jueves, 3 de octubre de 2013

El delito como "derecho"

Contradictorio el titulo ¿verdad? Sin embargo vemos casi todos los días en cualquier parte del mundo actos abiertamente contrarios a la moral básica de los hombres por razones ideológicas, políticas, religiosas, etc. y que al ser considerados como delitos constituyen muestras palpables de la irracionalidad en el Derecho. Tenemos como ejemplo la mutilación genital femenina de las niñas en Sudan; lapidaciones en Irán por adulterio; pena capital por beber alcohol, hablar por ceñular o no llorar durante los 100 días posteriores al fallecimiento de Kim Yong Il en Corea del Norte, entre otros casos.
La palabra delito deriva del verbo latino delinquere, que significa abandonar, apartarse del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. Alguna vez, especialmente en la tradición, se intentó establecer a través del concepto del Derecho natural, creando por tanto el delito natural. Hoy esa acepción se ha dejado de lado, y se acepta más una reducción a ciertos tipos de comportamiento que una sociedad, en un determinado momento, decide castigar. Así se pretende liberar de paradojas y diferencias culturales que dificultan una definición universal. A pesar de ello, la doctrina siempre ha reprochado al legislador pidiéndole que debe siempre abstenerse de introducir definiciones en los códigos penales, pues es trabajo de la dogmática.
La columna editorial del diario El Comercio del miércoles 2 de octubre muestra un caso realmente sui géneris: el reclamo de los mineros ilegales al gobierno para que les deje proseguir con la depredación de los bosques y los consiguientes delitos que esta actividad conlleva. El alcalde de Madre de Dios, en una clara muestra de cinismo justifica esta protesta diciendo que no se pueden dedicar a otra cosa porque son mineros. Es como decir que un campesino no debe dejar de sembrar hoja de coca porque es campesino. Es trabajo del gobierno central demostrar que tiene los pantalones bien ajustados para aplicar el principio de autoridad como en cualquier país con mínimo grado de personalidad. Las pruebas de los perniciosos efectos de dicha actividad sobran y no es necesario ser superdotado para reconocer eso.
El "derecho a delinquir" sería un magnífico tema para un doctorado en Derecho, tanto desde una óptica deontológica como de bioética. Por qué se argumentan razones o pretextos para legitimar delitos (desde el plano moral) por parte de los grupos de poder con el fin de conservar diferentes clases de intereses. La defensa maquiavélica de dichos intereses desde el punto de vista legal carece, consecuentemente, de una base axiológica que permita discernir lo que está bien de lo que no no está. Al final se genera un relativismo práctico recogido en el sistema normativo que lleva a la inutilidad del sistema punitivo y su propósito de disuadir a quienes pretenden delinquir, incluso si se restituyese la pena capital.
Pero de todos los delitos que quieren ser impuestos como "derecho", el más abominable de todos es el aborto. Se podrán invocar causales como peligro para la vida de la madre, que el feto nazca con deformaciones, entre otras, como existen algunas legislaciones, e incluso por cualquier causa, como en la España de Rodríguez Zapatero. Lo cierto es que los lobbys anti-vida, movidos por grupos de poder económico e ideológico que buscan dominar el mundo, disfrazan con esas causales una agenda racista y eugenésica que muy poca gente conoce. De ahí que dichos disfraces resulten convincentes y hasta humanitarios para personas poco formadas, ingenuas, egoístas y carentes de sentido común. Eso nos lleva a sostener que la causa de este falso derecho es la carencia de un adecuado sistema educativo que llegue a las mayorías que no pueden acceder a los colegios privados. De nada sirve pregonar sobre democracia, derechos humanos, libertad e igualdad si no se cuenta con voluntad política para reformar el sistema, expectorar malos elementos que buscan proteger sus privilegios "marxisto-oligarcas" y consolidar la meritocracia como estímulo para crecer tanto en intelecto como en valores. Condenar a generaciones enteras de peruanos a la ignorancia y ver reducidas sus expectativas de crecimiento es un delito moral ante el cual se requiere de un decidido plan de acción que piense en el país.
Ahora bien, como bien se diría en la sobremesa, la educación en valores se inculca desde la cuna, una tarea difícil, teniendo en cuenta cómo la ideología de género busca producir una reingeniería social que desplace a la familia como educadora del individuo sustituyéndola por el Estado, generando así el adoctrinamiento ideológico; eterna tentación para las dictaduras (y también para falsas democracias) con vocación totalitaria. Mientras los valores morales y la familia no sean defendidos y promovidos en la educación pública y privada por parte de ciudadanos comprometidos y con firme vocación por lo justo y lo recto, las masas seguirán siendo manejadas cual títeres por los oscuros intereses nacionales e internacionales que falsamente se preocupan por el bienestar de los pueblos.
Bien dice el personaje de James Stewart en la película "Mr. Smith goes to Washington" de Frank Capra (traducida aquí como "Caballero sin espada") que las causas perdidas son las únicas que valen la pena defender y hasta entregar la vida.

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