domingo, 23 de febrero de 2014

Por sus frutos los reconoceréis

No voy a hacer un recuentro de los trágicos acontecimientos que se desarrollan en Venezuela, ni tampoco de los síntomas de la crisis económica, social y política ni de los atropellos a los derechos humanos en que incurre el gobierno de Nicolás Maduro. Todo eso es trabajo de la prensa independiente. Lo que voy a comentar, a través de seis puntos, es la actitud del presidente llanero, pues ante lo que está pasando, uno no puede permanecer callado como los gobernantes izquierdistas de América Latina.
1) Maduro ha convertido a Venezuela en una provincia de la Cuba castrista, es decir, ha traicionado a su pueblo, convirtiéndose en un vendepatrias. De nada sirve proclamar que el destino de Venezuela lo deciden los venezolanos, si entregas sus fuerzas armadas al control de la dictadura cubana, al igual que su servicio de inteligencia y dotas de armamento a delincuentes quienes les aseguras dinero y privilegios si se mantienen leales a la "revolución". Esto último se llama crear lacayos con el pretexto de formar una "fuerza de choque de la revolución" ante una invasión estadounidense. Esto lleva al siguiente punto.
2) Estados Unidos financió golpes de Estado en varios países del mundo y historia lo prueba, especialmente durante la Guerra Fría, pues su objetivo era contener al comunismo soviético, a todas luces expansionista, totalitario, intolerante e inhumano. Basta leer el libro "El libro negro del comunismo" (2010) de Stéphane Courtois, Nicolas Werth, Jean-Louis Panné, Andrzej Paczkowski, Karel Bartosek y Jean-Louis Margolin. Es un libro que demuestra de manera contundente las atrocidades de una ideología en todo el mundo a lo largo del siglo XX (80 millones de muertos). No es necesario describirlas porque para eso es mejor revisar sus páginas o ahondar en cualquier buena biblioteca para desengañarse de la propaganda soviética que prometía el "paraíso socialista" para cualquier ingenuo que no sabía (y no sabe) nada de la vida, el esfuerzo, la honestidad y la religiosidad del ser humano. Tras el descubrimiento del shale gas, Estados Unidos se hará cada vez menos dependiente del petróleo venezolano, pero la supuesta invasión a Venezuela nunca se efectuará. Sólo existe en el fanatizado pensamiento de Maduro y de sus adláteres. Podría servir de guión para una película propagandística del régimen, como tantas que se hacen en Corea del Norte.
3) Ante la desastrosa política económica que beneficia solamente a quienes le juran fidelidad a Maduro, los que disienten están condenados a sufrir los maltratos de un régimen intolerante que usa oportunistamente los términos "patria", "libertad", "revolución", "fraternidad", "igualdad" y un largo etcétera. Sólo les queda gritar su rechazo a la violencia de los grupos parapoliciales, la ineficiencia de la gigantesca burocracia y la corrupción desenfrenada del régimen. Cuando la obcecación en las ideas políticas se pone en práctica desde el poder, se cae en la soberbia, el autoritarismo y sólo se causa daño al prójimo. Por eso, considero que Leopoldo López, el líder de la oposición que se entregó voluntariamente para responder de cargos inventados por Maduro, se ha convertido en un mártir viviente y símbolo de la resistencia pacífica de la oposición. Su figura va a crecer y le veo mayor carisma que a Henrique Capriles.
4) Llamar "fascistas" a quienes protestan pacíficamente por la situación del país y la violencia que promueve el gobierno para implantar su dictadura, es una grosera muestra de desprecio por el derecho humano a la libertad de pensamiento y de expresión, típica característica del comunismo. Aquí no cabe decir "yo soy progresista", "yo soy socialdemócrata" o "yo soy socialista". En Venezuela, no caben medias tintas, o estás con Maduro o estás contra él. La libertad es la mayor expresión de la dignidad concedida por Dios a la mayor de sus criaturas, después del derecho a la vida. El comunismo se ha encargado de suprimirla en nombre de la "revolución" para que todos queden como una masa de esclavos sin derechos y los que están en el poder vivan como jeques multimillonarios. Miren sino, a los boliburgueses. Eso se llama "robolución".
5) Venezuela está camino a convertirse en un país-cárcel, mientras los gobernantes latinoamericanos que simpatizan con Maduro y los partidos de izquierda o los organismos chavistas internacionales (llámense Unasur, Celac, Alba y me atrevería a decir OEA por el silencio cómplice de Insulza) miran al techo o silban fingiendo no enterarse de nada. Cuando las dictaduras son de derecha, se ponen a chillar como monos, demostrando así su doble moral y su hipocresía cuando se llenan la boca con las palabras "democracia", "derechos humanos", "soberanía" o "justicia social". "Quien calla, otorga", dice la máxima, y eso los delata. La cobardía gubernamental ante las atrocidades de una tiranía es condenable y la historia juzgará dicho silencio con dureza para dejarlos pésimo ante las generaciones futuras.
6) Maduro fue elegido a dedo por su amado y megalómano líder maxista-leninista-narcicista Hugo Chávez (en palabras del periodista Andrés Oppenheimer) como su sucesor mandando al diablo a la Constitución Bolivariana que establece en el segundo párrafo de su artículo 233, que tras la muerte del presidente en funciones, le sucede en el cargo el Presidente del Congreso, en este caso Diosdado Cabello. Sin embargo, Cabello tiene el control de las fuerzas armadas del país y ello lo haría más peligroso para los que reclamen democracia, libertad y respeto a los derechos humanos. A estas alturas, el inconstitucional gobernante formado por la inteligencia cubana y elegido por unas elecciones fraudulentas sería el mal menor. Esto es algo que se puede discutir porque nadie conoce el porvenir del poder político y soberano de Venezuela.
En conclusión, el país del oro negro del Caribe está viviendo la peor crisis política, social y económica de su historia creada no por una guerra externa o interna, sino por la incapacidad de su clase política, por la prepotencia y fanatismo de su poco dotado presidente, por la labor criminal de los grupos parapoliciales enviados por el gobierno a cerrarle la boca a la oposición (primero en la Asamblea Nacional y ahora en la calle), por la polarización de su pueblo y por la actuación soterrada de los servicios de inteligencia cubanos. A estas alturas, Venezuela tiene un futuro incierto y a la oposición le toca resistir heroicamente y demostrar que con la paz, la oración y nuestro apoyo desde el extranjero, no están solos y que las ideas de paz, libertad y desarrollo social son a prueba de balas. Porque Maduro debería recordar que el mal nunca es camino hacia el bien y revisar la frase de Cristo expresada en el Evangelio de Mateo 7, 15-20: "Por sus frutos los reconoceréis".

jueves, 30 de enero de 2014

Scorsese sin fuelle

Se estrenó la última película de Martin Scorsese “El lobo de Wall Street”. No voy a hablar acá de las nominaciones ni de los premios ganados por esta producción, sino que me voy a centrar en la película en sí misma. Porque muchas veces la gente dice que cuando se estrena una película de Scorsese es la mejor del año o de la “historia del cine”. Increíble cómo el fanatismo por un cineasta puede llegar a nublar el criterio y compararlo con genios como Orson Welles, Stanley Kubrick o Alfred Hitchcock. Scorsese es talentoso pero no es un genio y tiene películas excepcionales como “Toro salvaje”, “Casino” o “La edad de la inocencia”. “Buenos muchachos”, mi favorita de las que hizo merece un comentario aparte, pues tiene muchas similitudes con “El lobo de Wall Street”. La euforia producida tras el estreno y la expectativa en la noche del Oscar se disipará con el paso del tiempo, permitiendo así evaluar la película con frialdad.
Para empezar, la premisa es apasionante, pues recoge las experiencias verídicas de Jordan Belfort, un inescrupuloso corredor de bolsa que amasó una gran fortuna vendiendo “acciones de centavo” transacciones “de centavo” donde la comisión es mucho más alta que las que él ganaba en Wall Street. Así que inicia su propio negocio, capacitando a su personal para vender “bonos basura” a mecánicos, albañiles, amas de casa, pensionados, etc. Asciende económicamente, pero, a su vez fracasa en su matrimonio debido a múltiples infidelidades. Desposa a una de sus amantes (una tentadora Margot Robbie), y su adicción a la cocaína empieza a cobrarle la factura. Sus problemas no terminan allí puesto que el FBI le echa ojo a sus actividades hasta meterlo en la cárcel y acabar convertido, tras su liberación, en un conferencista de motivación en los negocios. El problema es que aún no termina de pagar los 110 millones de dólares que ganó ilegalmente.
El inevitable paralelismo de Jordan Belfort con Henry Hill de “Buenos muchachos” es inevitable, pues ambos personajes son reales, pero al mismo tiempo repelentes, amorales, infieles, inescrupulosos, arribistas, infelices y cínicos. Henry Hill, interpretado con Ray Liotta, es un tipo disconforme con su situación que busca ascender social y económicamente trabajando para la mafia ítalo americana durante 30 años de su vida hasta acabar perdiéndolo todo y protegido por el Sistema Federal de Protección de Testigos. Jordan Belfort menosprecia la condición clasemediera de sus padres contadores y de manera ilícita busca también ser rico y tener al mundo comiendo de la palma de su mano. Su ascenso y caída son muy similares a los de Henry Hill, pese a que ambos se mueven en círculos diferentes. Ambos tienen en común la poca transparencia de sus actividades, la doble vida, la comisión de delitos como sustento y los excesos que todo eso conlleva: mujeres, drogas, poder y dinero.
“El lobo de Wall Street” es una película que llama la atención por la actuación de Leonardo DiCaprio, no por su actuación, sino porque cae mucho en evidentes actitudes chirriantes propias del Tommy Lee Jones y Jim Carrey de “Batman Forever”. Y encima no se parece al verdadero Belfort. Consecuentemente, el crítico Michael Phillips de Chicago Tribune acierta haciendo un comentario que comparto y que me permito transcribir: "La cámara de Scorsese energiza todo lo que puede y en todo lo que pueda como cineasta propulsor [que es]. Pero hacia el minuto 80 el tren bala del protagonista comienza a ir en círculos como un maníaco. (...) Puntuación: ★★ (sobre 4)". Ese es justamente el principal defecto de esta película: su redundancia, más allá de sus fuertes escenas de sexo, consumo de drogas y abundante lenguaje grosero y gestos obscenos.
El propio Belfort dijo que la película no contiene momentos más fuertes que relata en su autobiografía. Todos sabemos que la literatura y el cine son artes diferentes y por eso el libro debe ser más repulsivo (no lo leí, por si acaso) pues te lleva a adentrarte mediante tu imaginación en las experiencias alucinógenas del protagonista y que trata a las mujeres como depósitos seminales. Scorsese no sólo se nutre de este libro, sino que la historia que narra tiene influencias de Bret Easton Ellis (autor de “American Psycho”), Tom Wolfe (“La hoguera de las vanidades”) y Hunter S. Thompson. Aunque es dinámico y expuesto con estilo (uso de ralentí, comentarios directos a cámara, planos congelados, como en “Buenos muchachos”), el film se siente interminable con personajes secundarios poco desarrollados, salvo excepciones (Matthew McConaughey) y un fondo musical carente de inspiración con blues rock (desde Elmore James a Johnny Lee Hooker pasando por Ricchi e Poveri y The Beach Boys).
Ricardo Bedoya dijo que “El aviador” fue una decepción y que las últimas películas de Scorsese son logradas, de alto nivel técnico y narrativo, con buenas actuaciones y puesta en escena, pero no tienen la intensidad de sus obras maestras de los años 70, 80 y 90. “El lobo de Wall Street” no es la excepción. Scorsese peca de reiterativo y tremendista en esta película y hasta “Los infiltrados” y “La invención de Hugo Cabret”, pese a no ser de sus mejores películas se sienten más interesantes y absorbentes. Para disfrutar del cine bursátil, nada mejor que ver “Wall Street” o “El poder de la codicia”, pues “Marty” parece que se desinfla por falta de nervio.

martes, 17 de diciembre de 2013

El Matrimonio es para los valientes

“El amor es ciego y el matrimonio te devuelve la vista” fue la frase que dijo un conocido sacerdote durante una misa de casamiento, provocando risas controladas por parte los familiares, amigos y asistentes a la ceremonia. Pero esa frase encierra una verdad que el tiempo, la fe y la historia la confirman. Porque hoy en día mucha gente habla comúnmente del “matri”, de la torta, del vestido de la novia, la recepción, los invitados, la iglesia a escoger, el destino de la luna de miel, etc., olvidándose que la boda dura un día, pero el matrimonio, toda la vida. En otras palabras, se mira el lado social y no lo trascendental de este sacramento.
Para cualquier persona no católica (o católica pobremente formada o no practicante), el matrimonio es un simple contrato que te da licencia para compartir cama, tener sexo, viajar junto a la mujer de tu vida y publicitar tus momentos de alegría junto a tus hijos para que los demás sepan que existes y que la envidia les corroe a quienes vean tus fotos en las redes sociales. Una vez más, se banaliza la idea del matrimonio, enfocándose en los momentos puramente románticos o familiarmente alegres. Con eso se evidencia una clara dependencia hacia la tecnología e incluso una muestra de inmadurez emocional. ¿Cómo nuestros antepasados no hacían tanto alarde de lo que les pasaba durante sus matrimonios? ¿Por qué sus matrimonios duraban más tiempo que hoy en día y hasta la muerte, la mayoría de las veces?
Muchos dirán como respuesta que la gente estaba “reprimida sexualmente”, o que los papás elegían al esposo para la hija, negándole el derecho a escoger libremente, o que la religión tenía un peso social muy considerable, o que no existía el feminismo como ideología abiertamente anti-vida y anti-matrimonio, o que las costumbres eran más sanas. Todo eso puede ser cierto, pero la verdad es que, independientemente de las causas, lo cierto es que hoy en día el ser humano está perdiendo su capacidad de adhesión hacia una sola persona hasta la muerte. El mundo de hoy, dominado por el hedonismo, la cultura de la muerte, el relativismo moral y el individualismo ha generado una sociedad enferma (moral, física y emocionalmente), incapaz de amar sin condiciones y carente de todo modelo cercano que sirva de inspiración para crear un hogar que sepa dar afecto, comprensión, comunicación, educación y sentido de la unión a los hijos. Por eso se ven matrimonios que se rompen al año o al mes de iniciarse, además de hablarse burlescamente de “matrisuicidio”.
Todas las causas mencionadas acerca de la decadencia del matrimonio han existido siempre y siguen existiendo en sociedades cristianas y no cristianas. El egoísmo y la inmadurez fomentados por las modernas ideologías y estilos de vida basados en el relajamiento de las costumbres y en su abandono de los principios y valores en los que se asienta el matrimonio, han dado como resultado la multiplicación de los divorcios, los concubinatos, los padres y madres solteros, los embarazos no deseados, los abortos, las fornicaciones, el abuso de los anticonceptivos, el incremento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), la degeneración de las costumbres y las depresiones, suicidios, las actitudes pesimistas y las frustraciones que llevan a aceptar con resignación la realidad diciendo frases tan repetidas como trilladas, como “el mundo es así”, “el tiempo cura todas las heridas”, “al menos ganaste experiencia”, “no eres el único al que le pasa esto”, "hay muchos peces en el mar", entre otras.
Lo siento, pero como dice el dicho, “mal de muchos, consuelo de tontos”. El mundo lo hicimos así los humanos (como bien se escucha en el diálogo final de la película "La misión"); el tiempo sana las heridas del cuerpo, pero las emocionales no siempre, especialmente cuando no se cuenta con los contactos ni los recursos para atender el problema desde una óptica psiquiátrica; la experiencia no se puede usar de pretexto para caer en un mal si tienes la inteligencia, la fuerza de voluntad, el criterio y el discernimiento para entender lo que es moralmente bueno, de lo que es malo. Cada uno es responsable de las consecuencias de sus decisiones y actos. Cada uno escribe su destino, y consecuentemente, su historia. Dios coloca en nuestro camino, innumerables herramientas para corregir nuestra pasada manera de vivir, como la ayuda profesional especializada, la caridad a través de todas las personas de buena voluntad, las amistades sanas, la educación íntegra y los sacramentos para recuperar la gracia perdida por nuestras rebeldías, caprichos y transgresiones productos de nuestro orgullo y falta de entrega a los demás.
Esto, aplicado al matrimonio, es indispensable recordarlo periódicamente, porque esta institución es una escuela para que el hombre y la mujer se conozcan plenamente, sin secretos, sin dobles vidas, sin caretas y sin condicionamientos. “O lo tomas o lo dejas”. Así de simple. Si bien se admite la influencia del individualismo en los sistemas legales para permitir la separación de patrimonios, ello no debilitará la naturaleza de esta institución cuyo propósito es la procreación y la educación de los hijos, sin dejar de mencionar, valga la redundancia, el aprendizaje del amor entre los cónyuges, especialmente en las épocas de dolor y prueba. Amar es el sentido de nuestra existencia y sin ello, el matrimonio es una mera conveniencia, un contrato plasmado en un papel con efectos legales o una simple tradición heredada de nuestros antepasados.
El matrimonio es la máxima expresión del compromiso que un hombre hace hacia una mujer por ser quien es. Es aquélla milenaria institución que preexiste a los Estados, monarquías, repúblicas o cualquier sistema de gobierno o ideología, y donde el hombre demuestra que es maduro, responsable, honesto, trabajador, comunicativo y afectuoso. Es el sacramento donde se abre a la vida sin ningún tipo de reparos, y en el que, con su mujer, pueden tener los hijos que deseen siguiendo el orden establecido por el Creador y recurriendo a los métodos naturales de planificación familiar. Por algo, significa etimológicamente “oficio de madre” (Matri-Monium).
El matrimonio es para los valientes, los decididos, los que quieren amar en las buenas y en las malas porque los sentimientos siempre son volubles (especialmente el romanticismo), mientras que el amor es salir de la prisión de tu ego para darte a tu esposa y a tus hijos, demostrando que Dios obra a través de ti y no porque tú lo merezcas. Así es como se cambia la realidad. Causa dolor a veces e incomprensión por parte del mundo, es verdad. Pero las personas que tomaron valientemente y con alegría esa decisión y perseveran en ella son enormemente bendecidas. El tiempo y la providencia se encargan de ello. Por algo, permanece actual la cita bíblica de Mateo 6, 33, “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura”. Concluyo recomendando la obra maestra “Amanecer” (1927) del alemán F.W. Murnau, para mí, la más romántica y hermosa representación cinematográfica del amor y la reconciliación entre los esposos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Evolución de Batman

La evolución de Batman, a lo largo de siete décadas ha sido notoria, y de acuerdo a los tiempos que le ha tocado ser adaptado. Podemos hacer un repaso de los trabajos cinematográficos y televisivos más importantes desde 1943, cuando se estrenó la serial de 15 episodios “The Batman”, en el que aparece el enmascarado interpretado por Lewis Wilson en compañía de Robin, enfrentándose a los intentos del Dr. Daka de transformar a la gente en zombis a su servicio, hasta el proyecto cinematográfico de “Batman vs. Superman” con Ben Affleck. Obviamente nadie del gran público conoce aquélla versión, pero es el antecedente más antiguo que existe en la pantalla chica, antes de ser llevado al celuloide.
Este personaje de Bob Kane es uno de los que poseen mejor desarrollo psicológico en la historia del cómic y sobre él giran temas de interés: el trauma, la venganza, la justicia, el cuestionamiento, la doble vida, la soledad, el dolor, la corrupción, entre otros. Todos estos temas han sido analizados por psicólogos, críticos de cine, teólogos, comunicadores, escritores, etc. Y eso ayuda a explicar el por qué es un personaje que gusta a gente de todas las generaciones, convirtiéndose en un clásico que hace las delicias de los niños, los comerciantes y los especialistas en marketing. Incluso se ha hecho ciertas interpretaciones para mostrarlo como un ser de cierta ambigüedad sexual, especialmente en su relación con Robin, pero cada loco con su tema. Desde la óptica estrictamente cinematográfica, el estilo de cada guionista, productor y realizador ha resaltado cada tema mencionado de acuerdo con su propio interés, que va desde el mero divertimento banal y formulista (Joel Schumacher), pasando por el cuento gótico de terror donde los villanos opacan al héroe (Tim Burton) hasta la radiografía de la sociedad y el sentido de actuar como vigilante nocturno (Christopher Nolan).
Muchos aun recuerdan con cariño al Batman guatón de Adam West y sus aventuras con el chico maravilla en la popular y colorida serie de televisión de 1966. Hoy luce bastante infantil y risible, espacialmente con la aparición en pantalla de palabras unisilábicas que remiten a los sonidos de golpes y patadas (¡bam!, ¡pow!, ¡paf!), pero tiene un innegable aire de nostalgia que nos remite a los años 40, en los que, en plena Segunda Guerra Mundial, el pueblo americano necesitaba héroes simbólicos que los alentaran a ganar la causa aliada, algo que se repitió de forma numerosa en los 60, durante la Guerra Fría, con los personajes del Universo Marvel. En el caso de Batman, el dibujante Bob Kane, trabajando en la revista Detective Comics, se inspiró en El Zorro para hacerle la competencia a Superman, de Action Comics. La diferencia sustancial de ambos superhéroes es que Batman no es un ser de otro planeta con superpoderes, sino que tiene muchos recursos, una agudísima inteligencia, un físico entrenado y una serie de artefactos de alta tecnología para convertirse en ese guardián nocturno que busca inspirar a los ciudadanos de Gotham a ser héroes para los demás.
El tiempo pasó, y la forma de pensar de las nuevas generaciones empezó a cambiar, condicionada por los acontecimientos que se produjeron a posteriori: fin de la guerra fría, terrorismo global, decadencia moral de occidente, corrupción policial, anarquía, etc. Eso, naturalmente, se reflejó en el cine, la televisión, los videojuegos y el merchandising. El superhéroe se volvió más oscuro, más serio, más atemorizador. Ello lo reflejó Tim Burton en su película de 1989 “Batman”, a la cual incorporó su estilo extravagante y elegante a la vez, generando largas colas en la taquilla y un merecido Oscar para Danny Elfman por la excelente partitura. En 1992 dispuso de mayor libertad y se acercó más al terror con “Batman returns” olvidándose conscientemente de desarrollar al personaje y presentar su verdadero objeto de interés: los villanos (memorables Jack Nicholson, de la anterior película, Danny DeVito y Michelle Pfeiffer). Joel Schumacher, conservando el estilo oscuro de Burton, lo combinó con luces de neón, personajes extravagantes sacados de un mardi gras, y villanos chirriantes y disforzados que mostraron el descenso y casi muerte cinematográfica del superhéroe, pese a los buenos resultados en taquilla. Para muestra, un botón: George Clooney se arrepintió de interpretar a Bruce Wayne en “Batmen & Robin” (1998) y admitió que su Batman era gay. Esto último es parte de la personalidad de Schumacher y, siendo sincero, Clooney se interpreta más a sí mismo que al multimillonario filántropo de día y vigilante ilegal de noche.
Tuvieron que pasar siete años para que el borrón y cuenta nueva se concretara con “Batman begins” (1995) a cargo del británico Christopher Nolan, quien se encargó de darle un estilo oscuro, trágico, realista, moderno, y de mayor profundidad a la historia del enmascarado. La reinvención funcionó y dio origen a una trilogía que abarca treinta años de desarrollo del personaje, su entrenamiento, sus motivaciones, sus frustraciones, sus combates, sus miedos, de tal forma que la identificación por parte del público se da, independientemente de lo inverosímil de algunas secuencias. Ello es reforzado con un excelente reparto y personajes de buen bosquejo que le dan mayor calado humano a la historia narrada en cada película. “Batman begins” muestra los orígenes del superhéroe, el asesinato de sus padres, su evolución y su primer enfrentamiento con la Liga de las Sombras, la sociedad secreta que lo entrenó. “The dark knight” (probablemente la mejor de la trilogía) narra los resultados de las acciones de Batman un año después y las tragedias que vive tras la aparición del Guasón, en sus intentos de llevar a la anarquía a Gotham (Heath Ledger entró en la historia del cine con su magistral caracterización de este villano, logrando lo imposible: superar a Jack Nicholson). “The dark knight rises” cierra exitosamente la trilogía mostrando a un Bruce Wayne en su lado más frágil y víctima de la edad, el dolor emocional por la pérdida de su novia hace ocho años, la mentira del héroe Harvey “Dos caras” Dent, el noble fiscal de distrito muerto tras ser convertido en un loco y un asesino y la reaparición de la Liga, encabezada por el terrible Bane, que busca ajustar cuentas con Wayne y “restablecer el equilibrio de la civilización”, un claro ejemplo de extremismo que hace alusión a Al-Qaeda. Esta última entrega fusiona personajes y situaciones de los cómics El regreso del Señor de la Noche, La caída del Murciélago y Tierra de nadie, de tal forma que Nolan concluye su trilogía sin posibilidad de ofrecer un final abierto que sólo busque satisfacer los bolsillos de los productores de Hollywood.
Por ello, el proyecto de Superman vs. Batman es otra reinvención de la exitosa franquicia iniciada en los años 40, y pese a que cuenta con un actor mediocre como Ben Affleck, el público escogió a Christian Bale como el mejor Batman de la historia, tras haber terminado de trabajar con Nolan. Ya tiene un Oscar ganado como actor secundario e hizo bien en no aceptar interpretar por cuarta vez a Bruce Wayne, para no caer en el encasillamiento, pese al ofrecimiento de 50 millones de dólares. La calidad y el talento debe prevalecer sobre el interés puramente monetario. Ahora es trabajo de los marketeros convencer a los fans del caballero de la noche de que Ben Affleck convencerá, pero, personalmente como buen fan de este personaje, no me trago el cuento.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Bienvenido al club de los perseguidos

El jueves 21 de noviembre se estrenó únicamente en dos salas UVK de la capital el documental de Alex Gibney "Robamos secretos: la historia de Wikileaks" ("We Steal Secrets: The Story of WikiLeaks") que trata del controvertido programador, periodista, hacker y activista de Internet de origen australiano Julian Assange y su principal informante, el soldado estadounidense Bradley Manning en la difusión de abundantes documentos clasificados del gobierno de Estados Unidos a través del portal web Wikileaks. Sus miembros la describen como una organización mundial, fundada por periodistas, matemáticos, científicos y tecnólogos de empresas start-up. Todo lo que ha significado WikiLeaks está en el inicio de la primera publicación de documentos secretos. Empezó sus actividades en julio de 2007, meses después de que lanzara su sitio web. Aunque desde tal fecha a la actualidad ha revelado millones de documentos clasificados, ha podido sobrevivir en el tiempo. Fue el 25 de julio de 2010 que esta organización publicó documentos relacionados con la Guerra de Afganistán iniciada en 2001. Los medios elegidos fueron The Guardian, The New York Times y Der Spiegel. En total se hicieron públicos unos 92.000 documentos en aquel momento. Assange, ahora asilado en la embajada de Ecuador en Reino Unido, logró acumular hasta 1,2 millones de documentos, donde se revela los comportamientos no éticos de los países que considera totalitarios.
Debido a la polémica que despiertan las acciones de Assange, no llama la atención que la orden de captura internacional en su contra por haber cometido agresión sexual contra dos mujeres suecas sea sólo un pretexto para ser extraditado a Estados Unidos, cuyo gobierno no le perdona haberlo “calateado” al retirar la tapa de buzón que muestra a las ratas huyendo de la luz (de acuerdo con sus propias palabras). Por delitos mayores, gobiernos ideológicamente antagónicos se negaron a conceder extradiciones a lo largo de la historia (el caso más notorio es el del nazi Josef Mengele). Este tema captó el interés de cineastas como el documentalista Alex Gibney, ganador del Oscar en 2007, por “Taxi to the dark side”. Es así como nace (“Robamos secretos…”), un documental que muestra la otra de cara del personaje que muchos consideran un paladín de la libertad de expresión y que ya ha generado polémica pues los defensores de Assange aseguran que esta película es parte de una campaña para desacreditarlo. Esto obviamente ha sido negado por Gibney, quien ha defendido su obra, y al intentar acercarse a Assange vio que no se trataba de la figura idílica que muchos veían.
Gibney intentó conseguir una entrevista con Assange. “Accedió a que lo entrevistara pero solo por 10 minutos y con eso no podía hacer nada. A él no le gustó mi postura inicial, que era hacer la película contara o no con su apoyo. Es una posición antipática pero no estaba dispuesto a hacer un trato con él”, comenta antes de señalar que Julian Assange pidió un millón de dólares para hablar. Alex Gibney, que nunca ha pagado por una colaboración de este tipo, no estaba dispuesto a ceder para realizar este filme y se topó con una propuesta aún más inquietante. “Vino con una idea que me pareció ofensiva. Me dijo: ´¿Qué te parece si espías para mí y me cuentas todo lo que te dijeron las personas que entrevistaste? Quiero saber lo que dijeron de mí’. Yo me negué: ´No, no puedo hacer eso, no trabajo para ti´. Assange me respondió: ´Yo tampoco trabajo para ti´”, siendo este el punto final de las negociaciones. Por supuesto los ‘Assangistas’ han negado las afirmaciones de Gibney, quien no se conformó con la negativa y recurrió a otros cineastas que sí tuvieron acceso a Assange para contar con material para contar la historia. “Robamos secretos…” ha recibido el respaldo de un sector de la crítica estadounidense que no han dudado en verla como una obra más valiosa que la recientemente estrenada ficción “El quinto poder” (protagonizada por Benedict Cumberbatch y próxima a estrenarse en Lima), que no ha contado con el respaldo del público ni de la crítica.
Acertadamente, el documental señala que es una ironía que el gobierno ecuatoriano de Rafael Correa le haya concedido el asilo político a Assange, cuando aquél mantiene encarcelados a cientos de periodistas disidentes y cerrados muchos medios de comunicación independientes, además de crear el ideologizado delito del “Linchamiento mediático” para perseguir opositores. Todos conocemos la simpatía de Correa por el chavismo antiamericano y eso explica la decisión de otorgarle al australiano el asilo, contradiciéndose abiertamente cuando el propio Correa le dice a Assange la frase que da título a la presente columna.
Todo esto nos lleva a hacernos varias preguntas: ¿Assange es un idealista que lucha por un mundo sin secretos o es un egocéntrico que busca el destape como una forma de recibir atención? ¿Su lucha por la transparencia gubernamental tiene sesgo ideológico? ¿Por qué no permite la revelación del origen de los fondos donados que su organización recibe? ¿El presentarse como un David informático peleando contra un Goliat gubernamental lo convierte necesariamente en un paladín de la lucha por la libertad de expresión? Algo que sí podemos decir, es que Assange no podrá nunca filtrar los secretos de la mente de cada persona que está detrás del poder político o empresarial. No contamos con la tecnología usada en la interesante cinta de Christopher Nolan "El origen" (Inception). Tampoco puede meter sus dispositivos en la intimidad de dichas personas, pues constituyen violaciones evidentes del derecho a la intimidad y a la reserva de las comunicaciones, protegidos por tratados internacionales y por nuestra Constitución. Siempre será un hombre polémico, al igual que Daniel Ellsberg, el difusor de los célebres Papeles del Pentágono.
Siempre existirán los secretos y por más que los futuros Assange quieran destaparlos, muchos no llegarán a conocerse hasta el día del juicio. Por eso, si bien la verdad y la transparencia son fundamentales en la lucha por la democracia y contra la corrupción y las injusticias gubernamentales y corporativas, tampoco podemos ver lo que Dios sí ve: “…y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mateo 6, 4.6). Así que si se van a revelar secretos, que sean con intenciones rectas buscando lo justo para todos y no el provecho personal. Será por eso que esta cita bíblica es idónea para examinar nuestra conciencia en estos casos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.” (Mateo 6, 1).

domingo, 17 de noviembre de 2013

Nos mueve la vida

Hace una semana concluyó exitosamente el VI Congreso Internacional Provida en la ciudad de Guayaquil, Ecuador. Fue un evento que reunió a más de 20 expositores ecuatorianos y extranjeros de alta preparación en las diferentes especialidades que fueron presentadas como parte de la defense de la vida: medicina, comunicaciones, derecho, psicología, religión, administración, economía, entre otras. Todas ellas tienen mucha relación con la bioética, probablemente la especialidad de mayor lucimiento en este importante evento.
Lima fue sede del II Congreso Internacional en el año 2005, el cual tuvo lugar en el Hotel Sheraton. Ocho años después de dicho evento, puedo decir sin temor a equivocarme, que la evolución de estos encuentros ha sido positiva y favorable para dar la oportunidad de la palabra a profesionales experimentados y de primer nivel y a jóvenes, cuya manifiesta convicción de defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, encuentra su tribuna en un acontecimiento como éste. Recordemos que los no nacidos necesitan voces de quienes trabajan por su defensa en todos los campos de saber sin limitarse a que la Iglesia Católica predique sobre el Quinto Mandamiento.
Lo más sorprendente fue el contemplar a muchos jóvenes voluntarios en la organización de este Congreso, cuyos ideales de paz, caridad y mejora de la sociedad, los empujaron a participar brindando información a los asistentes, publicidad de asociaciones y escritos, asistencia informática y acompañamiento espiritual (había una capilla con el Santísimo expuesto y jóvenes orando por el desarrollo del evento). Definitivamente, los jóvenes buscan arriesgarse por algo que valga la pena, quieren cambiar el mundo, no se conforman con su situación. Y ésta es una escelente muestra de eso.
Ante los avances de la "Cultura de la muerte" que busca imponerse con la complicidad de organismos internacionales y cabildeos de presión (lobbys) portadores de un pensamiento ideológico racista, eugenésico, estatista, intolerante y anticristiano, sus representantes han logrado influir en los ordenamientos legales, medios de comunicación y sistemas sanitarios de varios países de Europa, con el fin de provocar una reingeniería social y cultural que desemboque en la anarquía de las masas y el control de los recursos naturales de los países pobres, por parte de grupos económicamente poderosos. Los casos más notorios son España y Holanda, cuyas leyes y medios de comunicación favorecen la difusión de comportamientos nihilistas alejados de Dios. Como resultado de ello, tenemos invierno demográfico, multiplicación de rupturas matrimoniales, abortos, eutanasia, depresión económica... En otras palabras, se genera un efecto dominó sobre varios ámbitos de la vida social de las personas, de tal modo que se produce el progresivo declive de la civilización.
El espacio de esta columna es limitado, al igual que el tiempo, para poder profundizar en las causas de este fenómeno, sus representantes y sus objetivos, pero como dice la escritura "Por sus frutos los conocerán". Puedo testimoniar por el Curso por la Verdad y la Vida que recibí en Ceprofarena y por este Congreso Internacional que el mundo se encuentra en una guerra espiritual que sólo se puede ganar actuando y orando. Una civilización se derrumba y desaparece hasta quedar en los textos de Historia por efecto de la relajación de las costumbres y el permisivismo propio de comportamientos egoístas. No hace falta mencionar los ejemplos porque para eso están las bibliotecas y las páginas web sobre historia que ayudarán a cualquiera que lea este blog a entender mis palabras. En cada uno está la decisión y la voluntad de conocer la verdad y luchar por ella.
La vida humana, en todas sus etapas es única, irrepetible y valiosa y sin su debido reconocimiento en cada una de ellas los demás derechos pierden su razón de ser y el Derecho se contradice a sí mismo y sus principios caerían en un completo sinsentido. Por algo, iniciativas valiosas, como el mencionado Congreso, aportaron conocimientos y herramientas para la defensa de la vida, sin limitarse al ámbito religioso. "La ciencia, mientras más se desarrolla, confirma la fe" es la frase atribuida a Pío XII y por ello, fe y razón no tienen por qué chocar entre ellas. Ambos son dones que explican lo que cada una puede explicar. Es como pretender medir una habitación con un termómetro. Éste y la wincha son instrumentos necesarios y útiles, pero cada uno para su propio campo del saber.
Todas las ramas que desfilaron por al auditorio del Centro de Convenciones de Guayaquil presentaron evidencias científicas, familiares, psicológicas, jurídicas, médicas, políticas y espirituales, estadísticas y argumentos que auyudan a adquirir una formación eficaz para concretar en universidades, colegios, hospitales, parroquias, asociaciones, entre otros ámbitos, a fin de detener el avance de la cultura de la muerte y crear conciencia de que sin el más fundamental de los derechos, reconocido por numerosos instrumentos internacionales y domésticos, la civilización se traiciona y destruye a sí misma. Por eso, el Congreso se mostró empeñado en defender también la familia y el matrimonio, desbaratando tesis que buscan su redefinición de acuerdo con los dogmas de la ideología de género, absurda y destructiva por naturaleza.
El título de la presente columna alude a la musicalización del eslógan del Congreso, cuyo intérprete, el cantante ecuatoriano Daniel Betancourth fue el encargado de poner color y ritmo al evento, invitando así a motivar a quienes participamos de él y buscamos un mundo donde cada vida sea respetada y se le dé la oportunidad de desarrollarse y aportar muchos beneficios a la humanidad.

lunes, 4 de noviembre de 2013

¡Desagravien a Camet!

El jueves por la mañana falleció a los 86 años, Jorge Camet Dickmann, ex ministro de Economía y Finanzas entre 1993 y 1997, y uno de los artífices del desarrollo y la estabilidad económica que hoy Perú goza. Nada de lo que podamos decir sobre él cubrirá con suficiente diligencia la deuda que le tenemos los peruanos. Lo usual sería hacer un relato de sus aportes y su calidad como ser humano. Lamentablemente, ese mezquino odio contra Fujimori, generado por el gobierno de Alejandro Toledo, ha hecho polvo la capacidad de expresar algo positivo sin caer en las iras y revuelos que ello ocasionaría. Si el fujimorismo fue censura, el toledismo exige la autocensura de cualquier aspecto positivo de los noventa, seas o no fujimorista. Intolerancia surgida del odio político y no en la búsqueda de la verdad.
Camet, junto a un puñado de notables peruanos (Hernando de Soto, Juan Carlos Hurtado Miller, Carlos Boloña, Julio Velarde y Roberto Abusada, principalmente), brindaron las ideas y produjeron los cambios que le han permitido al Perú pasar de la categoría de país “inviable” a “milagro” en tan sólo 20 años. Fue, además, el último reformista en lo económico. Dejó la presidencia de su empresa constructora en abril de 1992, para asumir, en el gobierno de Alberto Fujimori, la cartera de Industria. Allí permaneció hasta enero de 1993, fecha en que reemplazó al doctor Carlos Boloña Behr en el Ministerio de Economía y Finanzas. Fue ministro de dicha cartera hasta junio de 1998, una de las gestiones más longevas en la historia ministerial peruana reciente, lo que prueba su muñeca para manejar las imprescindibles reformas económicas para sacer al país de foso en el que nos hundió el velasquismo y el primer gobierno de Alan García.
Tras la caída de régimen de Fujimori (1990-2000), fue acusado constitucionalmente por el Congreso por emitir un decreto que permitió evasión de impuestos (mayo de 2003). Luego se le volvió a inhabilitar por diez años, tras haberlo acusado de facilitar la compra irregular de repuestos para helicópteros y camiones por un valor cercano a los 7.5 millones de dólares. El 12 de septiembre de 2003, la Corte Suprema ordenó la detención de Camet por los delitos de asociación ilícita para delinquir, colusión ilegal, peculado, malversación de fondos y falsedad ideológica. Después de un largo proceso judicial, en setiembre de 2011, Camet fue condenado, junto con otros ex ministros fujimoristas, a cuatro años de prisión suspendida y al pago de una reparación civil de 50 millones de soles. Todos los acusados rechazaron los cargos, pero dicha sentencia fue anulada por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema en mayo de 2012; al mismo tiempo, ésta ordenó la iniciación de un nuevo proceso al ex ministro por el caso de la compra de aviones a Bielorrusia durante el régimen fujimorista.
Me permito transcribir un extracto de la columna "Camet (o el sadismo con un anciano)" del periodista Aldo Mariátegui de fecha 1 de noviembre de 2013, la cual refleja de manera franca y directa la indignación popular por el politizado y cruel acoso contra el ex ministro: Que te pases de los 76 a los 86 años con constantes arrestos y paseándote por el PJ –donde 13 meses atrás una aparatosa caída por las escaleras le rompió el cráneo y le hospitalizó hasta su deceso– para que recién al fin de tus días te absuelvan de un cargo, que a simple vista era manifiestamente absurdo, solo demuestra lo enfermo que puede llegar a ser nuestro país, la insensibilidad de nuestra justicia y lo repugnantemente retorcida que es nuestra repulsiva izquierda local, que al final de cuentas es un monstruo histérico (como diría Jiménez) de cuerpo de cerdo, cabeza de buitre y colmillos de vampiro. Hay que escuchar cómo santifican a sus muertos cuando, precisamente, de estos partieron acosos judiciales incesantes, como los que martirizaron a Alberto Bustamante, José Dellepiane, el general Chacón y Camet. Incluso, por la izquierda se hicieron atrocidades legales, como cambiar la norma para que el delito de peculado alcance a quienes no eran funcionarios públicos, algo que en ninguna parte del mundo se acepta. Bueno, aquí también se revocan indultos presidenciales, se anulan vacancias ediles o te notifican fallos posteriores con fechas anteriores. ¡Qué justicia!
Víctima de odios ideológicos y de un proceso que en ningún país civilizado podría llamarse "judicial", como bien lo calificó Ivan Slocovich, se la pasó enjuiciado más de 12 años, varios de ellos bajo arresto domiciliario. Por indicios que luego fueron desvirtuados uno a uno, perdió su libertad. Hoy ninguno de los fiscales, jueces y procuradores de por ahí que vieron su caso, ni los rencorosos instigadores escondidos tras el anonimato de las redes sociales, dicen una sola palabra al respecto. Ni pío. Por lo menos, Camet tuvo la satisfacción de enterarse de que había sido absuelto y de recibir un oportuno homenaje de la Confiep, cuando le entregó la Medalla al Mérito Empresarial, máxima condecoración de esta importante institución. El fujimorismo tuvo muchos desaciertos y excesos, punibles en su gran medida; por ello, parte importante de los responsables purgan condena, partiendo por el exmandatario. No obstante, ello no puede seguir sirviendo como pretexto para ignorar las cosas buenas que también se dieron en dicho período, partiendo por el ambiente económico que hoy disfrutamos. Son héroes anónimos. Algún día, alguien escribirá la obra que ponga a estos peruanos en el lugar que se merecen (Camet entre ellos), porque hay que ser francos: se la jugaron por su país, quebtado y destruido por aquél entonces. Porque cuando hay perspectiva del tiempo se puede hablar de historia como disciplina, y, al mismo tiempo, objetividad.