martes, 14 de julio de 2020

Plop con P de Pepo


Hoy se cumplen 20 años de la muerte de Pepo, dibujante chileno dueño de una creatividad desbordante para retratar al chileno de su tiempo, despertándonos simpatía, ternura, gracia y sencillez. Atributos que él poseía, debido a que nunca buscó la notoriedad ni el reconocimiento mediático. Eso se lo dejó para sus creaciones como Don Rodrigo, El Pingüino, Viborita o las caricaturas de varios ex presidentes de su país.

Dado que hoy en día el saber más de Pepo es mayor tras haber sido opacado por el pícaro cóndor humanoide desde 1949, considero que es propicio conocer un poco más de su persona compartiendo información proveniente de dos ediciones de lujo de "Condorito": una por los 50 años del personaje y otra por el primer año del fallecimiento de su creador.

Debido a ello, en esta columna tendremos un menor número de palabras del acostumbrado y daremos tribuna a uno de los dibujantes latinoamericanos más destacados del siglo pasado. Si Pepo era modesto en su forma de ser, imagino que él dejaba que su obra hablara por sí misma a pedido del lector, y no sólo cuando uno la encuentra en la sala de espera de una peluquería para caballeros. 

Algunos dirán que Condorito ya está en vías de extinción. Pues su humor blanco y pícaro era más auténtico cuando el propio Pepo creaba las historias y los personajes que poblaban Pelotillehue, una ciudad muy famosa, pero que no existe en ninguna parte del mapa de Chile. Incluso la película de animación de 2017 tuvo su gracia pero no era sobresaliente, pese a la fidelidad al cómic.

Lo cierto es que si muere, seguirá haciéndonos reír desde el más allá (con el letrero "Cielo" en la entrada custodiada por Don Peyuco) para luego revivir y continuar con sus aventuras cándidas propias de un mil oficios, y así sucesivamente. Después de todo, "Condorito no puede morir", de acuerdo a una entrevista concedida por Pepo a la revista Qué pasa en 1994.

En pleno siglo del conocimiento, del reggaeton, del Netflix, de la inmediatez generada por los smartphones y las redes sociales, Condorito brinda nostalgia y humor sano e ingenuo despojado de cualquier postura política o religiosa. Eso le ha ayudado a trascender el paso del tiempo y las fronteras chilenas para ser alguien con el que cualquier latinoamericano se puede identificar, como también lo hizo Chespirito en México, pero desde la televisión, claro.

Luego de esta presentación, disfrutemos de este breve homenaje visual al historietista René Ríos Boettiger (1911-2000). Buen provecho.