jueves, 26 de septiembre de 2013

Dictadura, Ideología e Intolerancia

A lo largo de la semana pasada, columnistas de diferentes periódicos nacionales se expresaron a favor del proyecto de unión civil entre personas del mismo sexo presentado por el congresista Carlos "Techito" Bruce. Como se puede apreciar, las razones que alegan son: libertad, tolerancia, no discriminación, reconocimiento, derecho, entre otras. Casi siempre han enarbolado estas banderas enfrentándose a su enemigo ideológico, la religión católica. No obstante, hasta ahora ningún medio secular, como es de esperarse, ha profundizado en las intenciones reales que se esconden detrás de este tipo de proyectos y menos aún, en el alcance de sus consecuencias. Veamos.

1) Por lo general, se utiliza la palabra "libertad" para invocar la autonomía de pensamiento y de opinión, así como la independencia, tanto económica, como emocional, de tal manera que permite al ser humano echar a volar su imaginación para crear proyectos y realizar actividades en beneficio suyo y de los que lo rodean. Ser libre es un presupuesto necesario para que el ser humano alcance la plenitud de su desarrollo personal. A pesar de esto, la libertad humana en sociedad no es ilimitada, pues está restringida por la ley, el orden público y las buenas costumbres. Las tres no son barreras al libre desenvolvimiento de la mente, sino que son reglas para encausar el correcto actuar del hombre. Además, cumplen la misión de procurar el orden social y evitar que los inevitables abusos ocasionados por el ejercicio de la libertad se conviertan en albo habitual que perjudique a cualquiera de manera más o menos grave. Por lo tanto, la libertad, necesita ser siempre reglamentada, al igual que la vida en el hogar, pues sin ella, la sociedad se dirige a la anarquía y el descontrol absoluto. Como bien lo dijo Gandhi "la libertad no es la licencia para realizar cualquier cosa".

2) En cuanto a la "tolerancia" como argumento para aceptar las opiniones y prácticas ajenas, es una virtud necesaria para la convivencia armónica entre quienes integran una determinada sociedad. Por algo es tan conocido el lema "no hagas a los demás no lo que no te gusta que te hagan a ti". Ojo: esto, sin embargo, no es licencia para forzar a pensar y actuar de una manera que un grupo, equipo, partido o gobierno quiere que se siga de acuerdo a su doctrina, política, afición o ideología. La historia de la humanidad cuenta con innumerables ejemplos en los que, basándose en los parámetros mencionados, violó la libertad del hombre, especialmente durante el siglo XX, porque una vez en el poder, la tentación de querer que todos piensen como uno necesita frenos de tipo legal y consuetudinario.

3) No discriminación es el término preferido por Bruce para defender su proyecto de ley, y pese a que en sus declaraciones dice no atacar el matrimonio es necesario precisar que la discriminación hay existido siempre en todas las culturas y pueblos, unas veces justificada y otras veces no. Por ejemplo, un cojo no puede ser bailarín, un daltónico no puede ser conductor y un prontuariado no puede ser ministro. ¿Eso es discriminar? Sí. Y por eso ¿pueden alegar injusticia, violación de sus derechos, falta de protección legal? No. La discriminación hecha con un criterio razonable y basada en la seguridad y protección de la sociedad es necesaria para mantener el orden. Las parejas homosexuales tienen libertad para vivir su vida, pero ¿pueden procrear? ¿Pueden garantizar el desarrollo psicológico y emocional de los niños? ¿Pueden permanecer juntas hasta que la muerte los separe? ¿Tienen una vida sexualmente casta? La respuesta es no.

4) Como consecuencia de lo anterior, sus derechos como personas tienen reconocimiento tanto en la Constitución como en la ley, pero sus comportamientos no son precisamente los que encajan dentro del fin del matrimonio, es decir, la procreación y el cuidado de los hijos. Y si bien el proyecto de Bruce sólo incide en las uniones y no en el matrimonio civil como contrato, nada impide que en el futuro se presente otro proyecto promoviendo la unión matrimonial homosexual, generándose así una contradicción en términos y una progresiva estrategia que debilite al matrimonio como institución fundamental para toda sociedad, anterior a la existencia de los Estados.

5) La función del derecho es defender la familia como célula básica de la sociedad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad. Toda comunidad política tiene el deber de honrar a la familia, asistirla y asegurarle especialmente la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con sus propias convicciones morales y religiosas; la protección de la estabilidad del vínculo conyugal y de la institución familiar; el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa, a tener un trabajo, una vivienda, el derecho a la atención médica, a la asistencia de las personas de edad, a los subsidios familiares;  la protección de la seguridad y la higiene, etc. 

Como vemos, los presupuestos anteriores tienen una base de valores sobre las cuales se construyen las leyes y normas de costumbre que ordenan nuestra sociedad. El proyecto de Bruce es un evidente contrasentido basado en presupuestos ideológicos importados desde Norteamérica y Europa, donde para su reconocimiento legal se necesitó de grupos de presión millonariamente financiados por organismos políticos internacionales y poderosas multinacionales con intereses ideológicos y económicos encubiertos. Estos grupos se manifestaron de manera hostil contra la libertad de los miembros de la sociedad debido a que en nombre de los cinco presupuestos mencionados, tan manoseados por la ideología de género, buscan redefinir, debilitar y hacer desaparecer el matrimonio como institución y crear así una sociedad anárquica donde la institución de la familia sea regulada por el Estado, incluyendo la educación moral de los menores de edad.

Así, se crea un clima de intolerancia, discriminación, no reconocimiento y hasta persecución, que progresivamente lesionará el derecho a disentir públicamente y llevará a la sociedad a una nueva etapa de conflictos sociales. Una prueba de este caldo de cultivo son los ataques contra el cardenal Juan Luis Cipriani por parte de personas versadas en periodismo, derecho, sociología, etc. pero que carecen de la más mínima noción de tolerancia y honestidad, mostrando así una supina ignorancia en temas de moral, religión, psicología, sociología, sanidad y hasta economía. Porque al fomentar un proyecto de este tipo, se generarán consecuencias sobre todos esos ámbitos que contribuirán a imponer el objetivo de la ideología de género: la destrucción del matrimonuio y la imposición de la dictadura del pensamiento único. Y éste es sólo el primer paso, si se sigue el método de Gramsci.