domingo, 15 de septiembre de 2024

Agradecimiento eterno


Alberto Fujimori falleció el 11 de setiembre de 2024 a los 86 años (igual que el genocida Abimael Guzmán hace tres años) y nos deja como legado un país mejor del que encontró al comenzar su primer gobierno. El cáncer que padecía hizo estragos en su ya deteriorada salud y generó escepticismo en muchos sobre su postulación a la Presidencia de la República cuando se unió al partido Fuerza Popular, fundado por su hija Keiko Sofía.

Con su muerte se termina toda una era en la política peruana y nos deja el último presidente del siglo XX. Sin duda, es una figura que provoca pasiones encontradas, amores y odios, defensas y reproches. Pero su lugar en la historia del Perú ya ocupa un lugar destacado debido a su liderazgo indiscutible para sacar a un país que estaba al borde de una guerra civil, una economía destruida (sólo superada por la Venezuela chavista), una moneda sin valor, una población desempleada o migrante y muchos burócratas dispersos en un Estado gigantesco, ineficiente y corrupto creado por la dictadura de Juan Velasco Alvarado.

Muchos se preguntarán el por qué del odio a este trascendental personaje de nuestra reciente historia republicana, si la cantidad de muertos en la lucha contra el terrorismo comunista es mayor durante los gobiernos de los años 80 (según el informe final de la Comisión de la Verdad), si la corrupción (que existía en todos los gobiernos anteriores y posteriores) fue descomunal por el caso Lava Jato (que sigue impune) y además, la burocracia estatal generaba sobrecostos innecesarios a la ciudadanía y las numerosas empresas públicas eran antros de zánganos amigos de los políticos de turno.

La respuesta a esa pregunta es simple: Fujimori puso fin a la mamadera estatal que la izquierda disfrutaba amparada por la Constitución de 1979, de corte socialista y estatista, haciendo imposible reformar el Estado. Además de dicho sector político, también por la derecha mercantilista que vivía de proveerle productos e insumos al gigantesco Estado empresario. Esos dos sectores no le perdonan haberse quedado sin privilegios, y sin dejar de mencionar a la izquierda intelectual y académica, cómplice del crecimiento del radicalismo marxista en las universidades, especialmente en la sierra central desde finales de los años 60.

Los escándalos de corrupción que salieron a la luz desde el año 2000 provocaron un comprensible rechazo de la población y la exigencia de castigo para sus responsables. En el caso de Fujimori, se le condenó por ser “autor mediato”, y sin pruebas, del asesinato de personas sosprechosas de terrorismo en Barrios Altos y La Cantuta, pero con los años se descubrieron evidencias que ponían en duda su responsabilidad en dichos casos. Pero ya no importaba. La izquierda marxista obtuvo su venganza, sobre todo con sus aliados burgueses limeños (los famosos caviares). Estos últimos, desde el Poder Judicial, la Fiscalía, ONGs y organismos supranacionales, ayudaron a numerosos subversivos presos a obtener reducción de penas, indemnizaciones y liberaciones, sin pedir perdón jamás a sus víctimas.

Mención aparte merece el intento de este sector social limeño de reescribir la historia reciente, satanizando todo lo que se hizo durante la década de los 90 y llamando “luchadores sociales” a los terroristas, para tratar de lavar el cerebro a las nuevas generaciones, y haciendo creer que el Perú anterior a 1990 era una Disneylandia. El más elocuente ejemplo de ello fue llamar “conflicto armado interno” al fenómeno terrorista, equiparando en su cruel accionar a nuestras Fuerzas Armadas, sobre todo cuando se procesó penalmente a los comandos de la operación Chavín de Huántar, quedando ilustrada dicha persecución con el título “Rehén por siempre” del almirante Luis Giampietri.

Ahora que Fujimori falleció en libertad y acompañado por su familia, sus enemigos políticos de ayer y hoy manifiestan su odio en publicaciones nauseabundas en la prensa y en las redes sociales, lo cual evidencia su mala entraña e ingratitud hacia un hombre, que con aciertos y fallas, cambió el curso de la historia peruana y transformó para mejor un país que no tenía esperanzas de futuro en 1990. Quien escribe esto da fe de ello por experiencia propia. Encima le niegan los méritos de sus decisiones, atribuyéndolas exclusivamente al GEIN, a los ministros de su gobierno, y en el colmo de la deshonestidad, a ciertos funcionarios del primer gobierno aprista. Sin duda, la mezquindad es asombrosa a la hora de afirmar orondamente hechos falaces.

Todos los líderes y reformadores se ganan enemigos en cualquier parte del mundo (Thatcher, Churchill, Gorbachov y De Gaulle son algunos ejemplos de ello). Los frutos de sus reformas sólo se ven a lo largo del tiempo. Fujimori no escapa a ello, y como prueba, la Constitución de 1993 ayudó a Perú a tener una de las economías más estables de la región. El ver a multitudes despidiendo a un líder de esas características en la sede del Ministerio de Cultura, es una muestra rotunda de que un pueblo sabe ser agradecido. A su vez, los honores de Estado posteriormente recibidos en Palacio de Gobierno son una muestra de respeto y honorabilidad, pese a quien le pese.

Quienes vivimos en el Perú de los años ochenta, noventa y dos mil, no nos tragaremos jamás la leyenda negra antifujimorista creada por el zurderío parasitario, sino que buscaremos la verdad histórica sin sesgos y sin apasionamientos. Mientras tanto, desde este artículo, le doy las gracias al ingeniero Alberto Fujimori, pues debido a su exitosa gestión pude vivir, estudiar, trabajar y prosperar en mi país, al igual que muchos de mis contemporáneos. Le extiendo mi más sentido pésame a su familia y que descanse en la paz de Dios.

sábado, 27 de julio de 2024

Una mordaza que no se debe olvidar


Mientras muchos están atentos a las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio en Venezuela (con un probable fraude a favor del tirano Nicolás Maduro), a la posible nominación de Kamala Harris como candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, al disfrute de las fiestas patrias peruanas (y no al aburrido discurso presidencial y al mal gusto en moda de Dina Boluarte) o a la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas de París 2024 con su parodia woke y blasfema de La Última Cena de Leonardo Da Vinci, hay un hecho histórico del cual no se habla, y es muy significativo para la libertad: la toma de los medios de comunicación peruanos por parte de la dictadura del General Juan Velasco Alvarado.

Recordemos que durante esa dictadura (1968-1980) se expropiaron y estatizaron empresas extranjeras, se transformó radicalmente el sistema de propiedad de la tierra, se eliminaron en la práctica casi todas las garantías fundamentales, se comprometieron préstamos que volvieron impagable la deuda externa peruana y los opositores iban a la cárcel o salían la exilio.

La predilección de Velasco por el socialismo y por la Revolución Cubana (derivado de su resentimiento social) lo llevó a contar con la ayuda de asesores y colaboradores que buscaban crear la “Revolución peruana” siguiendo el modelo estatista de la antigua Yugoslavia de Josip Broz, Tito. A largo plazo, el sistema demostró su ineficacia, corrupción y favoritismo burocrático, y eso llevó a muchos medios de comunicación a volverse críticos con el gobierno.

Sin embargo, Velasco no iba a permitir disidencias en su régimen autoritario. Al comienzo toleró la toma de dos periódicos: Expreso (1970) y La Crónica (1971). Pero ante los deficientes resultados de la gestión gubernamental, las críticas arreciaron, por lo que el sátrapa pasó a la ofensiva: ordenó tomar todos los periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radiodifusión (no existía el Internet ni las redes sociales en esa época). Todo eso ocurrió entre el 27 y el 28 de julio de 1974. Un día como hoy hace cincuenta años.

Un atentado que la izquierda peruana quiere que todos olviden, pero que la historia lo muestra como un hecho objetivo decidido por un gobierno golpista y encabezado por un hombre que traicionó a su jefe Fernando Belaunde Terry. Además contó con conocidos colaboradores civiles, además de militares: César Hildebrandt, Mirko Lauer, Rafael Roncagliolo, Juan Gargurevich, Héctor Cornejo Chávez, entre otros. 

La libertad de expresión entró en una noche oscura que duraría seis años exactos, hasta que en 1980, con el retorno de la democracia, el flamante presidente Belaunde devolvió todos los medios a sus legítimos dueños. Por ello recuerdo el homenaje y gratitud que el diario El Comercio le hizo por tres días consecutivos en primera plana cuando murió en 2002.

Hoy se levanta en la berma central de la avenida Ricardo Palma en Lima, en el cruce con el Ovalo de Miraflores, un monumento y una placa en memoria de los ciudadanos peruanos que se manifestaron públicamente contra semejante atropello. Y dada la escasa o nula mención a este tema, considero necesario traerlo a colación ante las amenazas de la cultura de la cancelación que impera en Occidente contra quienes no se hincan ante los dogmas del relativismo progresista de izquierda.

En la era digital y del Internet, nos toca ser perspicaces cuando el algoritmo de los buscadores y de las big tech silencian las voces disidentes, respetuosas y fundamentadas, bajo diferentes causas, como noticias falsas, delitos de odio, discriminación y un largo etcétera. Si tu opinión contiene pensamiento crítico independiente alejado del dominante, mantente atento, pues como bien lo escribió en un poema Karol Wojtila (futuro San Juan Pablo II), “la libertad la pagas contigo mismo, porque cuanto más la posees, te ayuda a poseerte a ti mismo, y a conocerte de nuevo y mejor”.

viernes, 29 de diciembre de 2023

Tributo a Pedro



Se nos fue Pedro Suarez Vertiz, uno de los grandes referentes del rock peruano de los últimos 40 años. Debo confesar que al comienzo creí que era una broma de mal.gusto por el día de los inocentes, pero cuando la noticia se replicó en todos los medios nacionales, la tristeza me invadió por completo el corazón (más aún estando fuera de mi país).

Y es que Pedrito (como se le conocía cariñosamente) no era un rockero más de los que migran de una banda a otra para después probar suerte como solista, experimentando con diversos géneros hasta encontrar el suyo. No. Él componía gracias a su sensibilidad poética y musical desarrollada desde temprana edad, gracias al ambiente artístico heredado de su familia.

Lo suyo era el pop-rock hecho del corazón sin importar los gallos, desafinaciones, etc., como siempre se defendió cuando alguien criticaba su estilo. Los temas que trataba son tan universales (“Alguien que bese como tú”) como tan peruanos (“Cuando pienses en volver”). Tan reflexivos ("El árbol”), como rebeldes (“Mi auto era una rana”). Tan testimoniales (“Talk show”), como nostálgicos ("Días de infancia”). Tan espirituales (“Me elevé) como carnales ("Globo de gas”). Tan románticos (“No pensé que era amor”) como realistas (“Pasear en bicicleta”). Y todo con la espontaneidad que lo caracterizaba.

Sus ritmos, entre movidos y calmados, pero siempre cargados de una profunda ilusión y deseo de felicidad y de paz han calado hondo en la sociedad peruana, de tal modo que su legado no ha hecho más que crecer, a pesar de su enfermedad, que lo alejó de los escenarios, pero nunca del cariño de sus fans. Llevó alegría como vocalista de Arena Hash durante los duros años del terrorismo y la hiperinflación en los ochenta y el jolgorio como solista desde los noventa.

Personalmente lo recuerdo cuando, durante un 8 de diciembre, fue a mi colegio para un concierto y entre todos mis compañeros del último año, en plena efervescencia adolescente, cantábamos y bailábamos en circulo el tema “Podré cambiar”; y cuando estaba en mi etapa de estudios generales universitarios sonó mucho el tema “Degeneración actual”. Eso significa que Pedro no callaba en sus canciones sobre temas incómodos o duros, que muchas veces no queremos oír ni ver.

Sin duda, su temprana muerte a los 54 años nos cogió de sorpresa a todos, sobre todo a quienes crecimos con su música y leyendo sus publicaciones en la revista Somos o en sus redes sociales, donde reflexionaba sobre una diversidad de temas de forma respetuosa e inteligente. No cabe duda de su espíritu auténtico al mostrarse siempre como él era por dentro y por fuera, desde sus pantalones de cuero negro, hasta su bufanda y sus gafas en su última etapa de vida, siempre acompañado de su guitarra. Todo ello reflejado incluso en su autobiografía Yo Pedro (2013).

Sus canciones, producto de su vocación y su alma quedarán por siempre en el repertorio de quienes lo admiramos y conocimos, aunque sea solo de vista. ¡Hasta siempre, Pedrito! Mis condolencias a su familia desde esta humilde columna de opinión y mis oraciones por su descanso eterno y en agradecimiento por obra y su legado musical y personal.

miércoles, 12 de julio de 2023

Monstruosidad al descubierto




"Sonido de libertad" es la nueva película del director Alejandro Monteverde ("Bella") y la protagoniza un rubio Jim Caviezel, casi 20 años después de ser Jesús en "La pasión de Cristo". Esta vez interpreta a un personaje real, cuya historia de rescate de niños raptados por traficantes sexuales es la base de la película que ocupa este artículo. Se estrenó el 4 de julio en Estados Unidos y, contra todo pronóstico, está generando más ingresos por taquilla de lo esperado (superó al blockbuster "Indiana Jones y el Dial del destino") y está dando mucho que hablar.


La película comienza con nervio, gracias a la presentación de los hermanos Rocío y Miguel Aguilar, quienes convencen a su padre de participar en una sesión de fotos para un concurso de modelaje infantil, sin saber que es una fachada para secuestrar menores, y venderlos a pederastas en diversos países del mundo. Lo que sigue es de terror: traslados forzosos de niños como esclavos, su separación, su venta clandestina a pervertidos sexuales, tratantes de blancas o terroristas, los abusos sexuales que experimentan y el infierno del que sienten que no podrán salir.


Una realidad muy dura de la que casi no se habla. Bueno, esta película va a contracorriente al denunciarla sin caer en el morbo o el mal gusto. De haber sido así, quedarían al descubierto las intenciones de los realizadores de buscar el entretenimiento barato como si fuera una película de terror tipo "Hostel", "Scream", "Saw" o muchas otras similares con las que muchos adolescentes buscan escapar por un par de horas de la realidad. Pero no es eso lo que busca "Sonido de libertad".


No se busca traumatizar a nadie con imágenes devastadoras de esta lacra, pues no hay nada de eso. Más bien, la acertada dirección de Alejandro Monteverde y la fotografía de Gorka Gómez Andreu, entre el manejo a contraluz y la oscuridad (sobre todo en la secuencia de la selva colombiana), ayudan a crear una atmósfera estremecedora que logra atrapar al espectador. Eso, aunado al guión del propio Monteverde y Rod Barr, basado en la experiencias reales de Tim Ballard, generan expectativa sobre las arriesgadas acciones del personaje principal y los contactos que debe llevar a cabo para salvar a numerosos niños secuestrados. Todo ello sin caer en efectivismos o la espectacularidad propia de las superproducciones de Hollywood.


A propósito, viene a la memoria la película "Búsqueda implacable" (Taken), con la que se denuncia el tema de la trata de blancas en París. A diferencia de esa película, que muestra la crudeza de ese "negocio" bestial como motivo para entretener y generar suspenso con una buena cantidad de cadáveres (cortesía del personaje de Liam Neeson), "Sonido de libertad" va más allá y se convierte en una película de denuncia. Tal vez eso, junto con las creencias católicas de sus realizadores, hacen que la película incomode a ciertos círculos de poder político y mediático.


Para muestra un botón: un redactor del diario The Guardian (conocido por sus prejuicios contra la Iglesia) calificó la cinta de "conspirativa y paranoica" y en el canal CNN un furibundo entrevistado dijo que se basa en "pánico moral" y basada en "estadísticas falsas". Ojalá nos explicara esos conceptos, pero cuando la gente sale del cine y la recomienda a propios y extraños, no es sólo porque está basada en una historia no inventada, sino porque probablemente tocará fibras sensibles de cierta gente poderosa que no quiere que se conozca de este monstruoso negocio que destruye la inocencia de los niños. Con eso se deja al descubierto los bajos instintos de cierta gente que puede ir por todas partes con una sonrisa y buenos modales, pero que también puede usar eso como una máscara.


El filme, producido por Eduardo Verástegui (quien tiene un breve papel), está hecho para remover conciencias y corazones, como "La pasión de Cristo" lo hizo en su tiempo. La mejor prueba es su retraso al estrenarse, luego de 5 años de producción y dificultades para encontrar una empresa distribuidora (Angel Studios) tras la compra de Fox por parte de Disney. Pero la Divina Providencia actúa de maneras sorprendentes y el resultado es su creciente éxito de taquilla y la mayor difusión que está consiguiendo como película independiente.


El mismo Jim Caviezel ha declarado que "los hijos de Dios no están a la venta". Con eso queda al descubierto la misión de esta película: generar conciencia y denunciar todo lo posible para destapar esta plaga, sin importar los ataques, burlas, cinismo e incomprensiones que genere. "Sonido de libertad" pone su granito de arena en ello. Es una película honesta, valiente, notable, desgarradora e intensa. Al mismo tiempo es esperanzadora porque así revela que hay gente con corazón y dispuesta a dar de sí, incluso a nivel heroico, para proteger a los niños, los seres humanos más vulnerables e indefensos que existen. De ahí las palabras de Jesucristo "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan porque de ellos es el Reino de los Cielos".


jueves, 27 de abril de 2023

Mario Mario y Luigi Mario

 



La gente va a ver películas de animación no sólo por la calidad de la tecnología empleada en ella o para disfrutar de un buen rato de escapismo, sino también para mantener entretenidos a sus hijos pequeños y esperando recibir mensajes positivos o moralejas que les ayuden a entender el significado de los valores familiares o sociales como la unión, la amistad, el trabajo en equipo, la comprensión, la integridad, etc.




Todo lo anterior se da explícitamente en "Super Mario Bros, La Película", que no se limita a tener un ritmo ágil, escenarios coloridos, entretenimiento puro o elementos que despiertan nostalgia en los adultos que crecimos jugando los populares videojuegos de Nintendo. Es una película que ha sabido manejar sabiamente el fenómeno generado por los hermanos Mario durante más de 40 años y no busca meter de contrabando temas polémicos o incómodos para adoctrinar en el pensamiento único progre.




A diferencia de la película "Super Mario Bros" de 1993, que buscaba entretener apelando al consumo de los videojuegos con una estética extravagante, oscura y adolescente, esta versión animada se apega con mayor fidelidad a la estética propia de Nintendo, sin alterar la historia original o añadir personajes nuevos o extravagantes. Eso fue lo que hizo la película de 1993: sufrió tantos cambios en el guión, que se perdió parte del espíritu lúdico, cándido y alegre de los videojuegos. Quizá ello explique su fracaso de taquilla y de crítica, aunque ahora se haya convertido en un producto de culto al ser considerada "tan mala que es buena".



Shigeru Miyamoto, como diseñador del popular personaje, logró convertir una simple historia de rescate, superación de obstáculos, esfuerzos, compañerismo y sacrificios en un fenómeno cultural que, contra todo pronóstico, sigue vivo tras apreciar el inesperado éxito de taquilla de la película, el cual atribuye a la relativamente mala recepción de la crítica. El público respondió favorablemente y sus más de 1000 millones de dólares recaudados lo confirman. De hecho, en la escena postcréditos se puede ver el huevo de Yoshi, lo cual prueba que se hará una secuela, pues hay personajes que aún no aparecen como por ejemplo los hijos del rey Koopa, Wart y Wario.

Los hijos de Koopa

Este fenómeno desconcertó a muchos seguidores de la filosofía progre (liberal-progresista), pues Illumination es un estudio no sometido a los criterios que dominan a otros como Disney o Pixar. Prueba de lo anterior es el inesperado éxito de taquilla que goza en comparación a "Lightyear". Y no es un tema de "poca inteligencia" por parte de los espectadores o "demasiada ciencia ficción", como quieren hacernos creer sus productores o cierto sector de la crítica. Por supuesto, no han faltado ciertos individuos que, decepcionados por ser una pelicula familiar, en las redes sociales manifiestan sus inclinaciones ideológicas respecto a ciertos personajes del filme, como el desafortunado tweet del Ministerio del Interior de Colombia (luego borrado) deseando que "Luigi sea marica".




Lo mejor de la película, aparte del apartado técnico, es la voz del cómico Jack Black como el rey Koopa (Bowser en inglés) y su intención de conquistar el Reino Champignon casándose con la Princesa Peach, una intención motivada por el ansia de poder y la soberbia. La inesperada presencia de dos fontaneros italoamericanos de Brooklyn será suficiente para poner las cosas en el lugar correcto. Se apellidan Mario, pues el videojuego hace referencia al personaje más famoso y popular y, sobre todo porque los nombres de los videojuegos no se caracterizan por ser muy coherentes. De ahí que la película de 1993 menciona ese detalle con humor.




Otro detalle a destacar es la banda sonora, que, además de las recordadas melodías de los videojuegos, incluye temas musicales de los 80 y 90 como Take on me de A-ha y Thunderstruck de AC/DC, especialmente en la carrera de karts en el puente arcoiris, que incluso tiene influencia de las películas de Mad Max. Sin duda, es un filme que entretendrá a los más pequeños y provocará que los mayores revivamos esos años maravillosos donde disfrutábamos de unos personajes carismáticos que ya forman parte de nuestra historia.








sábado, 10 de diciembre de 2022

Sentencia de muerte política




Cayó Pedro Castillo. Y no es motivo para no celebrar. Desde que ganó las elecciones generales de 2021 bajo sospecha de fraude orquestado desde la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Jurado Nacional de Elecciones, un hecho omitido escandalosamente por la Organización de Estados Americanos (OEA), se instauró un gobierno basado en la provocación, el delito, el afán de poder, la ideología más trasnochada, el resentimiento social, la ignorancia supina, la humillación permanente en el extranjero, la agresión verbal y hasta física en algunos casos, el odio racial y la polarización entre los peruanos, sin que se pueda enumerar una sola obra o logro por el que pase a la Historia.

 

Era tan evidente, como la ley de la gravedad o como que dos más dos es cuatro, que era un gobierno escandalosamente corrupto. Todas las semanas salían a la luz nuevos escándalos que enturbiaban la vida política del país e impedían el crecimiento sostenido, que terminó con el gobierno de Ollanta Humala. Sus sucesores se encargaron de agudizar la crisis politica y no supieron crear puentes de diálogo con la oposición. Mucha improvisación, demagogia, promesas nada realizables y al final todo se fue al traste. Castillo, se convirtió asi en la hechura del fondo al que llega un país cuando su gobernante, sus familiares, y sus colaboradores se enriquecen ante la vista y paciencia de los ciudadanos, quienes ven como todo se sigue deteriorando sin parar y no sólo en lo económico. Quienes lo negaban, o no querían verlo, eran cómplices o indiferentes. 

 

Tarde o temprano, el vaso iba a rebalsar por la intención de implantar una dictadura marxista-leninista-mariateguista, como bien lo establecía el ideario de Perú Libre, cuyo presidente, el castrochavista Vladimir Cerrón buscó la forma de transformar a Perú en otra Cuba, aunque fuera el poder detrás del trono. Los nombramientos de ministros bastante cuestionados eran la prueba de que se buscaba provocar a la oposición para que "pisara el palito" y se cerrara el Congreso de la República. La guerra política buscaba imponer una Asamblea Constituyente para consolidar el Socialismo del Siglo XXI en el poder, a ejemplo de Venezuela. Es obvio que era una estrategia del Grupo de Puebla para que la inteligencia cubana se expanda por Perú, como ya se intentó con las denominadas "casas del ALBA" impulsadas por el autócrata llanero Hugo Chávez Frías.

 

Sin embargo, todo el castillo de naipes se vino abajo cuando la gente, harta de tantos escándalos y del lento, pero constante retroceso del país tomó nota del desarrollo del tercer intento de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente. El gobierno buscaba un detonante para forzar el cierre del Parlamento y se pensó que las declaraciones de Salatiel Marrufo en la Comisión de Fiscalización del Congreso revelando la entrega de mas de 4 millones de soles al Presidente, por parte de una empresaria para lograr contratos millonarios con el Estado, ser[ia el pretexto ideal; además de las explosivas  revelaciones del ex jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) involucrando a Castillo en la fuga de sus sobrinos y ex ministros y compinches.

 

El detonante no funcionó y, por miedo a ir a la cárcel por el fallido golpe de Estado, gran parte de los ministros renunciaron (hasta el abogado del Presidente). Pero lo que precipitó la caida del gobernante fue el nulo respaldo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, además de la condena nacional de parte de todas las instituciones del Estado y de la prensa. Eso, sin duda, es algo histórico, pues demuestra que, por primera vez, se logró cohesión en la defensa del Estado de Derecho, la Constitución y de la democracia. A diferencia del golpe de Estado de Martín Vizcarra del 30 de setiembre de 2019, apoyado por cuatro magistrados del Tribunal Constitucional que establecieron la existencia de la supuesta "denegación fáctica de la cuestión de confianza", Castillo, hizo una jugada precipitada, sin planificación ni apoyo de ningun tipo.

 


El "prosor" cometió tantos atropellos contra la ley y la moral que no alcanzaría el espacio de esta columna para enumerarlos cada uno. Lo cierto, es que con ese patético golpe de Estado, Pedro Castillo firmó su sentencia de muerte política, al igual que su entonces premier y ahora incondicional abogado y paisano Aníbal Torres Vasquez. Sobre este personaje, me permito decir unas palabras: Él fue mi profesor en la facultad de Derecho y durante años lo admiré por sus logros academicos y profesionales. Sin embargo, su actitud beligerante, ofensiva y abiertamente intolerante con la oposición y con la prensa, me han decepcionado profundamente y además han destruido su prestigio de tal modo que, del ilustre catedrático y decano del Colegio de Abogados de Lima (CAL), sólo quedan escombros.

 


Para graficar esto, nada mejor que recordar la escena de la sentencia en la notable película "El juicio de Núremberg" (1961), en la que Spencer Tracy, interpretando al juez Dan Heywood, expresa los considerandos del tribunal durante el juicio a cuatro abogados que avalaron las políticas de esterilización durante la Alemania nazi. Específicamente se refiere al caso del juez Ernst Janning, interpretado por Burt Lancaster, un prestigioso jurista de fama internacional que colaboró con el régimen antisemita de Hitler creyendo que era lo mejor para sacar de la ruina a su pais, el cual estaba destruido, humillado y amenazado por los países ganadores de la Gran Guerra, por el draconiano Tratado de Versalles y por la Crisis Económica Mundial de 1929. Sus motivaciones se pudieron entender, pero acabó traicionandose a si mismo al dejar que la justicia sea pisoteada por razones patrioticas. Aunque es un ejemplo ficticio, es una forma de mostrar como los hombres prominentes en sus profesiones se pueden terminar engagnando a sí mismos y defender causas alejadas del bien común.

 

Ahora Perú tiene a su primera presidente mujer, Dina Boluarte, que no es tampoco garantía de transparencia, dada su estrecha colaboración con Vladimir Cerrón y con el entonces presidente Castillo. Con las acusaciones que la persiguen no hay seguridad de que sea garantía de estabilidad, pues el apoyo que le han brindado los caviares y su docilidad a las políticas globalistas echan sombras de desconfianza sobre su flamante administración. Aun así es un alivio que ya no se encuentre en el poder el hombre que con su ridículo sombrero, su ignorancia sideral, su carencia total de escrúpulos y desprecio por las leyes, llevó al pais a una de las peores crisis políticas de su historia. Por todo eso será tristemente recordado. Mientras tanto, a mantenerse vigilantes, porque la democracia, la moral y las buenas costumbres deben ser defendidas y preservadas permanentemente.

 

P.D. Que descanse en paz Martha Hildebrandt Perez-Treviño, peruana ilustre, destacada lingüista y autora de numerosos libros, entre ellos "El habla culta" y "Peruanismos".

miércoles, 29 de junio de 2022

El catolicismo como careta: La actitud ante la Sentencia del Tribunal Supremo de EE.UU.

 


A raíz de la reciente sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos que revirtió la sentencia del caso Roe vs. Wade (1973) y Planned Parenthood vs. Casey (1992) y de las posteriores reacciones del Presidente Joe Biden y de ciertos políticos del Partido Demócrata que se presentan a sí mismos como católicos, es necesario emitir un pronunciamiento firme por parte de las autoridades de la Iglesia. Pero no existiendo nada al respecto, salvo comentarios y comunicados aislados y de escasa difusión, desde esta tribuna quiero aportar mi grano de arena. Ojo que acá no se busca juzgar a nadie, sino opinar en base a hechos perfectamente verificables.



La fe católica, por su carácter universal está destinada a toda la humanidad y tiene como objetivo dar a conocer a Cristo a todos los pueblos y culturas para formar una sola unidad como el propio Jesús ha deseado en el Evangelio de Juan, capítulo 20. Dicha unidad, si bien respeta la libertad de cada uno de sus miembros, exige coherencia y cumplimiento de la Palabra de Dios. Por algo Jesucristo nos enseña que “el que me ama guardará mi palabra” (Juan 14:23).

 


Por ello, a Jesús le repugna la doble vida. El caso más llamativo es la llamada de atención a los fariseos, quienes buscaban algo con qué involucrarlo en una violación de la ley hebrea o romana, viendo que su autoridad desvelaba la hipocresía con la que vivían, pese a ser hombres religiosos. Dios ve todo lo oculto en los corazones de los seres humanos, creyentes y no creyentes, y por eso enseña que la autenticidad en lo público y lo privado revela no sólo qué tan transparentes somos sino también qué tan consecuentes somos con la práctica de su Palabra.

 


En el caso del Tribunal Supremo de Estados Unidos, si bien no penalizó ni despenalizó el aborto, precisó que la Constitución de ese país no menciona nada del tema, sino que es potestad de los Estados regularlo, limitarlo o prohibirlo, algo que el fallo Roe vs. Wade se había atribuido como un derecho constitucional erróneamente interpretado. De ahí que no hay nada más falso que afirmar, como ciertos medios masivos de comunicación, que la Corte eliminó el “derecho a decidir”.

 

Centro provida CompassCare de Buffalo vandalizado por radicales a favor del aborto (créditos: cbn.com)

La furia de los activistas, jóvenes adoctrinados, políticos de izquierda, ONGs feministas, grupos de cabildeo abortista, artistas liberales del mundo millonario de la farándula, fue predecible y, en algunos casos se tradujo en violencia contra los centros de ayuda a la mujer embarazada o templos cristianos (más de 40 desde que se filtró el borrador de un dictamen favorable a la reversión de Roe vs. Wade). Eso demuestra que para un sector de la política estadounidense los derechos humanos sólo existen les son favorables a su agenda política e ideológica.

 


Algunos miembros del Partido Demócrata y hasta el Presidente Biden reaccionaron calificando el fallo como un retroceso y una tragedia para la vida de miles de mujeres (menos las no nacidas). Biden ahora arremete anunciando un proyecto de ley federal abortista y exigiendo una movilización electoral masiva a favor del aborto para las elecciones legislativas de noviembre, sobre todo para tapar los malos resultados de su administración. Además de eso, firmó una orden ejecutiva prohibiendo en todo Estados Unidos las terapias de conversión para homosexuales que desean salir de ese estilo de vida.

 


Lo verdaderamente trágico del testimonio de Biden no es su persistente política anti-vida y anti-familia, sino que enarbola su condición de católico para pretender justificar su postura invocando la laicidad del Estado (o de su persona). Recordemos que, a diferencia de Santo Tomás Moro, quien prefirió morir martirizado en 1535 en lugar de traicionar su conciencia católica al negarse a jurar fidelidad al Acta de Sujeción al rey Enrique VIII como cabeza de la Iglesia en Inglaterra y a su matrimonio adúltero con Ana Bolena, en pleno siglo XXI Biden promueve una política abiertamente violatoria del Quinto Mandamiento de la Ley de Dios. Encima lo secundan otros políticos como Nancy Pelosi, quien se saltó la prohibición de comulgar impuesta por el Arzobispo de San Francisco por su persistente intento de promover el aborto en todo el país, a pesar de las correcciones que se le dieron durante años.

 


Otro ejemplo de incoherencia de un político católico en Estados Unidos fue John F. Kennedy, el tan admirado político demócrata asesinado en 1963 en circunstancias nunca aclaradas. Independientemente de su apoyo al Movimiento por los derechos civiles, o sus célebres frases citadas de manera recurrente en el cine y la televisión, tuvo un comportamiento adúltero con su esposa Jackie, fue patrocinador del asesinato del presidente de Vietnam del Sur en 1963 (algo poco conocido, pero que provocó el aumento de la escalada bélica) y continuador de la política de ocultación y engaño deliberado sobre la Guerra de Vietnam (según los Papeles del Pentágono filtrados en 1971).

 

Parroquia de Owo, Nigeria, atacada en fiesta de Pentecostés (créditos: ChurchPOP.com)

Lo cierto es que, el hecho de ser católico en el mundo actual conlleva el riesgo de sufrir discriminación en una civilización cada vez más apóstata, y en la que se les trata a los seguidores de Jesucristo como ciudadanos de segunda clase. Un ejemplo de ello es la poca cobertura dada por los grandes medios masivos al sangriento atentado contra los católicos en Nigeria durante una misa por la fiesta de Pentecostés. El catolicismo es auténtico o hipócrita dependiendo de la manera como cada persona se decida a vivirlo: de forma genuina o quedando bien con Dios y con el diablo. Al final Dios tendrá la última palabra en el juicio personal, porque nadie lo engaña. Ni siquiera hombres con solideo o pectoral. De ahí lo importante que es orar por su conversión.

 


Por lo tanto, vivir la fe cristiana de manera coherente hasta el final es lo que deja frutos abundantes para la posteridad, independientemente de lo conocida o no que haya sido el alma que la practicó. La sentencia del Tribunal Supremo es una luz de esperanza para los no nacidos y para la salud emocional y espiritual de las familias norteamericanas. Eso es un ejemplo de remar a contracorriente a pesar de la oscuridad que quiere imponerse sobre un país que se construyó en base a los valores de la libertad y la fe cristiana. Sin duda, ayuda a creer en la existencia de Dios.