viernes, 22 de enero de 2016
And the Oscar goes to…
Tras su fundación en 1928, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood ha ido creciendo en poderío mediático, empresarial, cultural y hasta político en el mundo occidental. Empezó sin ceremonias previas ni estatuillas, y sólo se limitaba a comunicar los galardones por la radio, como un mero evento para agasajar a quienes destacaban por sus contribuciones artísticas y técnicas a la industria del cine. Hoy ese modelo sigue vigente en todo el mundo, pero la avalancha mediática de los Oscar opaca al resto de ceremonias recurriendo a su ejército de marketeros, paparazzis, twitteritos, periodistas acreditados, actores, actrices y anfitriones (demasiado) bien pagados y acicalados para mantener alta la expectativa en los resultados, muchas veces predecibles, hay que decirlo.
Las ceremonias de premiación en distintos festivales internacionales generan expectativa también, pero no concitan tanta atención como el Oscar. Berlín, Venecia, Cannes, San Sebastián, Locarno, Tribeca, Sundance, La Habana y Lima (hace pocos años) influyen a la hora de dar a conocer cine de autor, independiente, más reflexivo, más intelectual, más introspectivo y de mayor identificación con la sensibilidad colectiva del país anfitrión, además de promover a los jóvenes valores de la industria, aunque no sintonicen con los gustos de las masas, pues éstas ven al cine más como un medio de entretenimiento. Por ejemplo, los premios David di Donatello (Italia), César (Francia), Bafta (Inglaterra), Ariel (México) son también la expresión de una industria local que desea hacerse destacar gracias a la prensa farandulera. Sin embargo, los Globos de Oro suelen ser los premios más acertados, pues la prensa extranjera acreditada en Los Ángeles suele tener criterios más variados e informados a la hora de conceder esos galardones sin pertenecer a un sindicato.
La crítica de cine muchas veces cuestiona los criterios de los miembros de la Academia para premiar películas, incluso sin que a veces sus directores estén nominados. Dicen que tal película “se dirigió sola” o que esta otra “no es del gusto de la Academia”, etc. Los criterios son muy comprensibles, y es que el Oscar es entregado por una mezcla de criterios comerciales y artísticos inmediatistas basados en la popularidad o en el sentimentalismo, que no siempre atienden a la calidad intrínseca de la película en todos sus aspectos. Tal vez por eso sea evidente cómo algunos galardones caen en el olvido o son criticados al lado de otros mucho más meritorios. Claro, la Academia compensa esto otorgando premios-homenaje “a la trayectoria”, “a la contribución de fulano de tal”, como el Irving G. Thalberg o el Cecil B. De Mille (para Alfred Hitchcock y Kirk Douglas respectivamente), pero eso no siempre es cuestión de justicia, sino de imagen institucional. Mario Vargas Llosa concordaría con esta opinión tras escribir su ensayo “La civilización del espectáculo”, especialmente tras constatar la conversión de esta ceremonia, desde los años noventa, casi en un circo.
En esta oportunidad no se hará un análisis de las películas nominadas, ni tampoco una crítica a la política de la Academia. Más bien se hará un recuento de las películas premiadas con la codiciada estatuilla dorada, y que causaron sensación en la taquilla y en la crítica de entonces, pero que se condenaron a enterrarse en la tumba del olvido por parte de ese implacable sepulturero llamado el tiempo. Y eso no responde necesariamente a la mala calidad. El crítico de cine Ricardo Bedoya explica dicho fenómeno identificando cambios de sensibilidad y de gusto por parte de las nuevas generaciones, además de la evolución de los géneros cinematográficos, de acuerdo a las tendencias culturales de cada época, siempre en transformación. Los ejemplos son innumerables y las excepciones a la regla reflejan el talento y la proyección de cada realizador para ir contra los convencionalismos. Aquí la lista de Oscares olvidados:
• Alas (1928): Gary Cooper en la primera película que ganó el Oscar, un drama bélico mudo por el cual nadie se acuerda. A diferencia de sus trabajos en “El secreto de vivir”, “El orgullo de los Yankees” y sobre todo, “A la hora señalada”.
• La melodía de Broadway (1929): Dos hermanas bailarinas de vodevil y su rivalidad por un empresario del espectáculo. Hoy se ve casi como un documental que muestra el nacimiento del cine musical, pues la trama no tiene mayor originalidad.
• Cimarron (1930): Es conocida la secuencia de la carrera de diligencias en esta epopeya que causó sensación en su momento, pero que ni Irenne Dunne pudo hacer trascender.
• Cabalgata (1934): Las penurias de una familia británica durante el primer tercio del siglo XX. Palidece frente “Adiós a las armas”.
• Motín a bordo (1935): Rebelión contra el tiránico capitán de un barco inglés durante una expedición por los Mares del Sur. Buena y atrapante película, pero opacada por la actuación de Clark Gable en “Lo que el viento se llevó”, cuatro años después.
• El gran Ziegfeld (1936): Tres horas de aburrimiento sobre la vida de Florenz Ziegfeld Jr., uno de los más exitosos empresarios de musicales para el teatro de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
• La vida de Emilio Zola ((1937): Técnicamente envejecida, pero interesante aproximación a la vida del escritor francés y su lucha por la libertad del capitán judío Alfred Dreyfuss.
• Siguiendo mi camino (1945): La relación entre un cura católico joven y simpático y otro anciano y severo en una parroquia de pueblo. Sirve hoy como un llamado al entendimiento y a la caridad (eran los años de la Segunda Guerra Mundial), pero no logra hacer olvidar a “Perdición”, de Billy Wilder, quizá el mejor film-noir de la historia.
• La luz es para todos (1948): Investigación periodística sobre el antisemitismo en Estados Unidos, con un joven Gregory Peck. “Grandes esperanzas” de David Lean le hace envejecer.
• El espectáculo más grande del mundo (1953): un olvidado drama circense se impuso sobre esa maravillosa obra llamada “El hombre tranquilo” de John Ford.
• Marty (1955): Un romance entre solitarios y poco agraciados personajes. Una historia muy realista y hermosa que urge reivindicar, pero que no encajaba en los estándares del cine romántico de Hollywood, con su típico rompecorazones.
• La vuelta al mundo en 80 días (1946): Aventura en varios parajes internacionales para lanzar en Hollywood a Cantinflas. Le ganó a la monumental “Los 10 mandamientos” y siempre se le criticará a la Academia por eso.
• Tom Jones (1964): Las correrías y juergas de un libertino bastardo educado como un caballero durante el siglo XVIII. Hoy mediocre y poco divertida, se impuso sobre las espectaculares “Cleopatra” y “América, América”.
• En el calor de la noche (1967): Un policial antirracista con canciones de Ray Charles fue preferido sobre dos obras maestras incontestables: “Bonnie & Clyde” y “El graduado”.
• Oliver! (1968): Versión musical de “Oliver Twist” del gran Charles Dickens con excelentes números de baile, pero “Romeo y Julieta” de Franco Zeffirelli es aun más recordada.
• Gente como uno (1981): Un drama adolescente con conflictos familiares fue preferido en vez de las hoy clásicas “Toro salvaje” y “El hombre elefante”.
• La fuerza del cariño (1984): La relación entre una madre y su hija a lo largo de los años se impuso sobre “Elegidos para la gloria” (la mejor película de Philip Kaufman trata de la historia de la conquista espacial estadounidense).
• África mía (1985): Técnicamente impecable drama romántico sobre una escritora danesa que se establece en Kenia a comienzos del siglo XX. Lo siento, pero “Testigo en peligro” con Harrison Ford tiene mayor intensidad y realismo.
• El último emperador (1988): La historia de Pu Yi, último emperador de China, en una superproducción de interés histórico, pero con poca intensidad dramática, no fue ninguna sorpresa en la ceremonia del Oscar, mientras que “Atracción fatal” se volvió inolvidable.
• El paciente inglés (1996): Sobrevalorada, trágica, ambiciosa y pesimista historia de un conde y cartógrafo húngaro que le cuenta su romance adúltero a una enfermera canadiense en las ruinas de un monasterio abandonado en la Italia de la Segunda Guerra. La corrosiva “Fargo” se disfruta mucho más.
• Shakespeare enamorado (1999): Nadie se explica cómo pudo ganar esta convencional producción a la obra maestra de Terrence Malick “La delgada línea roja”, porque su sólo encanto teatral no fue suficiente para que el tiempo la declare clásica.
• Chicago (2003): Espectáculo musical típico de Broadway hecho para complacer al gusto gringo, pero que se encoge al lado de la inolvidable “El pianista” de Roman Polanski.
• Crash: Alto impacto (2006): Las historias cruzadas sobre el racismo en la ciudad de Los Ángeles prevalecieron sobre las desgarradoras “Secreto en la montaña” y “Munich”. Primó la corrección política en esta edición.
• Quisiera ser millonario (2009): La simpática historia del muchacho que participa en el popular programa de preguntas y respuestas es un homenaje al cine indio, pero que no deja mayor huella, a diferencia de “Frost-Nixon: la entrevista del escándalo”. Además, surgieron numerosas críticas por no haber nominado a “Batman, el caballero de la noche”, hoy convertida en un clásico. La Academia, desde entonces incrementó el número de películas nominadas a diez, para luego bajarlas progresivamente a ocho.
• El artista (2012): Es un buen homenaje al cine silente, pero carece de innovación y riesgo, al lado de la excepcional y filosófica “El árbol de la vida”.
Aun es prematuro ver cómo trata el tiempo a las oscarizadas “Argo”, “12 años de esclavitud” y “Birdman”. Así que, hagan sus pronósticos, vean las caras bonitas que más les gusten, admiren los mejores vestidos, inventen memes, comenten las curiosidades, coman canchita y gaseosa con sus amigos y parejas y disfruten de la transmisión por TNT (y no es por hacerle “cherry” al canal) porque tras la muerte del carismático Pepe Ludmir, nadie (ni Bruno Pinasco) lo ha podido igualar como presentador, y menos en señal abierta. Tendremos que rezar para que llegue un digno sucesor. Mientras tanto, conformémonos con oír esa frasecita cliché “And the Oscar goes to…”.
domingo, 27 de diciembre de 2015
Lugar para un Memorex
Antes de la Navidad, me dio por conocer el Lugar de la Memoria, Museo de la Memoria, Centro de la Memoria, Auditorio de la Memoria, Casa de la Memoria y no sé qué memoria más, pues al final caí en el olvido debido a que descubrí que su nombre es más pomposo y copiado de la política del actual gobierno: "Lugar de la Memoria, la tolerancia y la inclusión social". Estuve leyendo hartos comentarios, columnas y noticias sobre su construcción, su inauguración y el discurso que dio Humala en presencia del "garante" Mario Vargas, el secretario de la Presidencia de Alemania, David Gill, el magistrado de la CIDH Diego García-Sayán y otros representantes de la izquierda política nacional, con la bendición del sacerdote Luis Bambarén. Porque como dicen, es mejor informarse bien de un tema antes de opinar. Así que decidí visitar el susodicho lugar con el fin de tener una opinión objetiva y equilibrada.
Lo primero que vi es el letrero del lugar, hecho con cemento y decorado con cientos de huellas de manos, Entré y me hice un recorrido a pie durante casi dos horas dentro del complejo con el fin de hacer un viaje en el tiempo. Al comienzo veía ecuanimidad a la hora de mostrar, a través de imágenes, testimonios grabados, muestras artísticas, noticias periodísticas de la época, explicaciones y efectos personales de las víctimas, el "conflicto armado interno" que se vivió durante los años 1980 a 2000. Se atribuye a Sendero Luminoso la principal responsabilidad de las masacres de peruanos, sobre todo en la sierra y en la selva. Algunas historias son para llorar, debido a su crudeza y minuciosidad. Con eso, se les da voz para que su dolor sea siempre recordado, porque como dice la mismísima página web de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), “un país que olvida su historia está condenado a repetirla”.
Sin embargo, conforme iba avanzando en el recorrido empecé a sentir cierto sesgo a la hora de presentar los hechos, de tal forma empezó a darme mala espina por lo que podría ver más adelante. Mis temores se vieron confirmados cuando, con perspicacia, vi la óptica ideológica de quienes financiaron la exposición y de cómo se iba a reduciendo, progresivamente, la objetividad a la hora de presentar la responsabilidad de las fuerzas del orden en su misión de combatir a los terroristas. Y digo, con perspicacia, porque cuando la construcción de un complejo donde se exhibe contenidos no exentos de polémica, es necesario tener una visión despojada de cualquier prejuicio o simpatía hacia un bando u otro. Un mal ejemplo es el santuario Yasukuni, ubicado en Tokio, donde se venera la memoria de los soldados japoneses en la guerra contra China, entre ellos, catorce criminales de guerra, ya confirmados como tales.
Es cierto que aparecen testimonios e historias sobre los evidentes excesos en que los militares incurrieron a la hora de perseguir y destruir todo rastro de Sendero y del MRTA, especialmente la matanza de Putis en 1984, que es una mancha en el honor de las fuerzas armadas. Se explica la falta de una política y desarrollo de una labor de inteligencia más organizada y minuciosa, por parte de los gobiernos de esos años, y eso da a entender cómo al no tener información militar fidedigna, el enfrentar a un enemigo invisible en una guerra no convencional y el no hablar el quechua y otros idiomas de la sierra y la selva, las fuerzas del orden actuaron con el empleo de la fuerza, provocando hechos vergonzosos que se evidencian con el descubrimiento de fosas comunes en la sierra y la destrucción de documentos oficiales. No obstante, hay preguntas que el LUM evita responder:
• ¿Dónde están los testimonios de los cientos de militares discapacitados (física y mentalmente), de las familias de los policías y jueces asesinados o amenazados de muerte?
• ¿Por qué no se colocó que el hoy finado Javier Diez Canseco, en su condición de congresista, pidió la legalización del MRTA justo después de la toma de rehenes en la residencia del embajador japonés?
• ¿Por qué los miembros de la CVR no entrevistaron a todos los ex rehenes sobrevivientes de Sendero y del MRTA, y menos a los comandos de la operación Chavín de Huántar?
• ¿Por qué no se exhibió una cronología del fraudulento caso Leonor La Rosa?
• ¿Por qué sólo se colocaron unos cinco ejemplares del libro del general Otto Guibovich "En defensa de la verdad", y una foto gigante del caído sargento segundo Francli Cepoa Pisco?
• ¿Por qué el informe de la CVR no incluyó la labor que realizó Cipriani, el entonces arzobispo de Ayacucho, en esa castigada región y más bien incluyó en su informe la sesgada opinión de un congresista aprista por Ayacucho (se puede ver el siguiente enlace: http://diariocorreo.pe/politica/cvr-no-escucho-a-cipriani-ronderos-y-sacerd-83540/)?
• ¿Por qué no se menciona la liberación del terrorista Carlos Inchaustegui en 2014, quien escondió y protegió a Abimael Guzmán, mientras Sendero cometía los más cruentos y sanguinarios crímenes?
• ¿Por qué no se incluye la trayectoria política e ideológica de los ex comisionados de la CVR, especialmente de Carlos Tapia (ex miembro del MIR) y de Diego García-Sayán (ex miembro de Vanguardia Revolucionaria)?
• ¿Por qué no se incluyó el nacimiento del Movadef y del Fudepp como estrategias del "presidente Gonzalo" si la muestra abarca, en la práctica, hasta el año 2015?
• ¿Por qué no se explicó el por qué de la ideología comunista, de sus creadores en el siglo XIX, sus perpetradores políticos en el país a lo largo de la siguiente centuria y sus radicales objetivos sociales, políticos y económicos y sobre los 100 millones de muertos que provocó en todo el planeta?
• Si se busca la reconciliación y la tolerancia, ¿por qué no se construyó una capilla propia de un cementerio general, para que todos los credos oren por las víctimas y por los maltratados de hoy?; y siguen las preguntas...
Muchos de los visitantes eran jóvenes que no vivieron esa sangrienta época de nuestra historia (vi que más estaban preocupados de sus selfies y whatsappeos), y turistas extranjeros que estaban acompañados por peruanos que les explicaban en sus respectivos idiomas lo que cada muestra exhibía. Al final saldrían pensando que éste es un país de salvajes (pero claro, si no viven acá). Pero algo tan elemental en un museo como colocar las explicaciones en inglés al lado del español no se ha efectuado ni se ve en ningún lado (ni siquiera los letreros "Exit" o "Restrooms" por si alguien se siente mal del estómago al contemplar crudezas visuales o literarias). También resulta sospechosa la colocación, por duplicado, de una gigantesca foto del muro de la desigualdad entre Las Casuarinas (Surco) y San Juan de Miraflores. Algunos dirán que es una forma de criticar la discriminación entre ricos y pobres, entre mestizos y blancos, entre cultos e incultos, entre flacos y gordos, etc. Otros dirán que eso lo único que fomenta es el odio de clases y el eterno resentimiento, como motor de las "revoluciones" y las injusticias que de ellas se derivan.
Los "puentes" entre peruanos no se pueden construir exhibiendo nuestra historia desde una óptica oficial, sino dando voz a todas las partes involucradas en el conflicto. En respuesta, las fuerzas armadas, para reivindicarse moral, mediática y políticamente, podrían erigir un museo para reconocer la labor heroica de sus miembros y repudiar los excesos y crímenes que otros cometieron. Después de todo, a nadie en su sano juicio, se le ocurriría condenar a los soldados que pelearon en la Guerra del Pacífico. El Estado peruano tiene que reforzar su defensa legal ante las cortes internacionales para no dar una imagen de genuflexión política ante las simpatías de sus magistrados.
Así que, terminé mi visita, desengañado por la falta de perspectiva del tiempo que se necesita para exhibir material como éste, la carencia de rigor sociológico y el notorio tinte político de lo que se muestra en este museo. Lo único bonito que se puede contemplar es la puesta de sol que se ve en la azotea al terminar el recorrido y la exhibición gratuita de películas, como "Magallanes", que ayuda a conocer más el cine peruano. Para terminar recomiendo leer "El trigo y la cizaña" de Federico Prieto, "El octavo ensayo" de Aldo Mariátegui, "Rehén voluntario" de Juan Julio Witch S.J. y Luis Rey de Castro, "El poder invisible" de Alfonso Baella Tuesta y "Rehén por siempre" de Luis Giampietri. A ver si así se logra equilibrar la balanza de la justicia, conocer la óptica de las víctimas y el evitar comprar en la farmacia un "Memorex". Después de todo el "excluidos los que excluyen" que expresó García-Sayán en la inauguración de este museo no responde necesariamente a esa premisa. Como yapa, el siguiente audio-video ayuda a entender la tendencia política de los hacedores del LUM:
sábado, 14 de noviembre de 2015
Estar en la universidad es una cosa... de la SUNEDU
No. El Grupo Río no cambió la letra de su célebre tema ochentero "La Universidad". Muchos que conocen el penoso estado de la educación universitaria nacional habrán deseado que hubiera sido así y no que el Tribunal Constitucional ratificara la constitucionalidad de la Ley Universitaria N° 30220 tras haber declarado infundadas las demandas presentadas por los Colegios de Abogados de Lima, el de Lima Norte, y por un grupo de congresistas invocando principalmente la violación de la autonomía universitaria con la creación de la Superintendencia Nacional para la Educación Superior Universitaria (SUNEDU), organismo técnico adscrito al Ministerio de Educación (MINEDU).
Tras haber leído la sentencia junto con los votos singulares.de los magistrados Ernesto Blume Fortini y José Luis Sardón De Taboada, debo confesar que tengo sentimientos encontrados respecto a varios de los fundamentos. Porque de un lado reconoce que hacen una interferencia “en la libre iniciativa privada y la libertad de empresa, pero ésta es legítima y proporcionada, ya que permite alcanzar un alto grado de satisfacción del derecho a la educación universitaria”. Para ello, otorga poderes a los burócratas de la SUNEDU, quienes decidirán qué universidad debe ser rescatada y cuál cerrada. Por supuesto, se asegura que se aplicarán rigurosamente las obligaciones administrativas para garantizar un trabajo objetivo a fin de mejorar la educación universitaria a nivel nacional. Por otro lado, todo eso plasmado en una ley (en un papel, para ser más realista), ¿se va a cumplir en la vida real? ¿O será la oportunidad para privilegiar las universidades públicas sobre las privadas? ¿Las universidades seguirán siendo locales partidarios de ciertos candidatos al poder político? ¿Serán los órganos de comunicación de ciertas ONGs con las que simpatiza el partido oficialista, sin importar su nombre?
Estos temores no son para soslayarse, pues el Tribunal Constitucional justifica la existencia de la SUNEDU diciendo que ha recomendado su creación y repite una y otra vez que la educación es un servicio público. Sin embargo, el artículo 58 de la Constitución lista a la educación entre las principales áreas de actividad del Estado sin englobarla al concepto de "servicios públicos". En todo caso, lo correcto sería denominarla "instrucción", porque la educación es un derecho y un deber de los padres de familia, además de que forma parte de la labor subsidiaria del Estado. En otras palabras, la educación no empieza en la universidad, ni en el colegio, sino en la cuna. De ahí que las palabras más idóneas en esta ley hubieran sido "instrucción terciaria". Así se estaría demostrando que se redactaría una ley con criterio técnico, no político y menos copiando palabras de leyes (que regulaban realidades pasadas y distintas) o documentos internacionales.
Para complementar lo anterior, de acuerdo con el magistrado Sardón "la educación no es una industria de redes, en la que sea difícil tener competencia. Las telecomunicaciones, la distribución de energía eléctrica y gas natural, la infraestructura de transporte de uso público y el saneamiento sí lo son. De ello deriva la necesidad de tener los organismos reguladores (...) OSIPTEL, OSINERGMIN, OSITRÁN y SUNASS...". Tampoco puede justificarse la creación de la SUNEDU haciendo referencia al Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE), que supervisa la contratación estatal con los particulares; y, a la Superintendencia Nacional de Bienes Nacionales (SBN), que supervisa los bienes estatales, porque se trata de instituciones encargadas de velar por la correcta administración del patrimonio estatal y esto no tiene ninguna relación con la educación universitaria.
El Tribunal Constitucional, con la presente sentencia manifiesta su inclinación política desconfiando del mercado, presuponiendo que las universidades pueden actuar independientemente de las preferencias de los estudiantes. El propósito burocrático y controlista de la "Ley Mora" llega al paroxismo en el numeral 1 de su artículo 11, que establece que las universidades privadas deben tener un Texto Único de Procedimientos Administrativos (TUPA). ¡Es decir! ¡Las universidades privadas (con o sin fines de lucro) no son empresas ni organismos estatales! Parece que a los magistrados les dio lo mismo la diferencia.
Para cualquier académico imparcial es claro que la educación privada de calidad es fundamental para sentar las bases del desarrollo de este país. La que sólo aspira al lucro (universidades que funcionan en chifas, como se dijo una vez) y no genera calidad a mediano y largo plazo debe desaparecer o ser sancionada. Sin embargo existe un abismo entre ambos modelos y el que se abre con esta sentencia. Lo que hacen el ministro Jaime Saavedra y el congresista Daniel Mora es meter a todas las universidades en el mismo saco y consagrar sospechosamente el modelo de la ex PUCP, una universidad que tiene casi cien años de crecimiento y muchos intereses en juego. Como bien lo expresó Martín Santiváñez, "todo aquello que nace del voluntarismo (es decir, la actitud que funda sus previsiones más en el deseo de que se cumplan, que en las posibilidades reales) está condenado al fracaso, y sobre todo en un país como Perú".
En países institucionalmente débiles como éste, la burocracia está al servicio del régimen de turno, y la corrupción es la criollada en su edad madura. Ante esta realidad ¿se justificaba barnizar los fundamentos de la sentencia del máximo intérprete de la Constitución con criterios puramente legales y no teniendo los magistrados (que votaron a favor de declarar infundada la demanda) una visión integral de nuestra realidad social? ¿Pecaron de cándidos al creer que una superintendencia será tecnocrática e intachable por la calidad de sus miembros (sin ofender a los que ingresen a laborar ahí por concurso público)? ¿Creen que el Estado peruano, máximo responsable del desastre educativo nacional durante décadas es el mejor recomendado para hacer que nuestro nivel llegue a equipararse al de Finlandia?
Francamente, con la calidad de candidatos a la Presidencia que tenemos, la tentación de saltarse con garrocha los reglamentos y las leyes o crear subterfugios legales para cumplirlas sólo en parte, será irresistible. La SUNEDU, de verdad, es una herramienta a favor de ello porque ni una ley ni una decisión administrativa elevarán el nivel de la enseñanza superior al de las Universidades de Princeton o Cambridge, así como una nueva Constitución no lleva a un país del tercer mundo a estar a la altura de Austria, por citar un elocuente ejemplo. La próxima vez habrá que legislar la realidad universitaria haciendo un estudio detallado del por qué de ésta, a partir de diversas ópticas (humanísticas, tecnológicas, científicas, globales, económicas, etc.) para así conseguir que formen profesionales que en el siglo del conocimiento respondan a las demandas laborales de nuestro tiempo. Por ello recomiendo leer el libro "Basta de historias" de Andrés Oppenheimer, y con ello tener una perspectiva comparada de la calidad educativa de varios países latinoamericanos con nuevas potencias educativas como Israel, Singapur, China y hasta India.
sábado, 7 de noviembre de 2015
La facilidad del escarnio: A propósito del Sodalicio
Disculpen la crudeza, pero siento el deber de expresar mi opinión sobre esto: Hace un par de días vi la publicación de una caricatura anti-clerical que describía lo siguiente: un cardenal mirando por la ventana a una pareja de homosexuales con un niño gritaba su rechazo a la adopción gay, mientras debajo de su sotana se veían los pies de un niño puesto de rodillas en una posición que daba a entender una práctica de sexo oral. Tras quedar herido ante semejante burla, escribí a la persona que publicó eso protestando por esa evidente generalización y después me enteré de los "likes" y aprobaciones que recibió en las redes sociales de parte de personas que odian a los que se consagran a Dios, sean culpables o no de esos execrables crímenes o que ni siquiera tengan que ver con el tema. De allí el presente artículo, para no limitarme al tema de moda en las últimas semanas, y que ha opacado (en parte) a la lluvia de fango propia de la campaña por las elecciones de 2016.
Dicha caricatura, que parecía inspirada en las portadas de la revista blasfema ("satírica" que le dicen) Charlie Hebdo, mezclaba varios temas candentes: los curas pederastas condenados y las indemnizaciones millonarias que tuvo que pagar la Iglesia a las víctimas; la adopción gay aprobada por la Corte Constitucional de Colombia y las acusaciones de abusos físicos y sexuales perpetrados entre los años 80 y 90 por el fundador del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV, por sus siglas en latín) y sus respectivos "brazos derechos" a raíz de la publicación de un libro conteniendo testimonios anónimos e incriminatorios. Es decir, son tres temas graficados con un afán crítico, condenatorio, pero incluso instigador del odio a la fe por culpa de estos criminales contra toda la Iglesia universal. Tal vez me equivoque en lo referido a lo de instigador, pero nunca está de más mencionarlo, porque a veces las expresiones artísticas contra lo piadoso o sagrado esconden semejante intención.
Después de casi un mes de haber estallado el escándalo dentro del Sodalicio, leo un artículo donde se acusa a la asociación de laicos católicos Tradición y Acción por un Perú Mayor (rama local de la TFP brasileña creada por el abogado Plinio Correa de Oliveira) de estar ligada de alguna manera a Luis Fernando Figari Rodrigo, calificándolo de co-fundador de dicha organización, la cual acaba de publicar un comunicado desmintiendo dicha afirmación y aclarando toda posible duda al respecto, además de rechazar todo intento de difamación o tergiversación de la realidad. Tradición y Acción tiene un carisma diferente al Sodalicio y a mí me consta, pese a que no integro ninguna de las dos comunidades. Ese es el beneficio de conocer la riqueza de matices y objetivos de trabajo que posee la Iglesia como parte de su misión de predicar el Evangelio (y lo pongo en mayúsculas para que no queden dudas) y practicar la caridad.
Habrán quienes discrepen conmigo porque dirán que Sodalicio es una secta, al igual que el Opus Dei, por sus métodos de captación de miembros, por las malas experiencias de sus ex miembros, por el espíritu tradicionalista y hasta militarista que algunos dicen que se vive dentro de cada uno de sus locales o por la mortificación que se practica de manera cruel o "medieval" como denuncia Dan Brown en su novela de ficción "El Código Da Vinci" o como caricaturiza ese bodrio llamado "Devorador de pecados" que protagonizó Heath Ledger. En parte los entiendo, y tienen todo el derecho a ser escuchados y a que la verdad se abra paso, prevaleciendo la justicia, pero también hay que escuchar los testimonios de las personas que perseveran en esos carismas y que les han ayudado a ser mejores cristianos. Eso incluye a los ex miembros, que pese a discrepar con sus respectivos estilos, los respetan y hasta los ayudan porque les consta el bien que hacen por la gente y por su defensa de los valores cristianos de la civilización occidental.
Muchas veces los acusadores mediáticos son los que tienen una eterna bronca con la Iglesia por malas experiencias que revelan dolor y dificultad para perdonar, otros por sus románticos ideales anti-religiosos (tipo John Lennon o Elton John), por su simpatía con los objetivos anarquistas o totalitarios de grupos de poder económico o ideológico, por sus heridas emocionales que se remontan a la niñez (por la rígida forma de inculcar la fe por parte de familias que olvidaban cómo ser caritativos o cercanos con sus hijos) o por dejarse llevar por la pereza intelectual mezclada con la tristeza espiritual (acedia), lo que lleva al agnosticismo o al ateísmo práctico. Pueden haber otras razones, pero muchas veces éstas son las que se suelen descubrir al momento de dialogar de este asunto. Por supuesto, sin dejar de mencionar la ignorancia culpable, que genera el prejuicio anti-clerical, que es el que abunda en la sociedad, si no me equivoco.
Es interesante escuchar las motivaciones de esta gente y hacer el esfuerzo por entenderlos. Por algo, el diálogo debe ser siempre la mejor manera de tender puentes para superar diferencias, además de la oración. Pero a quienes se sienten agraviados con acusaciones de delitos sin pruebas, campañas de demolición sistemáticas, opiniones mediáticas sesgadas o con caricaturas ofensivas en nombre de la sacrosanta "libertad de expresión", tienen toda la razón de salir a manifestar su rechazo ante dichas actitudes. La justicia debe caer sobre los culpables de cualquier delito y el agravante, ante los escándalos que se desataron, debe ser demostrado en los respectivos procesos penales para que la verdad prevalezca. Después de todo, esta situación por la que el Sodalicio está pasando es una suerte de purificación (y no maldición) para que trabaje mejor por el prójimo, en quien está reflejado el mismo Cristo.
Fernando Karadima, Marcial Maciel y otros corruptores de menores cometieron crímenes y ahora lo están pagando, en esta vida y en la otra. Pero hay que recordar que la máxima penal "la inocencia se presume mientras no se demuestre lo contrario" debe aplicarse también a Figari, aunque algunos no le tengan simpatía, mientras dure la investigación fiscal contra su persona. Eso sí, lo correcto sería que venga a Lima a responder por esas acusaciones y así dé el ejemplo de no tener miedo a la verdad, sin ánimo de ofender. Eso le daría un "plus" de ayuda a la Sociedad de Vida Apostólica (no congregación, como ciertos periodistas escriben) que él fundó para evitar la fuga de simpatizantes, porque muchos de ellos aun no logran superar la magnitud del escándalo. Para ellos, y especialmente por las víctimas, las oraciones de quienes buscan la verdad la sanación y el perdón siempre serán oportunas.
Para terminar, les dejo el trailer de la película de Alfred Hitchcock "Mi secreto me condena" que narra el calvario de un sacerdote por no poder revelar un asesinato que escuchó en confesión y que es sometido a juicio por ello. Eso sí, meter en este desaguisado al cardenal Cipriani o al juez del Tribunal Eclesiástico Luis Gaspar en una denuncia penal por encubrimiento de delitos, es una evidente muestra de mala fe para removerlos de sus cargos por el odio que les profesan sus acusadores y la antipatía de quienes los atacan por no plegarse a su agenda ideológica anti-vida, anti-familia o anti-desarrollo del país. Ni el odio, ni la difamación, ni la calumnia ni el escarnio público (callejero u online, gratuito o pagado) deben ser tolerados. A ver si se atreven a practicar lo mismo en Irán o en India contra los ayatolas o los brahmanes. Será delicioso ver cómo lo piensan dos veces.
sábado, 3 de octubre de 2015
Hartazgo colectivo
Estamos inundados de malas noticias en el plano político y de seguridad ciudadana. Los medios de comunicación y las redes sociales son la caja de resonancia de la inacción de nuestras autoridades y de la corrupción política, social e institucional de nuestra débil democracia. Humala dijo en su discurso presidencial del 28 de julio de 2011 que él mismo presidiría el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana para encarar este problema con los pantalones bien amarrados (se daba por sentada esa actitud, dada su experiencia como militar). Que yo recuerde, sólo una vez cumplió su palabra y no logró disminuir la delincuencia de nuestras calles ni menos hacernos salir del primer puesto a nivel mundial como país productor de cocaína. Los más sarcásticos dirán que al menos tenemos el primer puesto en algo, por más malo que sea.
Si Humala hubiera sido elegido presidente 25 años antes, Perú estaría convertido en una nueva Camboya y muchos de nosotros estaríamos haciendo nuestras vidas en el extranjero. Los que se hubieran quedado, apelando al patriotismo y a la esperanza, estarían convertidos en esclavos (con grilletes y todo) del presidente Gonzalo, quien habría derrocado violentamente al comandante y quién sabe qué le habría hecho a su esposa. Eso lo dejo a la imaginación de los Allan Moore locales para que, inspirados en su célebre cómic "Watchmen", inventen un universo alternativo nacional, pero aquí les dejo una idea: no habría ocurrido el autogolpe de Fujimori ni los escándalos de corrupción de Montesinos, pero el país se llamaría República Popular Democrática del Perú (como Corea del Norte) y estaría regado de cadáveres de opositores políticos, intelectuales, periodistas, y personas comunes y corrientes que hubieran preferido entregar su vida por su fe o sus ideales o simplemente porque no estaban de acuerdo con Sendero Luminoso. Se adoraría a Abimael llamándolo "presidente eterno" como a Kim Il Sung y la religión oficial sería el marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo. Se cavarían interminables fosas comunes para los peruanos muertos por fusilamientos, torturas, hambruna y el número de víctimas mortales dejaría pálida a la inflada cifra que el informe final de la CVR expresó (usando una técnica para contar anchovetas). Camboya, en cuatro años de la dictadura maoísta de Pol Pot, registró casi dos millones de muertos, y seguiría la cuenta, de no haber sido invadida por Vietnam en 1979. ¿En qué situación estaríamos en el presente año? ¿El Dr. Manhattan desintegrará a los senderistas con el mero uso de la voluntad?
Quería expresar esto por la preocupación de la población ante la pronta liberación de los ex cabecillas senderistas que el año que viene dejarán la cárcel y por la propuesta de ciertos candidatos a la presidencia de militarizar las calles para lograr la seguridad ciudadana, pero eso sería un falso remedio. El diario El Comercio advirtió sobre las consecuencias legales de tamaña propuesta (ver el siguiente enlace: http://elcomercio.pe/opinion/editorial/editorial-calle-sin-botas-noticia-1845557?flsm=1). Los fujimoristas dirán que los asesinos salen en libertad, mientras que el ex presidente Alberto Fujimori, el gobernante que los derrotó en su gobierno, se pudre en la cárcel y que eso sólo favorecerá la candidatura de su hija Keiko, aunque ahora ésta intente dar un viraje a sus ideas tras sus últimas declaraciones en Harvard. Lo que diga el marqués y premio Nobel de Literatura al respecto, simplemente serán expresiones de odio eterno, pues ningún partido político es inmaculado y ni siquiera Isabel Preysler ni el viagra le purificarán el corazón de su gigantesca y herida egolatría. Como diría Clark Gable en "Lo que el viento se llevó", antes de que finalice la película, "Frankly mi dear, I don't give a damn".
Estamos hartos de esta situación, sí. La campaña "Chapa tu choro y déjalo paralítico" dividió las opiniones de la ciudadanía, pero es la genuina expresión de un pueblo que no se quiere convertir en esclavo de los "marcas", secuestradores, carteristas, violadores y demás lacras; aunque da la impresión de que sí desea ser esclava, al menos de manera inconsciente, de los ladrones de cuello blanco, es decir, narcos con carisma, aventureros políticos con cautivadora labia para los cándidos votantes, empresarios corruptos que cambian de camiseta cada cinco años para no arruinarse económicamente y políticos que juegan al doble discurso. Al final, la tranquilidad debe reinar en las calles, pero en las instituciones que hagan lo que quieran. Después de todo, las autoridades son nuestros mejores representantes. Incoherencia total. Después andamos quejándonos día tras día.
Ante las situaciones de crisis, un porcentaje significativo de la población ya no cree en la democracia y que el sistema económico de la Constitución debe cambiarse para combatir la pobreza, porque ésta es la causa de la delincuencia. Parecen ignorar que el actual sistema sacó a muchos peruanos de la pobreza extrema y reveló el carácter emprendedor de muchos peruanos para producir riqueza sin que ésta les sea arrebatada por el tiranosaurio estatal, como lo fue el de los años 70 y 80, protegido por la Constitución anterior. Los ajustes al sistema son necesarios, y bienvenidos sean, siempre que sean de manos de profesionales competentes y talentosos con visión a largo plazo. También ignoran que el secreto para salir de la pobreza está en fomentando la educación de calidad, pues así las nuevas generaciones no serán títeres de los demagogos y aventureros que ambicionan el poder por estatus o por vanidad. Como bien lo dijo, Andrés Oppenheimer, estamos en el siglo del conocimiento, y mientras más imitemos las políticas educativas de los tigres asiáticos, más ascenderemos como nación. Después de todo, la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno (Churchill dixit).
Como una forma de desahogo humorístico termino reproduciendo una columna de Andrés Bedoya Ugarteche, en la que hace un curioso pedido (en español) al presidente Obama, para solucionar la preocupante situación del país, a la que se suma el conflicto por la explotación del proyecto minero Las Bambas. Todo ello, mientras la situación siga como está durante los próximos seis meses, hasta que salga elegido el próximo presidente. Ojalá ayude a hacer votar mejor a la población, pues también tenemos parte de responsabilidad en el devenir de este país y en la enseñanza y práctica de los valores morales. El mencionado artículo, titulado La súplica, es de actualidad, pese a que fue escrito hace cuatro años. Enjoy it!
Distinguido señor don Barack Obama,
Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Washington D.C., EE.UU.
Estimado Señor Presidente:
Es posible que no lo sepa, pero al sur de su país, en pleno Océano Pacífico, está flotando una barcaza llamada "Perú", poblada por más de 28 millones de zonzos que no saben qué hacer para huir al continente. Nos estamos dirigiendo a escollos y cuando los toquemos... ¡Chau Rosa!
Le ruego no mencionar al capitán de la nave. El pobre hombre no sabe dónde está. Lo hemos colocado como siete veces frente al timón y las siete veces se ha resbalado. La última vez tuvimos que atarlo al timón y lo mismo que nada. Es peso muerto. Sus segundos tampoco hacen nada. Y los escollos están cada vez más cerca...
El problema aquí, señor presidente Obama, es que tenemos un levantamiento irracional en la cubierta de proa, motín que no es posible acallar. Usted dirá "usen la fuerza", pero no hay quien tenga los cojones de dar la orden. Aquí -no como allá en EE.UU.- el Ejército y la Policía están de adorno: para desfiles o dirigir mal el tráfico. Además, después procesarían a los uniformados por la CIDH y las ONGs, cosa que jamás sucede en su país.
Y lo grave es que mientras esta revuelta va creciendo y creciendo hacia el resto de la barcaza, nuestras autoridades insisten en "conversar y conversar". La cosa ahora es que esto se trata de una mina, que los amotinados no quieren que exista. No hay "conversación" posible para ellos. O la mina se va, o la mina se va. Ahí queda todo. Pero nuestros idiotas gobernantes insisten en "conversar". Son la tetudez hecha carne. Seres inútiles que nos acercan cada vez más a las rocas.
De allí mi carta. Sabemos que usted posee varios portaaviones de última clase. Nos bastaría uno, de la clase Nimitz, pero debe ser puesto a nuestra disposición a la brevedad posible. Claro que los van a tildar de "imperialistas, abusivos y criminales", pero qué mierda, hombre. ¿No les dijeron lo mismo en Irak? Así que engánchenos al portaaviones y que sus Marines pongan orden. Luego remólquenos al continente. De lo contrario, tendremos un pirata rojo al mando: pata de palo y todo lo demás. En todo caso, la ausencia de tripulación (o gobierno) aquí nunca se siente. Nosotros seguimos utilizando la Rosa de los Vientos, el astrolabio y la brújula de corcho.
Yours sincerely
La Ortiga CM
Suscribirse a:
Entradas (Atom)