias de sanguijuelas que le chupan la sangre (y millones de libras esterlinas) a cándidos ingleses que nunca se enteran de que son anfitriones de inútiles parásitos. Dear british friends: in case you don't know it, your money is going down the drain. I am not a racist. Keep reading. Los sinvergüenzas de Survival no ayudan a los pueblos indígenas. Por el contrario, les conviene mantenerlos en la miseria y la ignorancia para seguir mamando. El día que se queden sin marginados, se les acaba la teta. ¿Capichi?
El espacio de esta columna no alcanzaría para analizar y criticar cada uno de sus escritos, pero considero necesario colocar un ejemplo elocuente de su antipatía hacia el fútbol que me divirtió mucho y de su estilo venenoso e hilarante a la hora de hablar de él y de la violencia de las barras bravas: Barras bravas y homicidio: - Bueno, todos sabemos que el fútbol es una de las mafias más corruptas y productivas del planeta. Y lo preocupante es que las "masas" que siguen a este supuesto "deporte" son las que cuentan con el coeficiente intelectual más bajo que concebir se pueda (incluyo particularmente a los "inchas"). Desde la FIFA hasta la más humilde liguita de la menos significativa republiqueta, la enorme mayoría de dirigentes son verdaderos pandilleros. No es casualidad que la reina Victoria de Inglaterra prohibiese el fútbol, pues según ella se trataba de "un deporte de rufianes". Coincido chento per chento con ella, y eso que en su época no había "hooligans" (ya casi extintos gracias a la policía de países realmente civilizados) ni "barras bravas". Un grupo de estos subnormales ha asesinado a una jovencita que nada tenía que ver en el entuerto (en referencia a la estudiante Paola Vargas, empujada por barristas de la U desde un microbús en movimiento y muriendo en el acto), y nuestro ministro del Interior está con mariconadas: "¡Ay! No podemos oponer violencia a la violencia..." ¡Por la metagalaxia! Si nuestras Fuerzas Armadas no hubiesen opuesto violencia a la violencia, hoy día nuestro Presidente sería el camarada Gonzalo. Recuerdo que fui muy criticado cuando hablé de napalm (repito, no pensé que lo tomaran literalmente). Bueno, ahora tengo una idea mejor y más espectacular para combatir a los barrabravistas: en pleno desarrollo del "clásico" "U"-Alianza, digamos, aparecen sobrevolando dos helicópteros artillados -negros y sin números de identificación- y descargan sus cañones ametralladores sobre las tribunas sur y norte. 450 muertos por lo menos, y chau barras bravas, per saecula saeculorum. Claro, se me va a adjetivar de racista, clasista, machista, traidor antiperuano, traidor prochileno, insensible, reaccionario, enemigo del pobre, déspota, imperialista, fascista, segregacionista, alienado capitalista, genocida, flagelo de la clase trabajadora, opresor del débil, odiador del pueblo, némesis del humilde, blanquito miraflorino, nazi y miembro del Ku Klux Klan. Bueno, todo eso cabría si estuviésemos hablando de seres humanos. No es el caso. Con el exterminio de las brarras bravas, de lo más que se me puede acusar es de delito ecológico o cacería clandestina de especies en peligro de extinción. Esto no es más que una simple fumigación...
Como podemos apreciar, él decía las cosas tal como pensaba, y hoy en día se extrañan a los periodistas que digan las cosas de manera francamente brutal, directa, con ironía, cultura, con estilo soez, deslenguado y sin miedo a la censura de la dictadura de lo políticamente correcto. Paradójicamente, los que más lo odiaban eran los que más lo leían y eso revela el carácter reprimido e hipócrita que se respira en nuestra sociedad, pues mucha gente piensa como él pensaba o de manera similar y utiliza la careta del "open minded" para no pisar los cayos de nadie ni de sus amigos. Personas así polarizan, pero no causan indiferencia. Q.E.P.D. Tocayo Ortiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario